Something

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Something in the way she looks...

Karina

Se quitó los auriculares, enfadada, y los lanzó sobre la cama. Estaba bloqueada, otra vez.

Tras su bloqueo estival, había pensado que las asignaciones de la universidad la ayudarían a salir de aquel agujero oscuro, pero había estado equivocada. Y todo porque el estúpido profesor de Pintura II les había puesto una tarea imposible.

-Este cuatrimestre irá de plasmar sentimientos de forma material - había dicho -. Para esta semana quiero una pintura sobre la intimidad, y sabed que estaréis suspensos todos aquellos que hagáis alguna referencia al sexo. Me refiero a otro tipo de intimidad. La intimidad de las almas y no de la carne.

Y allí estaba Karina, sin saber qué demonios dibujar. ¿Cómo que intimidad sin sexo? ¿No era justo eso, gente desnuda, sudor y tal? Bufó, pensándose si pedirle ayuda a Giselle. Al contrario que ella, que pintaba lo que salía de dentro, Giselle era experta en plasmar la realidad que la rodeaba, como un prisma que convertía la luz en colores. Ella no hubiera tardado en grabar a Ningning bailando en pijama en el piso que ambas compartían, a ellas viendo una película en silencio pero con las manos entrelazadas o cocinando cualquier cosa mientras conversaban.

Pero es que Karina no tenía aquel tipo de intimidad con nadie. Desde lo de su madre, se había encerrado en ella misma, y sólo sus dos amigas habían sido capaces de llegar a la última capa de su ser. Además, la gente como Karina tenía clara una cosa, si te alejas de donde puede explotar una bomba, la metralla no te hará daño.

Así que decidió dejar aquel dibujo, al menos por aquella noche, y bajar a la cocina a por un vaso de agua. Tal vez después siguiera dándole vueltas a la asignación de Escultura II, mucho más sencilla, o llamaría a Ningning para preguntarle si quería posar para su tarea de Teoría del Movimiento. Sonrió mientras lo pensaba. La pobre Ningning estaría harta de hacer de maniquí para los deberes de su novia y su mejor amiga.

Se sorprendió al ver a Taeyeon y a su padre cenando. ¿Ya era tan tarde?

-Karina - la saludó Minho -. Tienes comida, por si te la quieres calentar. He supuesto que estabas trabajando y no quería molestarte.

Ella asintió.

-Vale, gracias.

Había decidido que era inútil llevar una guerra en casa, y que la novia de su padre no tenía por qué estar pagando. Una relación cordial, nada de afecto, ni de conversaciones, ni de lazos. Lo suficiente para no estar tirándose jarrones. Nada.

-¿Dónde está Minjeong? - preguntó entonces.

Lo cierto es que no le había dirigido la palabra desde el incidente de su habitación. Se la había cruzado por la casa, pero como no tenían el mismo horario no tenían que convivir demasiado tiempo.

-Oh, ha ido a una fiesta de bienvenida, o algo así. Estaba muy emocionada.

Karina no pudo sorprenderse. Claro. Las pocas veces que había visto a su hermanastra, había notado en ella el uniforme de animadora que había sido su némesis durante sus años de instituto. Por lo visto su nueva hermana era una de esas chicas populares a la que invitan a las fiestas. ¿Por qué no le extrañaba?

-Guay - dijo simplemente.

-Taeyeon estaba más nerviosa que ella - comentó su padre con una sonrisa. Karina se esforzó por no decir que le traía sin cuidado -. No ha soltado el teléfono desde que Minje se fue. Tú ibas a fiestas en el instituto, Karina, dile que todo estará bien.

Bueno, para ser justos, a Karina no la invitaban a fiestas. Iba al muelle, con los del Club de Teatro y el Club de Audiovisuales. Recordaba la primera vez que le ofrecieron un cigarro, y cómo unas Karina, Ningning y Giselle de catorce años lo habían mirado aterradas. Karina había sido la primera en darle una calada, en una adolescencia que había sido una búsqueda constante de cosas que la mataran poco a poco.

Trouble - Winrina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora