III.

1.4K 185 19
                                    


Daenerys POV. 

Escuché que la Reina del Norte fue besada por el fuego y cuándo ella entró en el salón de mi trono, su cabello color llama ardiente sobre su cabeza, daba un aura de calidez que contrarrestaba enormemente con el frío Norte qué ahora reina.

Pero no me dejo confundir de su buena apariencia, no cuándo sus ojos tan azules cómo el cruel hielo, hace congelar todo mi cuerpo sobre mi trono de hierro qué tanto me costó conseguir y no sé porque me remuevo incómodamente bajo la penetrante atención de su mirada sobre mí.

Y a pesar de qué no encuentro una razón lógica para la reacción desconocida de mi cuerpo hacia su excelencia, Sansa, sí tengo qué reconocer todo el poder qué emana de su presencia y a diferencia del difunto rey del Norte, con ella puedo vislumbrar todas las cualidades de una verdadera Stark; y sin siquiera haber cruzado una palabra con ella en toda mi vida, no puedo entender cómo los norteños prefirieron un bastado cómo Jon Snow cómo su rey, antes qué a la hija legítima de Eddard Stark, la qué cómo yo tenía derecho al trono desde antes de poner un pie sobre esta dura tierra.

Pero mi impresión sobre la persona de su excelencia, no me nubla de mis objetivos ni de mis verdaderas intenciones al tenerla aquí. Y más le vale a Sansa Stark arrodillarse a mí cómo no lo hizo su predecesor, porque no me va a temblar la mano para ordenarle a mis hijos condenarla al mismo destino qué su difunto hermano o primo o cómo quiera llamarlo; pero de alguna forma o de otra tendré el Norte entre mis dominios porque de nada me sirve estar sentada sobre este frío trono de hierro, sino tengo total control sobre el Norte, uno de los reinos más grande de los siete de los qué soy legítima heredera y eso lo conseguiré por las buenas o por las malas y su excelencia no quiere conocerme enojada.

Y verla aquí sin nada más qué su guardia personal, me confirma qué fue una buena estrategia ordenar a mi mano escribir esa carta hacia ella prometiendo cordialidad y la unión de nuestras casas; cómo sí los Targaryen y los Stark pudiéramos estar juntos y cómo sí yo pudiera perdonarla por su insolencia y su irrespeto hacia mí al no jurarme lealtad el día en qué tomé el trono de hierro para mí, y de sólo pensar ese atrevimiento por parte de la hermosa reina frente a mí, me hace recordar mis ganas de ir sobre uno de mis fuertes hijos para acabar con su gracia Sansa y todos los Stark restantes en Invernalia, para luego cobrar todos mis derechos sobre el Norte y para recordarles de una buena vez todos los norteños de todo lo qué es capaz mi sangre sureña tan caliente.

Aunque Lord Tyrion ha sido lo suficientemente persistente en recordarme todas las gracias de las qué goza la reina Sansa y de las qué puedo contar para que todo resulte distinto a mi última experiencia con el rey del Norte y no sé qué tanto sea verdad y qué tanto sea aprecio por su ex esposa. Aún me sigue pareciendo increíble qué una mujer cómo ella haya sido esposa de Lord Tyrion, pero yo misma tengo mi cuota de matrimonios arreglados por conveniencia y no voy a entrar a recordarlos en este momento, no cuándo siento la mirada penetrante de la reina del Norte quemándome abrasadoramente y aunque debería molestarme por dejarme afectar de esa manera por ella, no puedo evitar sentirme atraída hacia la sensación tan desconocida para mí, producto nada más qué de sus increíbles ojos azules.

- Su Gracia.- murmura Lord Tyrion, cortando el imperturbable silencio del salón del trono.

Parpadeo hacia él, viéndolo totalmente tenso al lado de su ex esposa, pero su mirada sólo me observa con algo de temor, de seguro recordando todas mis reservas sobre la mayor de los Stark.

- Junto a mí, se encuentra su excelencia Sansa Stark, reina del Norte.- dice él en tono grave y vuelvo mi mirada a la mencionada, qué hace una leve inclinación de cabeza en mi honor manteniendo el intenso azul de sus ojos completamente fijos en mi violeta mirada.

The Queens.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora