CAPITULO X

21 3 0
                                    

Anastasia Weinhooth

Mi respuesta a la carta de Stefan fue bien recibida, pues tuvo una carta de vuelta. La cual dice:

"Acepto cualquier consecuencia de mis actos. No importa que tenga dejar con tal tenerte a ti, eres mi única deseo y la única dama que quiero junto a mí. Espero ansioso tu visita a Francia, anhelo volver a besarte y abrazarte. Mónica Weinhooth eres la única mujer que tengo en mente y que quiero ver. Ninguna es como tú..."

No termino de leer la carta, no me gusta esto de querer ser tan... Lame botas, guardo la carta junto a las demás. No necesito saber más. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Dudo mucho que esas palabras tengan alguna verdad, es un artista, soltero que salió conmigo y me llevo a la cama sin siquiera ver mi identificación. No fui la primera y no seré la última. Tengo dieciséis años, casi diecisiete, no soy una adulta, pero tampoco soy una niña. No soy tonta, bastante he aprendido.

Me duele que sea así, tenía una burbuja con él muy linda, vivía en su sueño con él en mi mente. Pero todo eso debe permanecer ahí, no en la realidad. Stefan no es bueno para mí, me relaja y me gusta, pero no es lo que necesito.

Muchas cosas me lo han dejado en claro. No he visto más a Daniel en el castillo ni fuera de aquí, tampoco deseo verlo, no a menos que sea obligatorio. Los hombres no son mi prioridad. No quiero más nada que ver con ellos. Son más una piedra en el zapato que otra cosa.

Harry me insulto, me llamo "ramera" de una forma muy disimulada. Si fuera un hombre y no una dama sería un héroe por compartir con más de una mujer, pero como soy una señorita es algo impropio. La hipocresía de la sociedad no deja de sorprenderme.

Claro está, que por ser una Weinhooth podría hacer y deshacer, pero resulta que soy la única bajo ese apellido que no tiene esa suerte, porque soy una prometida y una duquesa. Vida que no decidí, y con la cual me engañe mucho tiempo. Yo no quiero eso. Yo no quiero nada de eso. Juliana lo desea, yo no. Me usará a su antojo y hará que haga lo que sea con tal llegar a dónde ella misma no puede.

Resulta que no deseo ser marioneta de nadie, así que de una u otra forma dejaré de serlo. Cueste lo que cueste. Solo quiero mi vida, vivir en paz y libre, sin ataduras ni compromisos. Sin cadenas que me mantenga presa en estos muros. Esperaré por Lauren para largarnos de aquí todos, porque más nada me ata aquí.

Me salgo de mis pensamientos al escuchar que tocan la puerta.

—¿Mónica? —la puerta se entre abre, es Cold.

—Pasa... —murmuro, cepillo mi cabello. Estoy sentada frente a mí tocador, visto una bata de satín blanca, el cabello me cae suelto por ambos lados del rostro.

—Tan bonita y sin nada de brillo... —me sonríe, cierra la puerta y se acerca a darme un beso en la frente.

—¿Me echo escarcha para que seas feliz? —enarco una ceja, trato de sonreír para no verme tan odiosa.

—Pasaste de ser una dulce fresa a ser un limón —se sienta en el sofá que está en mi habitación, es de gamusa roja.

—¿A qué se debe tu visita hermanito? —le sonrió, buscando todo mi buen humor para él. Últimamente ando de a toque, me dicen lo más mínimo y exploto.

Me han llevado más veces al sótano, me imagino que es Cold, quien quiere que me desquite con los de abajo que con los de arriba. Mi rostro ya se curo de los golpes de mis tías, no puedo decir lo mismo de ellas...

Lost SoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora