15| MAYA

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Me detengo un momento en la cocina, Ivy está haciendo algo para desayunar, está descalza y lleva una ropa que solo la he visto usar en el embarazo

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Me detengo un momento en la cocina, Ivy está haciendo algo para desayunar, está descalza y lleva una ropa que solo la he visto usar en el embarazo. No luce como ella, sus mejillas están hinchadas, su vientre parece que se infló de un día para otro, ni siquiera puedo recordar cómo era hace unas semanas ni cuándo fue que creció tanto.

Necesito prepararme mentalmente para el día en que el pequeño Zac venga al mundo, no me cabe duda de que será un momento difícil, tal vez no como Shawna porque Ivy tiene fecha para una cesaría a diferencia de la pelirroja no le tocará hacer el trabajo de pujar a su bebé.

Me acerco, esta haciendo pancakes, se ha cogido con comer esa cosa todos los días.

—¿Cómo está el bebé de la tía? —Me inclino hacia su vientre y dejo un beso sobre él—. ¿Qué? ¿Panqueques? ¿Eso es lo que quieres comer?

Ivy suelta una carcajada.

—Que ya quieres conocerme, ¿dices? Yo también, sí.

Ivy lleva su mano a mi hombro como si me abrazara y cuando alzo la vista puedo ver su sonnrisa. Se ve muy bien, se ve bastante feliz. Que haya perdido al otro bebé al final no le afectó tanto, cada vez que la veo seguir adelante como si las cosas en su vida no hubieran sido complicada hace que me sienta tan orgullosa.

—Eres como un algodón de azúcar —me dice.

—Prefiero ser un chocolate —digo poniéndome de pie y dejándole su espacio personal antes de que se moleste—. ¿Quieres que te ayude?

—Por favor.

Deja la espátula en mi mano antes de rodear la isla y tomar asiento en una silla que no tengo idea de cuándo llegó ahí, supongo que se cansa mucho de estar de pie, así que se ha creado esa alternativa.

—¿Fuiste a ver la bebé de Shawna? —inquiero mientras saco el pancake del sartén y vierto la mezcla que ya ella tiene preparada.

—Aún no, pero pienso ir esta semana. Me gustaría conocerla antes de dar a luz.

Pongo un par de panqueques sobre un plato y lo dejo frente a ella por si quiere empezar a comer.

—Puedo acompañarte cuando vayas —sugiero. Ella asiente.

—¿No tienes clases temprano hoy?

—Tengo tiempo, no te preocupes.

—¿Segura?

—Muy segura. Y si necesitas algo puedes llamarme también.

—Estás muy atenta estos últimos días. ¿Mal de amores?

Me quedo en silencio por un momento.

—Estás en tu último trimestre, sé que es incómodo hacer ciertas cosas que sueles hacer con normalidad, solo quiero  ayudarte.

Termino de preparar el desayuno y me siento junto con ella a comer, se supone comería otra cosa, pero me dio un poco de pereza preparar algo más cuando ya esto estaba a medio hacer.

Cinco Razones Para Quedarte [Libro II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora