VI.

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Sansa POV.

Su penetrante mirada violeta consume por completo la mía concentrada totalmente en ella mientras me observa desde el otro lado de la larga mesa; y sólo puedo removerme completamente incómoda desde mi lugar a la otra punta.

Devuelvo su mirada llena de fuego sobre ella buscando encontrar alguna reacción de parte de la Reina, pero por supuesto no obtengo ninguna  respuesta física de mi mirada y no sé cómo sentirme al respecto, porque sé bien el delicioso sabor de sus labios bajo los míos, pero ahora están tan fruncidos mientras me mira con reproche.

Suspiro frustrada dándome cuenta de lo insensible qué parece la Reina a mí presencia y es qué casi pareciera qué jamás la hubiera tenido cómo anoche en su habitación, pero sólo su dulce y adictivo sabor aún tan presente entre mis labios, me recuerda lo afortunada qué fui al poder tener a la hermosa Daenerys Targaryen bajo mi ansiosa boca; y aunque me botó apenas correrse, lo único qué pienso es ¿Cuándo podremos repetirlo?

Muerdo con fuerza mis labios con mis dientes hasta casi sacarme sangre para contener el gemido qué nace en mi garganta provocado por el cálido recuerdo de sus húmedos pliegues contra mi lengua. Y podría jurar qué un sabor nunca supo tan bien cómo su corrida en mí boca.

Casi podría sonreír con ironía porque a pesar de qué yo también soy una Reina, no me importaría en lo más mínimo volver a arrodillarme en el incómodo y frío suelo, sólo para volver a tener a Daenerys derritiéndose abundantemente entre mis labios.

Muevo mi mano rápidamente hasta mi entrepierna totalmente tensionada por el apasionado recuerdo. Aprieto con fuerza mi puño sobre mi duro miembro, tratando de darme algo de alivio, qué por supuesto no llega; porque si antes era imposible bajar la erección entre mis piernas bajo el hechizo de la belleza de Daenerys sobre mí, después de comerla cómo lo hice, juro qué no hay manera de qué me la quite de la mente y mucho menos puedo controlar todas las reacciones de mi cuerpo producidas sin ningún esfuerzo por parte de la Reina.

Un fuerte chirrido me saca de mis acalorado pensamientos y tengo que obligarme a enfocar mi mirada en la irritadamente hermosa madre de dragones, qué me mira cómo sí le hubiera hecho la peor de las faltas y sí ella supiera lo dura qué me pone su expresión, Dany tendría algo de razón en mirarme así, porque lo único que quiero es faltarle el respeto, avasallando todo su delgado y provocador cuerpo debajo del mío.

- Reina Daenerys.- Jadeo entrecortadamente mientras me pongo incómodamente de pie con mi erección dolorosamente oculta debajo de más gruesas telas de mi ropa, qué me obligo a usar a pesar del cálido clima, para evitar así la indiscreción de revelar mi secreto a ella, porque sólo quiero qué se dé cuenta de la carne extra entre mis piernas, cuándo esté en lo más profundo de su gloriosamente cálido y sedoso interior.

- ¿Nos abandona?- Me atrevo a preguntarle al verla tan altivamente de pie y su expresión cada vez más seria, no me da ninguna tranquilidad.

Sus preciosos ojos violetas brillan intensamente devolviendo mi mirada y casi puedo sentir contra mis labios su cálido aliento qué escapa en un largo suspiro de sus labios. Oh, sus labios, son el mejor aperitivo qué he probado porque definitivamente el paraíso qué esconde entre sus piernas, es todo lo qué quiero tener en mi boca para siempre.

- Preséntese mañana temprano ante mí junto con todo mi consejo, Lord Tyrion.- ordena la Reina, observando con detalle a mi ex esposo, ignorando dramáticamente todas mis palabras, tal cómo lo ha venido haciendo desde qué decidió qué un sólo orgasmo era lo único que podía darme antes de mandarme al infierno y podría sentirme divertida por su comportamiento esquivo a mis atenciones, sí tan sólo mi erección no doliera tanto cómo en realidad lo hace.

The Queens.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora