I.

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Daenerys POV.

Este debería ser un gran día para mí, porque al fin pude después de tanto sentarme en el trono de hierro. Yo debería estar feliz por este logro que tanto trabajo y sacrificios me costó, pero en cambio estoy que estallo de la rabia por una carta traída por los cuervos. ¿Quién se creía Sansa Stark para rechazar venir a mi coronación y rechazarme cómo su reina? Sé qué no debo ser su persona favorita después de qué ordené a Drogo quemar hasta las cenizas a su hermano Jon, pero eso no le da ningún derecho a insultarme de esta forma. El norte es mío así cómo los demás reinos ahora y ella tiene que venir aquí y doblar la rodilla por mí, pero esa mujer no hizo ninguna de esas cosas.

Me alejo de la celebración con pasos acelerados y con Tyrion siguiéndome muy de cerca.

Llego a mi habitación y abro de par en par las puertas, queriendo gritar en el espacio vacío por la rabia que me causó la insípida carta de la reina Sansa Stark.

¿Podría montar a Drogon e ir hasta Invernalia y quitar de mi camino a su gracia, Sansa? Pienso viendo a mi hijo volando entre las espesas nubes que predicen una fuerte tormenta. Tal vez Tyrion no esté de acuerdo, señalando siempre el camino de la diplomacia, y ya ignoré su consejo al desechar sus palabras y matar sin ningún miramiento a Jon después de qué el me amenazara con pelearme mi trono al saberse un Targaryen. ¿Aunque qué me importa qué Tyrion no me apoye? Él es mi mano y cómo tal tiene que aceptar todo lo que decida hacer, porque yo soy su reina.

No sé qué hacer, sólo siento que la rabia me consume por las palabras escritas con tanta soltura sobre el papel por esa desconocida mujer. Podría matarla cómo a su hermano, pero  luego vendría otro Stark a seguir insultando mi reinado y no estoy dispuesta a permitirlo y mucho menos ganarme el desprecio del pueblo del norte; porque yo no quiero ser temida por ellos, quiero que todos mis reinos confíen en mí y matando a todos sus líderes, no haré precisamente eso.

Me giro lentamente sobre mis pies y pronto encuentro la mirada penetrante de Tyrion sobre mí.

- ¿Qué opinas sobre esto?- le pregunto, señalando la carta arrugada entre mi mano.

Él se aclara la garganta, preparándose para responderme.

- Su gracia, puedo decir que estoy tan asombrado cómo usted por las palabras de la reina Sansa.- murmura en respuesta.

- Estuviste casado con ella, Tyrion, debes poder decirme algo más que eso.- le exijo.

- Ese fue un matrimonio político, su gracia, pero le aseguro que la reina Sansa en ningún momento convivió conmigo más allá de la ceremonia de nuestra boda hace ya tantos años.- me aclara. - Y nuestro matrimonio fue anulado con la muerte de su padre y ni siquiera para esa ocasión nos reunimos.- me dice él.

Bufo molesta por esa información que no hace nada por ayudarme en mi predicamento.

- Tú ex esposa se negó a la invitación que su reina le hizo, Tyrion. Esto es una clara declaración de guerra conmigo.- bramo con molestia en mi voz. - Sansa Stark, debió doblar su rodilla ante mi cómo todos los demás.- le grito, frustrada por la carta entre mis manos.

- Su gracia, por favor no tome a mal lo que le voy a decir, pero teniendo en cuenta que Jon Snow murió antes de querer doblar la rodilla ante usted, el Norte sigue siendo un reino libre.- me recuerda.

- El Norte es mío, al igual que todos los reinos, es mi derecho.- le respondo. - Y Jon no iba a doblar su rodilla a mí cuándo tenía la intención de tomar mi lugar en el trono de hierro.- le recuerdo con amagura.

- Sé muy bien eso, su gracia.- dice dándome la razón. - Pero ya su coronación pasó y la nueva reina del Norte no se presentó y eso va a dar lugar a rumores en los demás reinos. Y a su reinado no le conviene una disputa con el Norte, usted siempre ha propendido por la unión de sus reinos y ahora cómo toda una reina, le recomiendo a su gracia seguir así.- me dice lentamente.

The Queens.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora