Los rayos del sol golpeaban con gentileza los exteriores del palacio real que se erigía en el centro de la fría ciudad de Gylden, la capital del reino de Wealthland. El gran jardín en los interiores de los muros que cubrían el Palacio eran un oasis de colores vivos y alegres en una ciudad cubierta por una paleta de tonos grises y opacos. Era una mañana de verano y algunas flores habían logrado florecer por completo, algo que no era común que pasara todos los años por lo que el jardín era especialmente brillante y hermoso.
En ese jardín había una mujer sentada apaciblemente frente a una de las fuentes. Era una mujer bella con un hermoso vestido azul y una tiara sobre su cabello perfectamente peinado, era fácil notar tanto su belleza como su fragilidad, fragilidad proveniente de los inicios de una enfermedad degenerativa. Cualquiera que viese lo suficiente podría haber percibido un halo de tranquilidad a su alrededor. No estaba haciendo nada en especial, solo se mantenía ahí sentada tomando un baño de sol. Esa mujer era la reina de Wealthland.
En el regazo de la reina se posaba la pequeña cabeza un niño vestido con ropas de entrenamiento de combate, dormido tras no haber podido resistir el haber despertado más temprano de lo usual, en sus manos mantenía abrazada una pequeña espada de madera que solía usar. Ese niño era el príncipe Alphonse cinco años atrás . La reina tarareaba una tranquila y dulce melodía y acariciaba la cabeza del pequeño príncipe.—¿Madre? —pregunto Alphonse al entreabrir los ojos. La reina sonrió apenas oyó su voz y bajo su mirada para verlo despertar.
—Vaya, vaya, pero mira quién ha vuelto —dijo con un tono sereno. El pequeño príncipe no se movió de dónde estaba, sentía tranquilidad y paz absoluta, podría fácilmente haberse vuelto a dormir.
—Te levantaste antes que todos y te fuiste a entrenar pero al final te quedaste dormido sobre está banca, ni siquiera despertaste cuando te moví.El príncipe había escuchado pero no respondió nada, abrazo con más fuerza su espada y se volteo viendo a la fuente.
—Dime Alphonse ¿Por qué lo haces? —preguntó la reina casi susurrando a su oído. No fue específica pero Alphonse sabía muy bien a qué se refería. Hubo un pequeño silencio, la reina vió hacia la alta estatua de la fuente frente a ellos mientras aún acariciaba los oscuros cabellos de su hijo menor.
—¿Sabes? Esta bien que no seas como ellos —dijo sin bajar la mirada —Alessander, Anneliese y Ambrose, tus hermanos, todos ellos tienen algo que los hacen únicos y especiales. Tu también tiene algo que te hace único y especial y no tienes que buscar ser como ellos aunque los admires.Alphonse no respondía nada pero escuchaba atentamente las palabras de su madre.
—Tienes mucho tiempo para decidir que hacer, así que no tienes porque apresurarte — hubo otro pequeño silencio mientras la reina se preguntaba a si misma si decirlo o no —Incluso con esto ¿Entiendes? Si un día cuando seas mayor prefieres hacer otra cosa que estar aquí, hazlo, no dejes que te detengan.
De pronto los rayos del sol se desvanecían al igual que la imagen de su madre, y esa cálida sensación regresaba al profundo adentro en la que había estado guardada. Ahora salía de su letargo y volvía a la realidad.
Con esto ¿A qué se refería? Fue algo que se preguntó el príncipe Alphonse solo hasta un tiempo después de aquél día, fue en realidad el día después de la muerte de la reina, dos años después, que logró recordar por primera vez aquella charla en el jardín. Nunca se lo contó a nadie pese a pensar en ella a diario ¿Había algo que su madre hubiera preferido hacer? A veces pensó en preguntárselo a su padre, pero temía que él, el rey, no le fuese a dar ninguna respuesta en absoluto.Cuando el príncipe Alphonse comenzó a despertar el sol ya había caído y la enfermería era iluminada por el suave luz reflejante de la luna rota en una noche fría y silenciosa. Cuando apenas comenzaba a recobrar la conciencia los recuerdos de lo que había sucedido en el día llegaban a él como si de una pesadilla se tratara, pues solo pudo recordar al héroe invocado de otra tierra que se colapsó tan pronto llegó a causa del miasma.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas De Fere: El Príncipe Y El Héroe Invocado. (Primer Borrador)
DiversosEn el mágico mundo de Fere han pasado 200 años desde que un cataclismo llamado La Gran Devastación hizo fracasar la revolución industrial y el alguna vez glorioso reino de Wealthland ahora enfrenta la pobreza y el estancamiento. Por esto el idealist...