Dos chicas universitarias se enteran de la gran repentina desaparicion de su mejor amiga y hermano. Ambas chicas deciden investigar sobre el tema, buscando pistas, hasta resolver el caso, pero durante la investigación, encontrarán cosas que no deber...
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Era un día lluvioso, las calles estaban cubiertas por una gran capa de agua. Gente corría de un lugar a otro para evitar mojarse.
Momo se encontraba en su auto, dirigiendose a la ciudad para visitar al que una vez llamo "Padre", pues la razón era sencilla. Su hijo había desaparecido y el no hacía nada.
Varios suspiros salían por la boca de la rubia, solo quería encontrar a su hermano y terminar con todo. Nunca tuvo una buena relación con su familia, siempre tenía que soportar las peleas de sus creadores, su lugar seguro era su hermano, pues aunque fuera menor que ella, no quitaba el hecho que ambos se entendían.
Pero ahora solo quedaba su madre y ella, y no estaría mal hablar con su padre para que les heche una ayuda.
Al llegar a la ciudad, condujo por varias calles hasta encontrar la casa indicada, está era una simple, un poco más bonita que la suya. Se bajó del auto y metió su móvil en el bolsillo de su chamarra, tocó tres veces hasta que una mujer, con un cuerpo bien trabajado, algo sudada y agitada, aparecía frente a ella.
— ¿Y está hermosura quien es? – Hablo la dueña de esa voz, incomodando a Momo en un instante.
— Vengo a ver al señor Hirai, ¿Se encuentra con usted? – La chica sonrió y asintió, murmurandole un "espera aquí" y dirigiendose a los pasillos de la casa.
No tardó en salir y encontrándose con su padre, este estaba algo demacrado, tenía varias heridas en su rostro y se encontraba sudado, un olor a cigarro inundó las fosas nasales de la japonesa, haciéndola toser de inmediato.
— Pero miren a quien tenemos aquí... ¿Tú madre necesita más dinero? – Le hizo una seña a Momo para que lo siguiera.
— Te había dicho que no necesitamos de tu dinero, pero necesitamos tu ayuda para encontrar a Jaebeom – El señor Hirai le ofreció un cigarrillo a su hija, que está, aunque fumara, negó con su cabeza.
— Dejen de estar perdiendo el tiempo con ese niño... Siempre fue un malcriado que se escapaba cuando tú madre y yo peleábamos, ahora seguro y se está follando a un-
Una cachetada fue golpeada en el rostro del señor, tragándose sus palabras y frunciendo el seño al ver qué su hija lo había tocado.
A él nadie lo tocaba.
— Así que eres otra perra mas, yo no te eduque así Hirai, pero no vale la pena buscar a ese niño, conmigo no cuentes y dile a tu madre que no te mandé a ti que ella venga como la zorra que es.
Momo lo agarro de su camisa, atrayendola a ella y sacudiendolo varias veces – ¡No voy a dejar que hables así de mi familia! – y sin más, lo soltó pero el señor Hirai le apropino un golpe, rompiéndole el labio a su hija.
— ¡Pues no vengas a joderme con lo de tu hermano! – Hirai lo miraba furiosa – ¡Que el ya no es mi hijo!.
Y sin más, se fue de allá, dejando a una japonesa con su labio sangrando y sacando chispas de su cabeza.
Salió de esa casa dando un portazo y subiéndose a su auto.
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