ᴍɪ ɴᴀᴄɪᴏɴ / ɴᴀꜱʜᴜʀi

27

La monarca de Wakanda se encontraba en aquel lago y observaba el cielo estrellado en silencio mientras divagaba en sus pensamientos.

Eran altas horas de la madrugada y no había logrado conciliar el sueño, pues aquella tristeza que sentía no se lo permitía. Tan solo horas para que su unión con Namor fuese llevada a cabo.

— Akwaba bebekunye nam — habló la reina — Incluso voy a usar uno de esos sombreros raros que usabas, madre. Un sombrero Isicholo — comentó con una sonrisa burlona mientras lanzaba una rama a aquella fogata que había encendido.

Dejo salir un largo suspiro mientras se abrazaba a sí misma. Su pecho comenzo a bajar y subir con rapidez. Sus manos temblaban y las lágrimas poco a poco caían por sus mejillas.

— Uxolelo — se disculpó por lo bajo mientras tiraba de su cabello — Ndiyaxolisa kakhulu — dijo entre sollozos.

Los gritos y llantos de la reina era lo único que se escuchaba frente a aquel lago. Shuri no paraba de implorar perdón mientras tiraba de su cabello y fue entonces cuando sintió como unos brazos la rodeaban evitando que continuará. La humedad de aquellos brazos empaparon a la reina, sin embargo aquello no importo.

— Para  — pidió el rey con notable desespero a lo que la reina hizo caso y se aferro con fuerza a él mientras lloraba — Shhh, wayanene' — intento tranquilizar a la reina, quien lloraba desconsoladamente — Tranquila, mi reina — dijo para luego besar la frente de Shuri.

Se mantuvo en esa posición hasta que la reina cesó su llanto. El silencio se adueñó de la situación y sólo se escuchaba el sonido del agua y la naturaleza que los rodeaba.

Fue entonces que el rey decidió romper el silencio.

— ¿Te sientes mejor? — pregunté mientras acariciaba el cabello de la reina, quien asintio contra su pecho — ¿Deseas hablar? — la reina negó cabizbaja.

Namor soltó un suspiro y observo en silencio a la reina quien tenía la mirada perdida.

— Si sientes que todo esto es muy pronto podemos cancelarlo, ka'an — habló el rey.

— No quiero hacer eso — dijo por lo bajo mientras trazaba lineas invisibles con su dedo en el pecho de Namor — No podría, Namor.

— Lo voy a entender si eso quieres. No me voy a interponer ante tus decisiones — la reina negó mientras tomaba el rostro de Namor entre sus manos.

— Estoy segura de que quiero y lo que quiero es a ti — aseguró la reina a lo que él rey beso sus manos.

— Entonces deberías intentar descansar un poco — sugirió el rey a lo que Shuri negó — ¿Por qué no? — preguntó.

— No puedo dormir — respondió.

— Podría quedarme hasta que lo hagas — la reina lo observo alegre y asintió — Entonces vamos — habló mientras se ponía de pie para luego ofrecerle la mano a su reina, quien la tomó inmediatamente y siguió el paso.