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La mañana en Uri era muy diferente a las mañanas en la capital, todo parecía más tranquilo, sin prisa, Jungsu podía tomar un café tranquilo sin tener que correr a despertar a Hyeongjun, sin el general Goo en el palacio, las clases del más joven de los Han estarían en una pequeña pausa, hasta volver a Jael. La tranquilidad que lo rodeaba solo lo hacía transportarse a la noche anterior, a aquel lugar donde pudo sentirse liberado luego de tanto tiempo. Inconcientemente, jugaba con aquel collar que su esposo le había obsequiado antes de despedirse, era una cadena de oro con un dije de una piedra preciosa azulada en forma de lágrima, sabía que su marido era muy detallista y romántico, pero que el dije tuviera las letras KJS en la parte de atrás era un detalle que superó sus espectativas, un sonrojo y una sonrisa aparecieron en su rostro, por más que intente negarlo, ya no puede más, cada día crece en su interior un gran cariño hacia el mayor, lo quiere, demasiado para respetar aquel acuerdo que hicieron al inicio de su matrimonio. Era por eso que había decidido empezar a usar su anillo de matrimonio, este también era de oro y tenía un zafiro en el centro, con tres diamantes de cada lado, un anillo muy hermoso que su esposo le había dado en cuanto llegaron de Krista, antes se sentía mal por usarlo, ya que el mayor le contó que era una herencia familiar, pero ahora esa incertidumbre se transforma en calidez, pues poco a poco se sentía digno de aquel obsequio

-Jungsu hyung, es hora de irnos- indico el de cabello bicolor mientras se levantaba de la mesa en la que estaban desayunando, el mayor asintió, levantándose también

El trio salió de la zona en la que comían los empleados, subiendo varias escaleras, saludando a varios guardias y sirvientes hasta llegar a la habitación del príncipe, donde el guarda que cuidaba la puerta durante la noche se retiró con una reverencia. Abrieron las puertas con delicadeza, viendo como Hyeongjun dormía en un extremo de la cama, acurrucado entre las mantas, a paso lento, empezaron a sacar la ropa que usaría ese día, sabían con exactitud lo que harían ese día, solo sería un desayuno con la abuela del príncipe y un paseo por el pueblo así que no debía usar algo tan extravagante, así que solo era una camisa gris sencilla y un pantalón negro. Cuando terminó de ordenar lo que Hyeongjun usaría en una repisa del baño, salió de este, justo a tiempo, pues Jiseok acababa de despertarlo

-buenos días hyungs- saludo con una sonrisa perezosa mientras salía de la cama

-buenos días Hyeongjunie- respondió Jiseok con alegría

Fue así como empezó su día sin problemas.

-¡DIEZ VUELTAS MÁS!-  exclamó al grupo de chicos que corría, a su lado, una mujer de cabello rubio violeta veía a todos lados, examinando a los jóvenes

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-¡DIEZ VUELTAS MÁS!-  exclamó al grupo de chicos que corría, a su lado, una mujer de cabello rubio violeta veía a todos lados, examinando a los jóvenes

-¿Cómo calificaría a esta generación?- le pregunto

-7.3, es el promedio general de los legionarios, los médicos los superan con 2.3 de diferencia, es la primera vez que pasa algo como esto- contesto- son la peor generación desde hace cincuenta años

|El Príncipe Perdido|®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora