Beast

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Hoy ha venido la bestia a cenar a casa

Karina

Cuando Karina se bajó del coche, el hombre ya estaba ahí.

Llevaba ahí un tiempo, casi toda la mañana. Observó a la chica castaña y alta que bajó de aquel todoterreno gris, observó sus botas pisar el pavimento de la entrada de aquella casa que había estado observando todo el día, y observó la llave que abrió la cerradura de aquella puerta que llevaba unas horas planeando destruir. Y mucho más después de verla.

Había visto su reflejo en la ventana de arriba, el vuelo de una cortina, el ápice de pánico que había visto en sus ojos que le había dado más placer que nada en el mundo.

Pero Karina no vio aquello, sólo vio un hombre de mediana edad con una gorra de baseball y una camisa de cuadros, que empezó a caminar calle abajo en cuanto la vio. No le dio más importancia de la que le daría a un jardinero.

Se armó de valor cuando descubrió que no estaban allí ni el monovolumen de su padre ni el pequeño coche de Taeyeon. No se había quedado a solas con Minjeong desde el día de su cumpleaños, desde que la había oído. Al menos se alegraba de que le hubiera gustado su regalo.

Sin embargo, no estuvo preparada para lo que encontró cuando llegó al salón de la casa. Vio a Minjeong en el suelo, como si sus piernas hubieran dejado de funcionar, con el teléfono entre las manos, más temblorosas de lo que las había visto nunca y un pánico que nunca había visto en sus ojos. No tardó ni un segundo en arrodillarse a su lado.

-Karina... - musitó -. Menos mal que eres tú. Creía que...

-Claro que soy yo - afirmó agarrándola por los hombros para tranquilizarla -. ¿Quién iba a ser?

-Lo he... lo he visto, Karina. Estaba ahí en la ventana y...

-¿A quién? ¿A quién has visto?

-A mi padre.

Karina sintió que se congelaba en el sitio.

-No puede ser, no puede salir del estado, no...

-¡Estaba ahí, Karina! ¡Lo he visto, joder! - miró al teléfono que aún tenía en las manos -. Iba a llamar a la policía pero no me respondían las manos, yo...

Karina le arrebató el teléfono de las manos. Si era cierto que el padre de Minjeong había ido a por ella tendrían que avisar a las autoridades, pero antes debían de comprobar que era cierto. Ayudó a la morena a levantarse y ambas subieron a su habitación.

-¿Lo has visto por esta ventana? - Minjeong asintió -. Ahí no hay nadie, Minje.

-Se habrá marchado al verte entrar, pero te lo juro, Karina, no estoy loca - balbuceó -. Incluso llevaba su gorra...

La imagen del hombre de la gorra de baseball regresó a la cabeza de Karina como un rayo. Había estado tan cerca... ¿Qué demonios hacía allí y por qué lo habían dejado salir de Misuri? ¿Qué coño estaba haciendo la policía? Se agachó para recoger la mochila del instituto de Minjeong y sacó todos los libros de texto.

-¿Qué haces? - inquirió Minjeong. Karina le pasó la mochila.

-Mete tus cosas, ropa, lo que sea. Nos vamos.

-¿Qué?

-Sabe que vives aquí, Minjeong, no voy a dejar que te quedes. Te vienes a mi casa, al menos esta noche. Date prisa, ya llamaremos a quien sea cuando estemos allí.

Minjeong metió toda la ropa que pudo en aquella mochila con la ayuda de Karina, que no paraba de echar vistazos por la ventana. "Tus documentos", le recordó mientras le tendía su chaqueta. Karina fue un momento a su habitación y Minjeong comenzó a bajar las escaleras. Sintió cómo Karina le ponía una gorra sobre la cabeza y se la ceñía sobre los ojos.

Trouble - Winrina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora