CAPÍTULO 9: No te mientas.

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        —Eres bastante bueno —le dijo la mujer al albino.

        En los últimos meses de convivencia habían adoptado una pequeña costumbre: jugar videojuegos después del horario laboral.
Cuando los alumnos abandonaban sus aulas con la intención de irse a casa, estos dos aprovechaban para divertirse de manera sana.

        —Tú no eres tan mala.

        —Gracias Sanemi-sama —le dijo en forma de burla.
Kanae solía llamarlo así cuando quería hacerlo enojar. A lo que él únicamente sonrió. Una sonrisa sincera pero muy discreta a decir verdad.

        Había dicho que no quería sentir nada por nadie, pero por más que intentaba alejarse, algo dentro de él no le pedía, le rogaba que no lo hiciera.

        Mientras jugaba a matar navecitas, se le ocurrió voltear a verla, y al hacerlo perdió.
Se concentró tanto en admirar su belleza tanto física como emocional, que no notó cuando una de las naves enemigas lanzó una bomba contra la suya. Fue entonces que se dio cuenta de que esta mujer lo tenía en las nubes.

        —¿Qué pasa? —ella al parecer aún no notaba sus "segundas intenciones" y lo trataba como a un amigo.
Lo sorprendió cuando lo miró ahora ella.

        —No, nada. Me distraje.

        La chica no le dio importancia y continuaron jugando. Fueron siete partidas en total, en las que tres las ganó ella por matar más enemigos.

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        Después de pasar alrededor de una hora jugando, decidieron conversar más tiempo.
De modo que Sanemi acomodó su silla para que esta quedara frente a la de Kanae.

        Por otro lado, Genya tomaba la manija de la puerta para entrar en la habitación, aunque en cuanto vio que su hermano estaba ocupado en otra cosa, prefirió no interrumpir.
Pero no resistió la tentación y se quedó allí a ver qué pasaba. Muy a pesar de que Sanemi no se lo dijera, él sabía que al albino le gustaba la fémina con quien todos los días interactuaba.

        Durante el corto período de tiempo que los estuvo observando, se dio cuenta de que el de las cicatrices intentaba con todas sus fuerzas limitar el contacto físico. Dado que cada vez que ella se atrevía a tocarlo, él se tensaba con notoriedad.

        —𝘈𝘺 𝘕𝘦𝘮𝘪... 𝘕𝘰 𝘴é 𝘲𝘶é 𝘵𝘦 𝘩𝘢𝘺𝘢 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘯𝘰 𝘵𝘦 𝘤𝘪𝘦𝘳𝘳𝘦𝘴 𝘢𝘭 𝘢𝘮𝘰𝘳 —pensó el chico.
Durante todos esos tres años, siempre se había preguntado qué pasó con su novia, mas no tenía el valor suficiente para preguntar, puesto que Sanemi siempre evitaba el tema, por lo que supuso que algo había pasado.

        Continuaban platicando y Kanae riendo, hasta que la de los ojos lila recibió una llamada que llevaba el nombre de su hermana.

        —Hola hermanita, ¿qué pasa?

        —¿𝘋ó𝘯𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵á𝘴? 𝘛𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰. 𝘈𝘰𝘪, 𝘒𝘢𝘯𝘢𝘰, 𝘚𝘶𝘮𝘪, 𝘒𝘪𝘺𝘰 𝘺 𝘕𝘢𝘩𝘰 𝘺𝘢 𝘦𝘴𝘵á𝘯 𝘭𝘪𝘴𝘵𝘢𝘴.

        —Oh, lo siento, perdí la noción del tiempo.
Te veo allá.

        —𝘋𝘦 𝘢𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘰.

        —Sanemi-san, te veré mañana. Shinobu me llamó diciendo que ya están afuera —le dijo mientras tomaba su bolso.

        —Hasta mañana.

        —¡Hola Genya-kun! —le saludó amablemente. A lo que el pelinegro se sorprendió por haber sido descubierto.
Aunque por suerte estaba revisando su teléfono y no mirando por la ventana cuando Kanae salió.

        —Buenas tardes Kocho-sensei.

        Sanemi al escuchar el nombre de su hermano, volteó dedicándole una mirada asesina. Muy seguramente lo había visto todo.

        Es decir, no tiene absolutamente nada de malo el que tengas un interés amoroso por alguien, sin embargo a algunas personas les avergüenza y prefieren mantenerlo en secreto. O eligen bien las personas a las que se lo van a confiar (𝐥𝐚 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐫𝐚 𝐬𝐞 𝐢𝐧𝐜𝐥𝐮𝐲𝐞).

        —Nem...

        —Cállate —pidió irritado.

        —Lo siento. Llegué antes, pero como te vi con ella no los quise interrumpir.

        —No interrumpías nada.

        —Hermano, no te mientas más.
Aunque tú no lo digas, se nota lo mucho que te gusta. En tus movimientos, en tu mirada, en tus sonrisas "discretas", en tu lenguaje corporal.
Sé honesto contigo mismo y decide qué harás.

        Dicho esto, se fue del aula dejando al albino solo. Esperando que este reflexionara.

════ ೋ 🌸 ೋ ════

        Mucho hemos hablado sobre los sentimientos de Sanemi y los límites que él mismo se ha impuesto.

        Pero... ¿Qué hay de Kanae? ¿Qué es lo que piensa la hermosa mujer de la cabellera negra sobre el hombre?

        —¿Por qué tardaste tanto? —inquirió Shinobu una vez que estuvieron ellas solas.
Kanao igualmente estaba escuchando, pero se cuidaba de no emitir ni un solo ruido para no ser atrapada oyendo una conversación ajena.

        —Estaba jugando videojuegos con Sanemi-san —afirmó ella girando la cabeza apenada y con un muy ligero sonrojo.

        —No me gusta ese tal "Sanemi". Se ve como el típico chico malo e idiota —se quejó la menor de brazos cruzados.

        —Es porque no lo has conocido. Pero es muy lindo, fuerte, valiente, atento,... —en cuanto se dio cuenta de aquello que había salido de su boca, quedó en shock.

        —Tal parece que no es sólo "un amigo" —le dijo haciendo comillas con sus dedos y una sonrisa que dejaba ver picardía y disgusto por igual.

        —Yo...

        —¿Te gusta la Bestia Albina verdad? —preguntó directamente, como era su costumbre.
A lo que la más alta palideció. Tanto que parecía que se iba a desmayar. Sabía que su hermana era así de directa, ¿pero preguntarle por sus sentimientos así de fácil?

        —. . .

        —Kanae, hablas de él como si fuera la mejor persona del mundo. Se te nota un brillo en los ojos cuando lo mencionas. Te pones nerviosa cuando te hablo de él.
Solo es una pregunta. Muy sencilla.
¿Te gusta?

Volver a amar. [SaneKana].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora