Capítulo 3: Recapacita.

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Aquella mirada azulada observaba a Helena de pies a cabeza como si la estuviera escaneando también
—No sé por qué me tomo la molestia de calcular su nivel de poder, cuando es mas que obvio que es completamente nulo — agregó desinteresado dirigiendo su vista hacía mi—¿De qué manera esta debilucha nos ayudará?—. Cuestionó jocosamente, como si pensará que era un juego cuando decía que Helena era mi única esperanza, solamente ella era mi última carta a jugar, si no me servía ya estaría pérdida.

Helena se acercó de mala gana hacia diecisiete posando ambas manos sobre sus caderas —¿A quien le haz dicho debilucha?— preguntó con mucho disgusto posandose frente a él.

Caminé tras ella y la puse detrás de mí al momento de notar un destello de maldad en los ojos de diecisiete acompañado de una sonrisa bastante siniestra.
—Si, diecisiete, es ella quien nos ayudará.

—¡Oye, kila. Puedo defenderme sola de este tipejo de hoja lata!— Me reprochó enojada poniéndose nuevamente frente a él.

—Adelante, te veo intentando hacer algo al respecto— le dio una mirada atemorizante y avanzó unos cuantos pasos quedando muy cerca de Helena, ella por instinto retrocedió pegando su espalda de mi, pude sentir temblores provenir de su cuerpo. Frunciendo el ceño me puse en frente de nuevo esta vez estando yo completamente cerca de diecisiete, comencé a sentirme totalmente pequeña frente a él, mi cabeza apenas llegaba un poco más abajo de su pecho, su intensa mirada azul me veía a los ojos y yo no hacía más que retarlo con la mirada luchando por mantenersela.

Sus ojos se iban tornando mas y mas fríos comenzando a intimidarme, pero por nada del mundo le bajaría la mirada, no ahora —Las quemaditas podrían quedar para después, ¿No?— dijo diecisiete con una sonrisa burlona grabada en sus labios.

Paso a mi lado y al instante de terminar con la guerrilla de miradas solté un suspiro largo, me di la vuelta con Helena Mi lado
—¿Cuál es tu idea, Helena?—
Pregunté.

—U-ustedes solo síganme— titubeó, sin más se adelantó hasta acceder a su vivienda y nos indicó con su manos que la siguiéramos. Al entrar andábamos tras Helena que sin mirar hacia atrás iba a un paso algo acelerado, miré a un lado notando al Androide paseando su vista por toda la casa a paso de vencedor, al llegar al comedor, sobre este estaban algunos útiles escolares de Helena dispersos por toda la mesa, su laptop estaba puesta también reproduciendo una melodía de piano.

Ella tomó asiento sobre una de las sillas combidandonos a imitar su acto, durante algunos minutos Helena se dedicó solamente a clavar su vista en la pantalla del ordenador tecleando a rápida velocidad, estaba aburriendome hasta el punto de comenzar a tener sueño, repose mi mentón sobre las palmas de mis manos, mis ojos amenazaban con cerrarse y ya me encontraba cabeceando; por otro lado, diecisiete la observaba con detenimiento esperando alguna señal que indicara quizás una  noticia positiva.

—¿Que tanto teclea, siquiera sabe que hacer?— cuestionó diecisiete con aburrimiento recargando su peso en el espaldar de la silla.

—Ella sabe lo que hace, solo espera sin interrumpir— Respondí de la misma Bostezando de sueño.

Helena comenzó a teclear más rápido de lo habitual mientras entornaba sus ojos
—¡Síganme!— Exclamó llamando nuestra atención, se levantó de la silla de golpe corriendo con la laptop en manos hasta salir por la puerta trasera, diecisiete y yo la seguimos, por lo que veía ambos realmente esperábamos que Helena pudiera solucionar este acontecimiento para nada grato. Al llegar al jardín de atrás observamos atentamente como la castaña colocaba el computador sobre una silla de mimbre en medio del pasto, tecleo un par de veces más  De forma rápida y al instante aparato comenzó a emitir un pitido bastante molesto para la audición.

Mundos Paralelos...N°17.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora