CAPITULO III

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Anastasia Weinhooth

Stefan me dejo en el museo de Louvre, mamá sabe que me encantan los museos así que dudo mucho que le parezca raro que esté aquí, son las nueve de la mañana, Elizabeth es lo primero que veo después de despedirme de Stefan de forma discreta.

Me recibe con un fuerte abrazo donde me da vueltas, rio entre sus brazos puesto que Eli siempre ha sido como otra hermana para mí. Caminamos hacia un parque, amo los museos, pero quiero estar pendiente de Eli y no del arte que me consume.

Le cuento como fue mi día y noche con Stefan, reímos y sonreímos, a Eli le gusta que yo haga eso, pese a que sabemos que está mal... Pero todo en nuestra vida lo está, agregar otra cosa no estaría de más.

—Stefan suena como... No sé, no lo conozco, pero por lo que me dices debe de ser todo un... ¿Galán? —ríe sin saber como referirse a él.

Yo tampoco sabría como referirme a él, no sé que somos, así que, ¿Si yo no sé que somos, quién lo sabrá? Nadie. Nadie aparte de él y de mí cuando lo discutamos.

—En fin, cuéntame que tal estuvo tu día de mentiras —giro mi cuerpo hacia su dirección, para darle toda mi atención y apreciar mejor su rostro.

A diferencia de mí, que soy pelirroja de ojos verdes, Elizabeth tiene el cabello negro propio de los Weinhooth, al igual que sus ojos, los cuales son grises a tope. Mis hermanos y yo somos mucho más parecidos a la familia de mi madre que a la de mi padre.

Algo que agradezco infinitamente.

Elizabeth es hija de uno de mis tíos, Joseff, un científico de la NASA que la dejo al cuidado de nuestra abuela mientras el trabaja, la madre de Elizabeth también tiene una carrera, por lo que estuvo de acuerdo en dejarla con Juliana —mi abuela—, Elizabeth se canso de ello, por lo que vino a Francia, donde vive una tía de ella, misma que la recibió hace unos meses.

Tener a Elizabeth en casa, es tener un guardaespaldas contigo, mide 1.80 y aún sigue en crecimiento, es de muy buen cuerpo, rasgos hermosos. Cualquiera que la quiera intimidar tendrá que pensarlo unas cuantas veces.

—Mi tía me apunto a unas clases de artes marciales, gracias a la educación de Juliana sólo voy al último año de preparatoria, para aprobar y tener el título. Luego de ello soy libre de hacer lo que quiero, que de igual modo lo hago, ya que veo lo de la preparatoria desde casa.

Un dato importante: toda nuestra educación a sido desde casa, con profesores privados o con clases en línea, pero nada que sea presencial, sacarnos del castillo es peligroso, más si se enteran de quienes somos: por ello nos entrenan —sobrepasaron todos los límites en ese aspecto—, estoy calificada para entrar a una universidad dentro de poco, planeo estudiar dos carreras simultáneamente, Juliana dijo que cuando estemos en esa época nos soltará las riendas.

No porque quiera, sino porque debe. Nuestros padres no fueron idiotas, hicieron un contrato para que Juliana tuviera nuestra custodia hasta los dieciséis, tiempo suficiente para educarnos adecuadamente.

Los Weinhooth son una familia reconocida por sus logros, títulos, negocios y demás. Tenemos desde empresas hasta científicos de la NASA, bioquímicas superdotadas; mi tía Amy, quien vive en Rusia, y es la mujer más inteligente que he conocido en este mundo.

Amara y Amanda, quienes son dotadas de habilidades en negocios, ventas, marketing y otras artes... Ambas con dos imperios que cada vez crecen más.

Jorge, el principal directos de una de las empresas.

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