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Namor observaba atento el camino mientras sostenía con firmeza la lanza que le había sido otorgada por Okoye

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Namor observaba atento el camino mientras sostenía con firmeza la lanza que le había sido otorgada por Okoye. Océano y más océano por donde quiera que viera.
Hasta que despues de un par de minutos a lo lejos observó una isla con un enorme edifico, pero dicho era resguardado por hombres armados.

— Abre las compuertas — ordenó el rey.

— Es mejor esperar, alteza. Según mis estadísticas es mejor abrirlas cuando nos ubiquemos en un lugar apropiado— Estamos a diez metros — habló la inteligencia — Cinco metros — Namor asintió mientras preparaba sus alas y apretaba la lanza en su mano.

— Ahora — ordenó a lo que la inteligencia abrió las compuertas dejando a la vista al rey talokanil.

Los soldados apuntaron hacia Namor a lo que este sonrió y se lanzó en picada al océano confundiendo a los hombres, quienes apuntaron hacia el agua buscando señales del rey.

— ¿Y la nave? — preguntó uno de los hombres mientras buscaba en el cielo.

— Eso no importa. ¿Donde está ese loco? — dijo otro mientras apuntaba al agua.

— Taylor — llamó por medio de su radio — ¿Cómo va todo por allá? — preguntó a lo que en respuesta escucharon gritos seguidos de estática — Carajo — maldijo mientras apuntaba hacia abajo donde se encontraba el agua.

Un chapoteo se escuchó y aquello alertó a todos quienes cargaron sus armas y buscaron con la mirada a aquel hombre.

— ¿Ba'ax yaan Máax ku kaxtiko'ob? — preguntó el rey por detrás de los hombres dejándolos exaltados.

— ¿Quien eres? — preguntó el hombre más grande mientras apuntaba tembloroso.

— Para ti y tú gente soy Namor — se presentó con una sonrisa mientras los señalaba con su lanza — ¡Líik'ik Talokan! — gritó el rey causando confusión seguida de un gran silencio.

Aquel silencio fue interrumpiendo por cantos que provocaron que los hombres temblaran aterrados.
Los cantos que provenían desde el agua donde poco a poco emergían talokaniles.
Aquellas melodías hicieron sonreír al rey complacido mientras observaba como poco a poco sus enemigos eran atraídos por aquellos cantos lanzándose al vacío sin siquiera luchar.

— U su'utalil le u kíimile' — soltó el rey mientras continuaba con su camino en busca de la reina.

Los cantos continuaron mientras el rey se adentraba en las instalaciones sin miedo alguno. Sostenía su lanza con firmeza y observaba atento. El lugar era sombrío y bastante amplio. Lleno de pasillo y habitaciones donde se podía observar a personas abrir las ventanas para luego lanzarse. Poco a poco el rey desendia por las escaleras hasta que dejó de escuchar los cantos de su pueblo.

Una clase de aislamiento del sonido.

Fue entonces cuando escuchó un grito de furia femenino seguido de fuertes impactos.
El rey rápidamente se aproximo al lugar donde provenían esos sonidos y al llegar vio a la reina lanzar a un soldado contra otro. Se encontraba exhausta, sin embargo continuaba luchando.
Namor vio como uno de los hombres apuntaba hacia Shuri y antes de que dicho disparará intervino con su lanza ganándose por un par de segundos la mirada de la agotada reina.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó la reina mientras golpeaba a un soldado.

— Yo tambien la extrañe, alteza — habló el rey a lo que la reina frunció el ceño — ¿Por qué no me dijiste sobre esto? — preguntó mientras pateaba a un enemigo lanzandolo contra la pared.

— ¿Quieres discutir sobre eso ahora, cariño? — preguntó la reina con sarcasmo mientras tomaba un arma y golpeaba con dicha a otro soldado.

— Ko'ox t'aan tu láak', ka'anal — dijo el rey coqueto mientras le ofrecía una sonrisita a la reina quien rodó los ojos.

Aproximadamente tres soldados de pie mientras que los demás se encontraban en el suelo inconscientes. La reina sin duda sabía como defenderse.
Ambos monarcas lucharon con intensidad contra aquellos hombres quienes disparaban sin control. Hasta que uno le dio a una de las piernas de Namor sacandole un gemido de dolor al rey.

— Carajo — maldijo el rey para luego lanzar al soldado — Te daré de cena a mis tiburones una vez que terminemos con esto — soltó a lo que Shuri rió.

— De eso no puedo dudar — habló la reina a lo que los soldados retrocedieron — Muchachos evitemos más pelea y hagamos un trato razonable — dijo la reina mientras desactivaba su casco.

— ¿Hacer tratos con salvajes como ustedes? — preguntó uno de ellos ganándose un golpe en la mandíbula por parte de la reina el cual fue suficiente pata derribarlo.

— ¿Alguien más? — preguntó — Solo deseo saber la ubicación de cada una de sus instalaciones y quienes son sus proveedores — dijo la reina — Es sencillo.

— No hay proveedores, alteza — respondió uno de los dos soldados a lo que Shuri lo miro incrédula — Todo lo que poseemos es antiguo.

— ¿Qué me asegura que no me mientes, americano? — preguntó la reina mientras se acercaba intimidando al hombre — Tú gente es tan cruel y mentirosa.

— La suya es salvaje — dijo el otro soldado ganándose una mirada de disgusto por parte de la reina.

— Silencio — ordenó el rey a lo que el hombre le escupió ganándose un puñetazo — Tal vez y así si guardes silencio.

— Dime cuantas hay y donde están — exigió la reina con autoridad al único soldado consiente.

— No lo sé — respondió a lo que Shuri lo tomó del cuello elevando al soldado por los aires para luego colocar su otra mano en el rostro del hombre dejando ver sus garras — Se lo juro — habló exaltado.

— Cuantas y donde — exigió nuevamente a lo que él hombre trago saliva.

— Responde — le dijo el rey al otro soldado quien negó — Mátalo — la reina asintió e hizo su brazo hacia atrás para tener más impulso.

— Son dos, son solo dos — gritó el soldado cuando las garras apenas rozaron su piel — Esta y una base ubicada en el océano  Les daré las coordenadas — soltó a lo que él rey sonrió victorioso y la reina bajo al soldado quien respiro aliviado.

— Damelas entonces — el soldado asintió y precedió a dictar numerosos mientras la reina le prestaba suma atención.

Mientras tanto Namor observo su alrededor, pero su mirada se detuvo al ver aquella triste escena. Ayo había tenido razón. Nadie había más que ella sobrevivido y la prueba de aquello eran los cuerpos sin vida de sus compañeras. El rey regreso la mirada a la reina quien se mantenía firme e intimidante frente al soldado quien con nervios le daba toda la información necesaria.

— ¿Quien dirige todo esto? — preguntó la reina.

— Todo esto está siendo dirigido por distintas organizaciones, pero principalmente la CIA y las fuerzas armadas. Es una colaboración mutua para el avance en armas y demás — habló el soldado.

— ¿Hay algo más? — él soldado negó — Escúchame muy bien, soldado, no hablaras absolutamente nada de esto o créeme que enviare a mi gente por ti y no dudaré en torturarte. Disfrutaré de hacerte sufrir hasta que estes ante mis píes rogando piedad — escupió con crudeza a lo que él soltado asintió mientras trataba salvia — Los salvajes somos así — soltó burlona mientras depositaba su mano en el hombro del soldado quien temblaba.

El rey se mantuvo serio, sin embargo muy en el fondo se encontraba orgulloso de su reina y lo cual poderosa podía ser ante los demás.

Traducciones

¿Ba'ax yaan Máax ku kaxtiko'ob?= ¿A quien buscan? (Maya)

U su'utalil le u kíimile'= Su pena es la muerte (Maya)

Ko'ox t'aan tu láak', ka'anal= Vamos a hablar luego, mi cielo (Maya)

ᴍɪ ɴᴀᴄɪᴏɴ / ɴᴀꜱʜᴜʀiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora