6| RYDER

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No me acostumbro a tener que quedarme en el apartamento del ala izquierda, los primeros días solía entrar mi antigua llave en la cerradura para caer en cuenta de que ya la habían cambiado y de que ya no vivía ahí

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No me acostumbro a tener que quedarme en el apartamento del ala izquierda, los primeros días solía entrar mi antigua llave en la cerradura para caer en cuenta de que ya la habían cambiado y de que ya no vivía ahí. La peor parte era escuchar a mi madre sentirse culpable por lo que mi padre hacía, como si ella pudiera controlar sus acciones o algo similar.

Así que cuando subo hasta el piso correspondiente y veo a alguien tocar el timbre mi ceño se frunce porque aún nadie ocupa el lugar.

—Disculpa, ¿buscas a alguien?

La chica que esperaba frente a lo que solía ser mi apartamento me da el frente. Es una chica de piel trigueña y pelo negro, lo lleva en una coleta alta dejando a la vista su rostro confuso y nervioso que luego relaja un poco en cuanto me ve como si me conociera.

—Tú debes ser Ryder —dice esbozando una sonrisa dejando su nerviosismo a un lado.

—Sí, ¿te conozco?

No es alguien que haya visto antes, tampoco luce como alguna de las personas con las que he compartido clases porque se ve muy joven, probablemente la chica tenga la misma edad que mi hermana, así que el hecho de que sepa quien soy me confunde mucho.

—No, no me conoces. En realidad es la primera vez que te veo. —Asiento sin entender de lo que habla—. Yo conozco a tu hermana. Soy... soy su ¿amiga? —dice no muy segura de sus palabras.

—¿Eres su ex? —pregunto y se sonroja tan rápido como suele hacer Kristen.

—Sí, algo así —dice apartando la mirada y me siento un poco mal por ser tan directo.

Nunca conocí a la chica con la que Deena salía, por lo que no conocer su rostro es sin duda lo menos que podría pasar, en realidad estoy seguro de que no la conozco por el hecho de que la chica no había salido aún del closet y le avergonzaba decir que era lesbiana. Tengo entendido que fue la misma razón por la que las cosas no salieron bien entre ellas: Deena carece de paciencia y no supo esperar por ella.

Me giro hasta mi puerta, entro la llave en la cerradura y la abro para señalarle que pase.

—Puedes esperarla aquí —le digo y mira de mi rostro a la puerta como si dudara de mí—. Llamaré a Deena para que sepa que estás aquí.

Asiente y aunque no está muy segura la chica entra en el apartamento.

—Por cierto me llamo Isla.

—Ok, Isla. Siéntate como en casa. —Me saco la mochila y la dejo con cuidado sobre la mesa para luego sacar mi teléfono y marcar el número de mi hermana.

—Gracias. —Ella se sienta en el sofá y observa todo con detenimiento mientras escucho el primer tono de llamada.

—No, no estoy con Kristen —es lo que dice Deena en cuanto toma el teléfono—. Soy una mujer independiente, ya sabes.

Cinco Razones Para Quedarte [Libro II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora