No suelo correr de tarde, bueno, no suelo correr en lo absoluto, pero a Maya le gusta hacerlo y una vez más he decidido seguirle la corriente, para mi suerte esta vez no hace frío. Maya lleva su pelo recogido hacia arriba, como si fuera un pompom sobre su cabeza, tal vez una piña y lleva puesto un conjunto deportivo color celeste. Ese color le queda muy bien.
Imito sus movimientos y caliento a su lado sin decir una palabra, ella ha estado un tanto callada y yo por igual he decidido concederle el silencio. No sé por qué, pero siento como si algo estuviese rondando su cabeza y esa haya sido la razón por la que me ha pedido salir a correr tan de imprevisto. Si bien hemos intentado restablecer nuestro contacto las cosas no se sentían tan tensas después de la extraña conversación que tuvimos hasta este momento.
-¿Te vas a quedar ahí? -me pregunta y troto hasta ella mientras despejo mi mente de inquietudes absurdas.
Maya me brinda una sonrisa mientras emoieza a correr a mi lado.
-¿Te han comido la lengua los ratones?
-No, ¿por qué?
-Bueno, tal vez porque no estás haciendo ningún comentario incómodo, por ejemplo.
Sonrío.
-Debo dejar descansar tu bella cabezita, cariño -le digo, incluso si solamente estoy evitando ponerla incómoda. He estado pensando en ello y dejar de poner a Maya en una situación comprometedora tal vez haga que las cosas entre nosotros sean mejor, solo que es un poco difícil.
-Qué considerado eres -rueda los ojos-. Pero no quiero que hagas eso por mí. Es parte de lo que eras cuando nos conocimos, así que no debería ser un problema, no quiero que cambies nada por mí, mucho menos porque... Porque creas que a Aaron le molestan esas cosas.
Me detengo, ella hace lo mismo cuando ve que no le sigo el ritmo y se gira hacia mí con una ceja alzada.
Maya trota de vuelta hasta estar frente a frente.
-¿Qué?
-Pensaba que me conocías muy bien.
-¿Qué quieres decir?
-No me importa Aaron. Nunca dejaría de hacer algo porque a él le molestase. ¿Sabes porque mi hermana siempre está asumiendo cosas sobre mí? Porque ella sabe que no me importan los límites. Aaron para mí no representa un límite, tú sí, Maya. Pero la verdad es que no lo has entendido.
Frunce el ceño. Yo vuelvo a trotar cruzando por su lado y tomando un ritmo un poco más rápido de lo que teníamos al iniciar.
Maya me alcanza y se sitúa a mi lado corriendo a la par mientras me observa como si fuera un enigma por resolver.
-Brayden.
-Sí.
-¿A que te refieres con que no entiendo?
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Cinco Razones Para Quedarte [Libro II]
Ficțiune generalăSegundo libro de la bilogía Seis Razones. * * * Brayden, Shawna, Ryder, Kristen, Garrett y Maya han compartido mucho: momentos felices, de angustia, decepciones y el comienzo de lo que promete ser una buena amistad. Pero no importa un qué, ni un có...