ᴍɪ ɴᴀᴄɪᴏɴ / ɴᴀꜱʜᴜʀi

7

Lo que rompió la burbuja de ambos fue exactamente un pequeño punto rojo que se colocó en el pecho del rey. Seguido de este otros que se ubicaron en todo su cuerpo a lo que la princesa rápidamente se colocó por delante a Namor.

¿Qué estaba pasando?

— Qué fácil fue con su ayuda, princesa. La CIA esta agradecida por su colaboración — habló la directora de la CIA. Valentina Allegra de Fontaine.

— ¿Tú ayuda? — preguntó Namor con confusión — ¿Tú hiciste esto? — Shuri negó repetidas veces.

— Claro que lo hizo. Ella ni siquiera se percató que habían espías tras ella — se burló la directora a lo que Namor frunció el ceño y observo furioso a Shuri.

— Tienes que irte ahora — ordenó la princesa mientras hombres armados aparecían por todos lados — Namor — el rey hizo caso omiso y tomó su lanza.

— No escucharé a una traidora. ¿Quien quiere ser el primero? — preguntó a lo que inmediatamente todos los hombres se aproximaron a ambos.

— No mates a nadie — el rey se mofó de las palabras de la princesa.

Eran aproximadamente veinte hombres contra ellos dos.

La princesa se colocó su casco rápidamente para luego abalanzarse al combate igual que Namor. El rey rápidamente golpeó y lanzó a algunos de los hombres. Los disparos iban de un lado a otro, pero ambos eran muy ágiles y los esquivaban con rapidez. La princesa por otro lado golpeó y derribo a sus contrincantes para luego destruir las armas que portaban con sus manos y garras. Fue entonces cuando ya no había nadie más a quien derribar. Solo quedó la directora quien aplaudió lentamente al espectáculo que habian dado ambos.

— Qué gran potencial tienen ambos, pero es una pena que tengan que terminar con eso. Princesa Shuri y Tarzan quedan arrestados. Colaboren conmigo y evitemos más problemas — se burló mientras sacaba esposas de sus bolsillos a lo que Shuri negó.

— Usted se encuentra en una nación ajena, directora. Esta muy lejos de casa — habló con seriedad para luego desactivar su casco — Esto no es Estados Unidos. Usted no tiene autoridad aquí — aclaró la princesa.

— Ella tiene razón. No creo que desee una guerra con mi nación — amenazó el rey a lo que la mujer levantó una ceja dudando de sus palabras.

— ¿Disculpa? — preguntó con indignación — ¿Quien te crees que eres? — el rey sonrió burlón.

— Mi gente me llama Kukulcán, pero mis enemigos me llaman Namor. Ser mi enemiga no le combine, directora y más le vale no hablar de mi con su gente porque no dude en que iré por usted y por todo aquel que se atreva a desafiarme — amenazó nuevamente mientras se acercaba a la directora imponente.

— ¿Crees que te temo? He visto tantas cosas. Supersoldados, asesinos, hombres verdes, locos millonarios y muchos más. No le temo a nada ni a nadie — dijo mientras encaraba a Namor.

— Yo no soy como ellos, directora. Yo destruiré todo y a todos los que se interpongan en mi camino. Su nación no será nada contra la mía. No arriesgue cientos de vidas inocentes y sea consiente de a quien desea desafiar — la directora desvío su mirada y pensó por un par de segundos.

— Esta bien. Espero y perdonen este pequeño inconveniente, majestades — se disculpó mientras pateaba a uno de los hombres en el suelo a lo que este se quejo — Nos retiramos, muchachos. ¡Arriba! — ordenó a lo que los hombres obedecieron quejándose por el dolor.

Una vez que todos se levantaron se dispusieron a retirarse dejando solos al rey y la princesa.

— Sucia traidora — escupió el rey para luego ingresar por la entrada a Talokan dejando sola a la princesa quien se retiró del lugar luego de que este la dejase sola.

¿Realmente ella lo había traicionado?

Tal vez y después de todo Namor había cometido un gran error en relacionarse con la princesa.
La culpa quedó demasiado pequeña al lado de la irá que portaba el rey quien al entrar a Talokan ordenó la destrucción de aquella entrada.
Su pueblo se encontraba confundido y  Namora no se atrevió a preguntar ni una sola cosa. Simplemente acató la orden del rey y destruyó la entrada.

El rey ordenó que aumentarán los guardias y se excuso con el hecho de que nunca se sabía que podría llegar a suceder. Namora no sabía nada de lo que había sucedido, ya que en el reino submarino no se había escuchado nada del incidente y por otro lado Namor no quería colaborar con información.
El rey se mostró impaciente y de muy mal humor a lo que muchos evitaron todo contacto con dicho y simplemente obedecieron sus órdenes.

Namor se encontraba sentado en su trono divagando en sus pensamientos.

— ¿Seguirás así? — le preguntó Namora interrumpiendo al rey a lo que este soltó un suspiro irritado.

— Namora por favor déjame solo — su prima negó — Verdaderamente no estoy para aguantar que me lleves la contraria, Namora — dijo mientras se llevaba las manos al cabello y tiraba de este hacia atrás.

— ¿Pero que es lo que te pasa, Namor? — Namor negó — ¿No piensas decirme? — el rey volvió a negar.

— Obedece y retírate, Namora — ordenó a lo que su prima frunció en ceño y se retiró.

El rey tomó su penacho y se lo colocó para luego soltar un largo suspiro. Le dolía tanto el pensar que la princesa se había atrevido a traicionarlo. Se sentía estúpido por haber creído que algo entre ellos dos podría funcionar.
Las palabras que le había dicho ahora sonaban tan falsas para él y ni hablar de lo que él le había dicho a Shuri.

Ese "In yaakumech" que le había dicho ahora sonaba tan ridículo.

Namor se maldijo una y otra vez por las estupideces que había hecho y pensó en hacer con tal de tener a la princesa a su lado. ¿Dejar su nación? Que gran estupidez.

— Mixtan in suut confiar ti' teech — dijo mientras se tocaba el pecho — In p'eekech — habló devastado mientras se inclinaba hacia atrás y cerraba sus ojos con la mano en su pecho.

Había sido tan tonto.

Traducciones

In yaakumech= Te amo (maya)

Mixtan in suut confiar ti' teech= No volveré a confiar en ti (maya)

In p'eekech= Te odio (maya)

¿Para que se confían? Sufriré con ustedes, chic@s, pero solo para mostrar mi empatia. Muchas gracias por su apoyo. Amo sus comentarios. Me hacen reír un montón♡.