CAPÍTULO 1: Decepción.

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        El peliblanco ingresó a su casa, y apenas se dio vuelta para cerrar la puerta, escuchó sonidos lascivos provenientes de su habitación.
Aquello le pareció raro, pues su novia a esa hora normalmente se encontraba en su trabajo.

        Intrigado y con el ceño fruncido, subió las escaleras agarrándose del barandal, listo para abrir la puerta de su cuarto y quedar frente a la peor situación que alguna vez hubiese imaginado: su novia, la mujer que amaba, apoyada boca arriba en la cama, envuelta en una sábana en ropa interior... Con otro hombre.

        —¡¿QUÉ DEMONIOS ES ESTO?!

        —¡Sanemi, mi amor, no es lo que crees!

        La mujer inmediatamente cubrió su cuerpo con aquella manta, y su acompañante quedó congelado.

        —¡LÁRGATE DE MI CASA EN ESTE MALDITO MOMENTO! ¡¡¡NO TE QUIERO VOLVER A VER!!! —gritó mientras un nudo se le formaba en la garganta, y mientras atinaba un puñetazo en la cara del hombre que intentaba vestirse con sus manos temblorosas.

        Obviamente, no permitió que ninguno tomara sus prendas y a ambos los jaló del brazo bruscamente, con la intención de sacarlos casi a patadas de su hogar.

        Pero antes de poder cerrarles la puerta en la cara, ella se aferró a su pecho para detenerlo y rogarle que la escuchara.

        —¡Por favor, escúchame. Él fue solo un desliz, a quien en verdad quiero es a ti! —suplicó la fémina en la entrada de la vivienda con lágrimas en los ojos, mismas que ahora salían rodando por sus mejillas.
Mientras tanto, la otra persona que Sanemi había sacado de su casa ya había salido huyendo, indispuesto a recibir otra paliza.

        —¡NO DIGAS ESTUPIDECES, SI DE VERDAD ME QUISIERAS NO ME HABRÍAS HECHO ESTO! ¿DESDE CUÁNDO TE ACUESTAS CON ESE IMBÉCIL? ¡¿DESDE CUÁNDO ME VES LA CARA DE IDIOTA?!

        —¡Te lo suplico, perdóname! ¡Juro que jamás volverá a pasar! ¡Además, el verdadero amor lo perdona todo!

        —Tienes razón, el amor lo perdona todo. ¿Pero sabes algo? El verdadero amor, ni siquiera se atreve a lastimar.
Ya estuviste con otro una vez, y el que me "prometas" que será la última no te lo crees ni tú.
Así que lárgate ahora mismo si no quieres que te saque a patadas de aquí —pronunció con los dientes apretados, hecho una furia —y no vuelvas a buscarme nunca en lo que te quede de tu miserable vida.

        —¿Puedo entrar por mis cosas?

        —Púdrete.

        Asotó la puerta sin ningún cuidado y acto seguido se desplomó en el suelo, con la espalda ligeramente encorvada recargada en la pared y abrazando sus rodillas.

        ¿Por qué le estaba pasando esto? ¿En qué había fallado? ¿Acaso no había sido lo suficientemente cariñoso? ¿No la había procurado todos los días? ¿En qué fue que se equivocó? ¿Habría sido por su físico? ¿Por aquellas cicatrices por las que tantos lo miraban con extrañes?
Esas y miles de preguntas más lo atormentaban. Deseaba saber si no había sido suficiente para ella. El sentimiento de frustración y culpa no se iba y le carcomía el alma. Desesperado por no saber qué pensar o hacer. No tenía a nadie en el mundo para hablar y desahogarse, no poseía un hombro donde llorar ni unos brazos que lo rodearan hasta asegurarle que todo estaría bien.
Aunque realmente nada lo estaba, y pedirle ayuda a su hermano para él no era una opción.

        Esa noche, Shinazugawa se quedó dormido con los ojos rojos e hinchados después de tanto llorar y de suplicar que su pesadilla terminara. Que la chica a la que había gritado y sacado hace algunas horas lo despertara con un beso y una sonrisa, diciéndole que nada de lo que ahora pasaba era real.

        Pero también sabía que eso no iba a pasar. Sabía que esa chica a la que tanto amaba jamás iba a regresar, y que tendría que deshacerse de su dolor solo.

        Se recostó en el piso y continuó llorando hasta que tuvo que comenzar a respirar por la boca ya que su nariz se encontraba tapada, hasta que el camino que habían recorrido sus lágrimas se secó y sus ojos no podían permanecer abiertos por el ardor.

        —Juro, que en lo que sea que me quede de vida, jamás me volveré a enamorar. Congelaré mi corazón para que nunca nadie pueda entrar a él...

𝐀𝐮𝐭𝐨𝐫𝐚: 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐲𝐚 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐦𝐞 𝐡𝐚 𝐥𝐞í𝐝𝐨, 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐦𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐦á𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜 𝐩𝐨𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐣𝐚 (𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐮𝐧 𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐲𝐚 𝐩𝐮𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨), 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞 𝐲𝐚 𝐮𝐧 𝐩𝐨𝐪𝐮𝐢𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧 𝐩𝐨𝐜𝐨 𝐦𝐮𝐲 𝐨𝐛𝐬𝐞𝐬𝐢𝐨𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐥 𝐒𝐚𝐧𝐞𝐊𝐚𝐧𝐚, 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐢𝐧𝐜𝐥𝐮𝐬𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐢𝐫𝐭𝐢ó 𝐞𝐧 𝐮𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐬 𝐎𝐓𝐏.

𝐁𝐮𝐞𝐧𝐨, 𝐬𝐢 𝐭𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭ó 𝐞𝐥 𝐜𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐮𝐧𝐨, 𝐭𝐞 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐭𝐨 𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢𝐠𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐥 𝐝𝐨𝐬, 𝐲 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐬𝐢𝐧 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐦á𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐚ñ𝐚𝐝𝐢𝐫...

¡𝐆𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐞𝐞𝐫!

Volver a amar. [SaneKana].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora