I. La Academia.

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Era en las frías y traicioneras montañas del norte del Reino Wealthland, en la provincia de Transvouna, en dónde se erigía la gran Academia de Artes Arcanas Alistair. Está gran y antigua academia había sido en su mayor momento de gloria una de las instituciones de aprendizaje más reconocidas no solo en el reino o el continente, sino en el mundo entero. Tanto sus alumnos como su profesorado eran alabados por su gran nivel de destreza en las variadas técnicas de la magia así como su conocimiento sobre los secretos más profundos de este mundo, pero eso era solo una historia vieja que el tiempo se había encargado de enterrar. La grandeza hacía tiempo se había desvanecido y el memorable pasado había sido olvidado, reemplazado ahora, por un presente de humillación y mediocridad acompañado por un futuro de incertidumbre y desesperanza. No solo en la academia, sino en el reino entero que pese alguna vez brillar por sobre todos ahora palidecía frente aquellos a los que alguna vez había opacado.

Y por supuesto que no eran las clases, alguna vez míticas, lo más importante que estaba por suceder en la academia desde la Gran Devastación que asoló al mundo más de doscientos años atrás. Sino que aquel acontecimiento no tenía nada que ver con la escuela en realidad. Pues un cuarto de centenar de los magos más reconocidos y poderosos del reino, los magos de la Corte Real de los Magos, se habían reunido en la academia en secreto por orden de su alteza el cuarto príncipe del reino, Alphonse Revulo Kredanto von Edevane, con el propósito de realizar algo que podría darle una nueva oportunidad al reino y era invocar al llamado héroe.

Sin embargo, la promesa escrita en una profecía encontrada en las tierras lejanas del desértico Imperio Karta y el gélido Reino de Yyildergalrd, más allá del océano, que relatan la llegada de un ser de otro mundo que marcaría un antes y después en la historia en realidad era algo que no terminaba de convencer a muchos de los presentes, aún cuando la propia escritura incluía consigo la descripción detallada de los pasos a seguir para llevar a cabo el ritual de la invocación.
No obstante el escepticismo de los involucrados, que habían estudiado a fondo las escrituras, no se debía a qué la idea de invocar a algo o alguien fuese completamente irreal, pues la invocación era una práctica común en la magia de todos los niveles y técnicas, ni siquiera se debía al hecho de que se fuese a invocar a alguien de otro mundo, ya que algo en lo que todos los magos involucrados habían estado de acuerdo era que era algo teóricamente posible. Sino que la mayoría ponían sus dudas en el supuesto héroe que estaría destinado a salvarlos, ya que era la idea de que una sola persona resolviera todos los problemas del reino visto como algo ridículo y fantasioso, algo que solo creería alguien infantil y soñador, alguien como el joven príncipe Alphonse.

—Ya estamos listos para empezar, mi señor —Hizo saber Sir Liondas, el gran archimago del reino que además ser la mano derecha del mismo rey había servido como uno de los maestros de todos los príncipes. Un anciano pero muy reconocido y respetado hombre de carácter sereno, experto en todos los campos mágicos así como en todas sus técnicas.

—Entonces empezaremos de inmediato, no hay tiempo que perder —Determinado el príncipe ordenó a todos los reunidos a formar los círculos afuera en la arena de duelos de la academia para llevar a cabo el ritual de invocación.

En el círculo exterior estaban los magos ávidos en la técnica del báculo, servirían como soporte para evitar que el mana se desbordara, en el círculo central estaban los magos especializados en las técnicas de la varita, del orbe y la palabra que sostendrían el conjuro, y en el círculo interior estaban los archimagos del cetro que se encargarían de arrastrar al héroe desde su mundo natal hasta este y adelante de todos ellos se encontraba el príncipe Alphonse que no solo iniciaría el ritual y serviría cumpliendo en menor medida todo lo anterior mencionado sino que también le rezaría a los dioses para que respondieran a sus plegarias y les permitieran realizar el hechizo así como rogar su misericordia en nombre del reino, en adición, usaría su espada encantada para rasgar la tela de la existencia y crear el pasadizo.

Crónicas De Fere: El Príncipe Y El Héroe Invocado. (Primer Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora