13| RYDER

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Extiendo mi mano hacia ella, esta un poco renuente a darme las llaves de su auto, pero al final desiste

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Extiendo mi mano hacia ella, esta un poco renuente a darme las llaves de su auto, pero al final desiste. 

—Cuídalo como si fuera tuyo. 

—Estarás justo a mi lado mientras conduzco. 

—Solo aclaro un punto —defiende Kris y mira detrás suyo—. Deena, sal de ahí ya —grita, cuando está a una habitación de distancia. 

Hoy Kris luce mucho más baja, especialmente porque no lleva zapatos de tacón, sino unas zapatillas deportivas. Es muy inusual que no lleve sus pies sobre unos zapatos extremadamente altos, así que me resulta un poco extraño. 

Deena aparece frente a nosotros cepillandose el cabello como si fuese a sujetarlo en una cola y como si el tiempo tampoco le diera para haberlo hecho en su habitación. 

—Solo cinco minutos —pide y vuelve por el mismo lugar que salió. 

—Mejor me siento —digo porque parece que aún le falta mucho. Es como si fuese a impresionar a alguien, cuando solo es el cumpleaños de la abuela.

Tomo asiento en el sofá y alzo las cejas hacia Kris quien sigue de pie como si esta no fuese su propia casa. 

—Creo que se va a tardar mucho, ven siéntate un momento. —Ella suspira. Sé que se está comiendo la cabeza con llegar tarde, Kris es ese tipo de persona que necesita llegar a tiempo a todo, además de el hecho de que sea un entorno donde estará gran parte de mi familia sé que la pone nerviosa. 

Se sienta a mi lado y tomo su mano izquierda con la mía, lleva las uñas pintadas de un color beige. 

—¿Crees que está bien que vaya? No soy de la familia, así que... 

—Luces muy nerviosa. —Dejo un beso en el dorso de su mano—. Estará bien que vayas. A mi abuela le gusta conocer gente nueva. 

—Eso no me hace sentir mejor. 

—Y no es como si fuese a decirles a todos que me voy a casar contigo o algo raro. 

—¿No piensas casarte comigo? 

Suelto una carcajada y el esbozo de sonrisa que se dibuja en su rostro me hace saber que está bromeando. 

—¿Te gustaría casarte algún día? —pregunto solo por curiosidad. Ella se encoje de hombros. 

—Algo de lo que sí estoy segura es que no quiero tener hijos. No después de haber visto a Shawna hiperventilar. Yo siento mareos de solo pensar en algo así. 

—Solo estaba asustada. Es su primer bebé. 

—Primer bebé. Eso suena a que tendrá más y déjame decirte que la cara de Shawna decía jamás en mi vida me meteré en esto. Me sigo preguntando cómo es que no me desmayé junto con ella. 

Suelto una carcajada ante su cara de disgusto y los espasmos falsos qué hace. 

—Bien, no tengas hijos, entonces. No es obligatorio ser madre. 

Cinco Razones Para Quedarte [Libro II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora