CAPÍTULO 3: Repentina decisión.

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        —¿Puedo preguntar por tu repentina decisión de irnos de la ciudad? —preguntó Genya mientras terminaba de comer. Su hermano le había comunicado la reciente noticia.

        —Porque... Creo que tenemos que explorar otras opciones —se excusó hábilmente, pues no quería tener que decirle la verdadera razón.

        —Pero, ¿y mis amigos? ¿Adónde iremos? —le cuestionó el muchacho de tan sólo trece años de edad.

        —A... Yoshiwara —respondió con lo primero que se le ocurrió.

        —¿Yoshiwara? Esa ciudad queda a...

        —Cinco horas.

        —Veo que ya lo tienes todo planeado. Pero sigo pensando en que algo pasó para que decidieras que nos mudáramos.

        —Ya te dije que no pasó nada —respondió ya algo irritado.

        Genya por su parte al escuchar el tono de su hermano, decidió dejar el tema por la paz. No quería discutir con él.

        —Entonces comienza a hacer tus maletas porque nos iremos en el primer tren que salga.

        —De acuerdo.

        El menor asintió sin decir nada más, y procedió a guardar sus cosas para esperar la siguiente indicación de Sanemi.

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        Domingo 9:10 a.m.

        —Genya, despierta ya —pidió el albino tocando dos veces la puerta.

        —¿Ya nos vamos? —preguntó adormilado.

        —Sí.

        El chico recogió sus cosas y bajó a la sala, aún medio dormido.

        —Podrás dormirte en el tren, ahora ven aquí.

        Los dos tomaron sus maletas y caminaron hasta la estación de trenes, para permanecer sentados por no más de diez minutos. Cuando el silbato sonó indicando la salida...

        —Genya —le dio dos palmadas en la pierna antes de volver a perderlo—, ya es hora.

        Los dos subieron al vagón y finalmente el chico pudo dormir.
Mientras tanto, Sanemi se colocó sus audífonos y seleccionó una canción al azar para después desviar la vista hacia la ventana y recargar el lado izquierdo de su frente para relajarse un poco. Había tomado una decisión tan repentina que a ciencia cierta no sabía lo que estaba haciendo, pero algo tenía más que claro y era que no quería volver a ver ni a saber de su ahora exnovia en todo lo que le quedara por vivir.

        Llevaba dinero suficiente para cubrir la renta de un departamento durante dos meses, mismos en los que buscaría trabajo, cuyo sueldo usaría para pagar la secundaria de Genya. No estaba entre sus planes contarle nada sobre lo sucedido y esperaba que el menor no le cuestionara.

        Aquellas cinco horas de trayecto las utilizó para reflexionar, puesto que a pesar de haberse despertado temprano, no lograba consiliar el sueño...

        Intentaba con todas sus fuerzas no recordarlo, ni el momento ni a ella, pero su mente en ese instante se había hecho especialista en revivir cada detalle, cada palabra y cada escena. Tanto del doloroso enfrentamiento como anécdotas de ambos.
Recordaba sus sonrisas, sus besos, sus miradas seductoras, su habilidad casi innata para la cocina, y entonces se cuestionó...

        ¿Todo eso había sido falso? Todas aquellas sonrisas, cuando la hacía reír, sus abrazos, todo... ¿Era falso? ¿Habían realmente significado algo para ella?
Todas éstas serían incógnitas que quedarían perdidas en el aire, en su consciencia, puesto que jamás la volvería a ver. O al menos, eso era lo que quería.

        Al llegar a la que ciudad que —esperaba— se convertiría en su nuevo hogar, contempló ante él una zona muy linda al apenas bajar del tren. Genya ahora se encontraba totalmente despierto y descansado gracias a las cinco horas de camino y los dos asientos del frente para él solo.

        —¿Y bien? ¿Adónde iremos? —preguntó el menor al ver que su hermano detenía su andar a media estación. Sin nada planeado.

        Y justo antes de confesarle que una vez ahí no tenía nada en mente, como por obra del destino divisó un anuncio de renta de apartamentos a unos cuántos metros de ellos.

        De manera inmediata, aceleró su paso hasta que llegó al poste en el que se encontraba el anuncio y lo arrancó de ahí cuidando de no romperlo.

        —Aquí —afirmó al volver con el menor y mostrando alivio en su expresión dura de siempre.

𝐀𝐮𝐭𝐨𝐫𝐚: 𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐟𝐢𝐜 𝐡𝐚𝐫é 𝐮𝐧 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞ñ𝐨 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐨, 𝐲 𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐚𝐪𝐮í 𝐒𝐚𝐧𝐞𝐦𝐢 𝐲 𝐆𝐞𝐧𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐝𝐫á𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐭𝐚𝐧 𝐦𝐚𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐦𝐚𝐧𝐠𝐚. 𝐀𝐪𝐮í 𝐬𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚𝐫á𝐧 𝐦𝐞𝐝𝐢𝐚𝐧𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐞𝐧 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐦𝐞𝐧𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 (𝐚𝐪𝐮í 𝐒𝐚𝐧𝐞𝐦𝐢 𝐚 𝐆𝐞𝐧𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐥𝐨 𝐢𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐝𝐚). 𝐘𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐒𝐚𝐧𝐞𝐦𝐢 𝐧𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐢𝐚𝐫á 𝐞𝐧 𝐬𝐮 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐬𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐬𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬.

¡𝐆𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐞𝐞𝐫!

Volver a amar. [SaneKana].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora