Lost

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I could stay awake just to hear your breathing

I could stay lost in this moment forever

Aquel domingo no fue como los demás. Normalmente, Minjeong se levantaría y bajaría a desayunar sin quitarse el pijama, vería las noticias con Minho y su madre y luego subiría a la habitación a terminar las cosas del instituto para el día siguiente.

Pero aquella mañana no lo hizo. Principalmente, porque no amaneció en su habitación. Las sábanas eran más claras, la ventana no estaba en el sitio de siempre y, en primer lugar, no solía despertar con un cuerpo semidesnudo abrazándola desde atrás, o con suaves besitos al lado de su oreja.

Sonrió, estirándose y entrelazando sus dedos con los de Karina, posados en su estómago. Se dio la vuelta en sus brazos, abrazándola más cerca, escondiendo su cara somnolienta y sus ojitos entrecerrados.

-Buenos días - saludó Karina, estrechándola. Oyó un gruñidito que interpretó como un saludo. Minjeong no era de despertar fácil. Le acarició la espalda, y juró que estaba escuchando a la otra ronronear -. ¿No hay beso para la chica del cumpleaños?

Minjeong salió de su escondite para besar su boca. Le daba igual el sueño, el aliento mañanero, la tirantez de sus músculos. Quería pasar así todas sus mañanas.

Si no hubiera sido por un estridente timbre que la sacó de su mundo de fantasía, amor y hadas.

Karina chistó con la lengua antes de coger el teléfono de su mesilla de noche.

-Es mi padre - dijo mirando la pantalla con los ojos entrecerrados. Demasiado brillo para por la mañana -. Querrá felicitarles. - Le hizo un gesto a Minjeong para que mantuviera silencio y descolgó la llamada -. ¿Sí?

Minjeong tuvo que taparse la boca para no reírse cuando el coro a dúo de Minho y su madre sonó cantando el cumpleaños feliz desde el otro lado de la línea. La cara de Karina estaba tan roja que iba a explotar.

-¡Felicidades, hija! - exclamó su padre -. ¡Veinte años ya!

-Gracias, papá - rió Karina.

-Sigues viniendo a comer, ¿verdad?

-Claro, ¿comemos todos?

-Sí, sí. Pero Minjeong salió anoche, está en casa de su amigo.

-Puedo... puedo recogerla por el camino - sugirió Karina, guiñándole un ojo a la otra, que la miraba con curiosidad.

-Oye, pues estaría bien.

Karina se despidió de Minho y de Taeyeon, colgando el teléfono y volviendo a abrazarse a Minjeong. Le gustaba pasar tiempo con su padre, pero no quería salir de aquella cama, desnuda con Minjeong. Sonrió ante los besitos en su cuello, las cosquillas de Minjeong en su costado.

-Mmm, Minje... - musitó, quejándose aunque no le estuviera molestando en absoluto -. Tenemos que irnos a casa...

Minjeong asintió, pero subió por su mandíbula hasta su boca. Karina acarició su mejilla, profundizando el beso, rozando su lengua con la de ella, notando las manos de Minjeong en el valle de sus pechos y bajando las suyas propias a su trasero.

-Voy a vestirme - dijo repentinamente levantándose, dejando a una Minjeong sorprendida.

Karina sabía qué rumbo estaba tomando aquello, y no podían permitirlo. Primero, tenían que estar en casa de sus padres en un par de horas, y segundo, la caja de condones yacía vacía en la mesilla de noche.

Minjeong aprovechó la visión preferente del culo desnudo de la mayor mientras abría su armario y se ponía unos bóxers blancos. Apoyó la cabeza en su propio brazo para observarla, oliendo el olor de su piel. Olía a Karina, y no sólo por la cercanía de sus cuerpos. Después de lo que podrían haber sido horas, las dos se habían arrastrado a la ducha (donde por cierto, habían usado el último preservativo). Minjeong se había relajado con las manos de Karina frotando su cuero cabelludo y su espalda.

Trouble - Winrina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora