Ahora vienen días de hogueras en la piel,
de pegar los corazones rotos.
Bébelo de un trago, mi cariño es una miel;
sangre del perdón para el pecado.
-¡Nos vemos mañana! - exclamó Minjeong bajándose del coche, sonriéndole a la persona que le devolvía el gesto desde el asiento de conductor. Hyunjin estaba guapa aquella noche.
No estaban saliendo, estaban yendo despacio. Tal vez Hyunjin pensara que eso era lo que Minjeong quería teniendo en cuenta cómo no había vuelto a besarla, y cómo intentaba evitar todo el contacto físico que podía. Pero habían sido unas Navidades divertidas. Yeonjun, Hyunjin y ella saliendo por la ciudad. Incluso las cenas familiares habían sido agradables, con Karina repentinamente amable. Aunque la castaña también intentaba limitar el contacto con ella todo lo posible, y no se habían quedado a solas ni una vez.
Abriendo la puerta de casa, oyendo el motor del coche de Hyunjin irse, se preguntó si debería haberla invitado a entrar. Habían cenado genial en aquel Subway del centro comercial y habían reído viendo la película que recién habían estrenado. Era lo lógico, ¿no? Tener la casa sola era el sueño de cualquier joven y Minjeong lo estaba desperdiciando. Pero no quería que Hyunjin pensara nada raro. Y no era que tuviera miedo de ella, sabía que no intentaría nada con lo que no estuviera cómoda. Simplemente no quería que nadie más supiera un pasado del que no se sentía orgullosa.
Abrió la puerta, dejó las llaves en el cuenco de la entrada y se quitó el abrigo. Sabía que ni su madre ni Minho estarían, por eso se sorprendió al oír abrirse la puerta del frigorífico. Caminó a la cocina.
-¿Karina? - preguntó, pero cuando esos ojos la miraron, se le heló la sangre.
. . .
Ningning se agarró al asa del asiento de copiloto del coche de Karina, temiendo por su propia vida. Su amiga se había saltado, aproximadamente, todos los semáforos de Nueva Jersey, y en cada curva Ningning temía que fueran a salirse de la carretera.
-Karina, tranquilizate...
Karina apretó sus manos en el volante. Sentía que la cabeza iba a explotarle. Explotarle de miedo.
-¿Cómo pretendes que me tranquilice? ¿Qué harías si fuera Giselle?
Ningning pensó en Giselle, que estaba actualmente visitando a sus abuelos de Florida. Suspiró. Si fuera Giselle también se hubiera saltado cada señalización de trafico de la ciudad. Miró a su mejor amiga. Nunca la había visto así, tan asustada, tan furiosa...
Giraron, sin salirse de la carretera de milagro, la curva que entraba en la calle de Karina. Esa calle sin salida en la que había pasado media infancia, en la que había jugado a la pelota y habían montado historias de caballería. Y ahora estaba llena de coches de policía.
A Ningning le dio la sensación de que su amiga saltaba del coche en marcha. Bajó junto a ella y vio a un par de policías acercarse.
-¡Eh! - exclamó uno de ellos - ¡No pueden estar aquí!
-Soy su hermanastra - dijo Karina zafándose de su agarre, sin apartar sus ojos de la casa, oscura y más grande que nunca. Ningning agradeció por un momento la línea de coches de policía que las separaba de ella, porque veía a Karina perfectamente capaz de salir corriendo hacia ella -. Me habéis llamado vosotros, joder.
El número de teléfono de Karina estaba el segundo, después del de Taeyeon, en la carpeta de la policía para el caso Kim. Cuando aquel vecino había dado parte de un hombre con las características buscadas rondando por el vecindario, la policía se había puesto en camino. Demasiado tarde, pensaba el oficial, intentando recibir alguna respuesta desde dentro del domicilio. Kim Minjeong estaba dentro de la casa sola. Bueno, no sola. Con Kim Ki-bum.
ESTÁS LEYENDO
Trouble - Winrina G!P
Fiksi PenggemarCuando su padre le dijo que su nueva novia, la que se mudaría a su casa, tenía una hija más pequeña que ella, Karina jamás se imaginó que se tratara de una joven de diecisiete años. Y mucho menos, que fuera insoportable a la vez que la persona más a...