Aceptación.
Aunque Bellamy lo llama estar acojonado.
Así le llamo a este momento en el que coqueteo de manera amena con una chica desde que me gusta Maya. Existe este momento de epifanía, por llamarlo de algún modo, en el que te das cuenta de que ya no hay nada que hacer y que debes seguir con tu vida. Que Maya me guste no debe de impedir que ciertas cosas sucedan, ni siquiera significa nada porque bueno, no ha pasado nada entre nosotros, no más allá de que todo es unilateral.
La chica que me sonríe y habla con ganas sobre una extraña dieta que lleva a cabo se llama Martha. Martha es una mujer de cabello oscuro y piel clara. Tiene ojos grandes que la hacen ver un poco intimidante incluso si es de baja estatura. Su cabello es bastante largo y toma suaves ondas hasta bajar más allá de sus pequeños pechos y luce una espléndida sonrisa.
Algo que me gusta de Martha aparte de que es muy atractiva, es que es una chica que no teme hablar de cómo se ha abierto paso a la aceptación y el amor propio. Aunque tenga ciertos problemas con el yoismo admiro toda su fortaleza. Tenía sobrepeso en la adolescencia junto a otros problemas de autoestima radicados en el hecho de que le hacían bullying en la escuela. Luego salió de ese ambiente tóxico y trabajó mejor en sí misma hasta ser ahora la mujer que es.
Así que Martha me explica como lleva una alimentación saludable y libre de grasa porque suele engordar con facilidad y es más fácil comer saludable que bajar de peso.
Cuando acaba la cerveza entre consejos que no creo que vaya a seguir la invito a bailar y acepta.
—Lo que más amo de las fiestas es bailar —asegura cuando tomo su mano y nos adentramos un poco más al centro de la casa de Channel. Porque sí. Channel tiene una fiesta otra vez—. Tu mirada es hipnotizante.
Su mano se aferra a mi cuello mientras se contonea junto a la música.
—No como la tuya —le aseguro y ella sonríe con amplitud.
—He escuchado mucho de ti, ¿sabes? —comenta.
—¿Sí? —arqueo una ceja—. ¿Algo que hayas visto ya o no voy acorde a lo que te han contado?
—Eres tan simpático como todos me han dicho. También vienes con cierta etiqueta.
—¿Etiqueta?
—Cierta advertencia de hombre mujeriego.
Río. No hay ninguna equivocación en lo que está diciendo.
—¿Te molesta? —inquiero.
—En realidad... —deja colgada la oración para acomodarse más cerca de mí—. Soy de las que creen que el compromiso está sobrevalorado.
Juguetea con mi cabello y a pesar de que es una mujer que habla mucho de sí misma creo que me gusta un poco su manera de pensar.
—¿Por qué está sobrevalorado? —inquiero.
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Cinco Razones Para Quedarte [Libro II]
Fiction généraleSegundo libro de la bilogía Seis Razones. * * * Brayden, Shawna, Ryder, Kristen, Garrett y Maya han compartido mucho: momentos felices, de angustia, decepciones y el comienzo de lo que promete ser una buena amistad. Pero no importa un qué, ni un có...