Capítulo 12

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The Beginning of The War and The Army

Mikaela

Me bajo del auto que estaciona frente al mejor bar de striptease de la ciudad.

Me acerco a la entrada y enseño mi tarjeta VIP, me dejan entrar al instante,  en la barra están seis barman, me siento en uno de los taburetes.

Mientras espero observo el lugar, hay varios escenarios con mujeres y hombres con poca ropa bailando, algunos solo tienen ropa íntima y otros pues en algunas parte no tienen nada, un hombre se acerca.

—Mikaela.

—John.

—Tiempo sin verte por aquí, ¿Dónde has estado?

—Estuve fuera por unos meses y estoy muy ocupada, hoy tengo libre.

—Bueno, en agradecimiento a que vinieras, la casa invita las rondas que pidas. ¿Hombres o mujeres?

—El que sea, disfruto de ambos. Dame un martini, un vodka, un tequila y unas cuantas cervezas.

—Bien, mesa cuatro, ya te llevarán tus bebidas.

—Gracias John, eres el mejor.

Sonríe y atiende a una pareja que llega, me siento en mi mesa correspondiente me traen la ronda de bebidas, las bailarinas han llegado, las luces del lugar se apagan dejando solamente luces rojas que dibujan las siluetas de los bailarines, streets de Doja Cat ha comenzado a sonar en todo el lugar y mientras enciendo el cigarrillo, doy una larga calada.

Las bailarinas dan un espectáculo en lencería, todas las mujeres en las mesas siguen la misma coreografía mientras que los hombres otra.

Bailan sobre los tubos, mueven sus cuerpos de una manera sensual y lenta, se dejan fluir por la música y dos de ellas se bajan del escenario para venir hacia mí, su rostro no es visible.

Una de ellas quita el cigarro de mis labios para unirlos en un beso, una de sus compañeras también se acerca para bailar a mi alrededor.

La bailarina toma mi rostro y lo acerca a el suyo para besarme con vehemencia, guía mi mano hacia su trasero y lo apreté con fuerza, deja mis labios, baja a su cuello para besarlo.

—¿Mikaela?

¿Que?

Dejo a la mujer y fijo mi mirada en quién me ha hablado, Antonella aparece en mi campo de visión, la veo de arriba a abajo, lleva puesto un vestido rojo corto que se le ciñe a su bella figura.

¿Ya he dicho cuánto me gusta el rojo?

¿No?

Pues así es, me gusta el rojo y más en las mujeres.

La mujeres siguen bailando, Antonella las observa y les sonríe.

—No sabía que frecuentaras estos lugares

—Bueno, cada día la vida te da sorpresas. De hecho se me hace raro verte en un lugar como esté, Antonella

—Oh, es que una amiga me dijo que pasará a ayudarla y dejarle unas cosas, y ya me iba pero te reconocí y aquí estoy —dice con incomodidad—.

Solo veo como las ve fijamente.

—Señoritas, ¿podrían darnos un momento?

Esto se pone cada vez mejor...

Ambas la ven con recelo y se voltean hacia mi, asiento.

Antonella me toma de la mano y me saca del bar.

𝐌𝐀𝐅𝐈𝐀𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐈𝐍𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐓𝐑𝐄́𝐁𝐎𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora