VI

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El paisaje alrededor se desdibujó y el día soleado se tornó súbitamente en un remolino frío de luces y colores con forma de agujero que lo arrastró sin poder hacer nada. La rapidez con la que sucedió todo le impidió gritar o siquiera reaccionar al ser incapaz de procesar lo que ocurría en el momento y en lo que fue un abrir y cerrar de ojos un nuevo paisaje terminó por dibujarse ante él. Las sensaciones le volvieron pero sus sentidos tardaron en adaptarse al ahora gélido entorno que le rodeaba. Abrió los ojos esperando encontrar aquel paisaje que involuntariamente dejó: el sol brillando, los turistas recorriendo el lugar y su clase visitando la zona arqueológica, pero lo que lo recibió en cambio fueron siluetas extrañas a su alrededor que se tornaron en ancianos con ropas extrañas y holgadas portando sombreros puntiagudos. Ni siquiera pudo decir algo antes de notar la respiración agitaba que podía escuchar frente a él, bajó la mirada para ver a un apuesto muchacho de su edad sujetándose de lo que parecía ser una espada brillante. Este misterioso muchacho extendió su mano en su dirección y con una expresión de agotamiento combinada con alegría pronunció las primeras palabras que escucharía en el nuevo mundo.

—Bienvenido seas... Héroe —Por pura inercia levantó su mano hacia la de aquel chico con armadura y capa azul pero súbitamente sintió que una vez más todo a su alrededor dio vueltas de forma tan abrupta que lo obligó a caer aunque no fue el duro suelo el que lo atrapó sino los brazos de aquel joven mientras una vez más volvió a escuchar su voz antes que todo se dispersara.

—¡Liondas! —Antes de que todo se volviera a oscurecer pudo ver a uno de los ancianos corriendo hacia él, tan pronto llegó se hincó frente suyo y pareció decir algo pero le fue ya imposible entenderlo y una vez más todo fue tiniebla.

En la oscuridad vio muchas cosas pero difícilmente pudo entender la mayoría o darle alguna forma. Sombras extrañas parecían formarse, de ella sobresalían tres siluetas, dos mujeres y un chico, parecían ir hacia él sin importar cuánto tratara de evitarlas, sintió desesperación, temor y tristeza aunque no siempre eran de él ¿Se trataba de un sueño? No, una pesadilla. Lo que parecía tan brillante y rápido como una estrella fugaz se elevaba en la lejanía de un distoricionado horizonte hasta llegar a un objeto en el, un orbe, haciéndolo explotar, de esto, alas enormes caían y al estrellarse una ola de destrucción se levantaba y arrasaba con todo. Luego de eso vio a una turba, una muchedumbre iracunda gritando en su contra mientras era dirigido a una luz brillante y filosa, trato desesperadamente de zafarse, de ir cualquier lugar o siquiera poder imaginarlo pero no pudo, finalmente la luz lo alcanzó y cayó sobre él con un gran estruendo y luego despertó.

La tranquilidad de la vacía enfermería no lo ayudó a relajarse. Se encontraba en un lugar el cual nunca antes había visto. Al tratar de levantarse rocas transparentes y una corona cayeron tomándolo por sorpresa. Levantó solo la corona para darle un rápido vistazo pero la dejó para enfocarse en su alrededor: camas pequeñas vacías, antiguos artículos de medicina como los que había visto en películas. El lugar era una gran habitación con lo que parecía ser un estilo arquitectónico antiguo con grandes ventanas puntiagudas arriba "¿Cómo se llamaba esto?" Pensó "¿Gótico? No, neogótico ¿Gregoriano?".
Repentinamente el cuarto sufrió una pequeña sacudida y un poco de polvo cayó del techo, algo estaba pasando.
Al acercarse para ver más allá de las ventanas para su sorpresa se encontró con lo que pareció el vacío y el horizonte teñidos de blanco por un tormenta de nieve. Era posible ver también un poco del exterior del edificio, lo identificó enseguida.

—¿Un castillo? —se dijo. Más allá en el otro extremo mientras lo veía a través de una de las ventanas lejanas una explosión voló los cristales dejándolos caer al vacío mientras las llamas se asomaban —¡Un incendio!

Estaba confundido por lo que se enfocó únicamente en lo que pudo entender, había un incendio y tenía que salir.

—¿Cómo puede haber un incendio? —se preguntó mientras salía al gran pasillo en dirección opuesta al fuego mientras se sentían más temblores—¿Y por qué no suena ninguna alarma? ¿Computadora? ¡Computadora! —exclamó sin respuesta.

Crónicas De Fere: El Príncipe Y El Héroe Invocado. (Primer Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora