Y a pesar de que no me puedo sacar de la cabeza eso desde hace un par de días, cuando estuvimos en el bar, me dirijo hacia la piedra plana frente al río.
Ya va atardeciendo. Me gusta cuando nos reunimos allí al atardecer, pues los rayos del sol se reflejan sobre el agua de una forma pacífica y etérea, pareciera que pintan el paisaje. Debería traer la próxima vez el cuaderno conmigo para replicarlo, aunque seguramente me termine distrayendo.
Ya van un par de ocasiones que, estando con Aiden, lo he terminado dibujando. Sin contar la ocasión en la que él me lo solicitó. Siempre termina de una u otra forma viendo mis dibujos, y nunca ha reaccionado mal al encontrarme haciéndolos sin su permiso. Hubo una vez que comentó que quisiera que le regale alguno.
Y, hablando de él, lo veo a la distancia, sentado en el punto de encuentro. Está encorvado y con la mirada clavada en el suelo. Acelero ligeramente el paso.
— Hola —saludo y se sobresalta. Pareciera que no me estaba esperando—. ¿Todo bien?
No se voltea a mirarme. Se pasa una mano por el rostro y asiente.
— Todo bien, no sabía que venías.
— Quería probar suerte, a ver si estabas. Atiné —comento, divertido. Me siento a su lado y él gira la cabeza en la dirección opuesta a mí, como si no quisiera que lo viera—. Oye, ¿seguro que estás bien?
Alcanzo a ver que se muerde un labio y mira hacia abajo, en completo silencio. No insisto, esperando a que él naturalmente me dé una respuesta, aunque para la forma en la que está actuando, ya me queda claro que algo pasa.
— No —exhala finalmente. Voltea con timidez hacia mí, y noto que tiene los bordes de los ojos enrojecidos, brillantes y acuosos. Sus mejillas están ligeramente sonrosadas. Enarco las cejas y adopto un tono de preocupación.
— ¿Estuviste llorando? ¿Qué pasó?
Vuelve a mirar hacia el agua, apretando los puños, inquieto.
— Está bien si no quieres hablar sobre eso.
— Es que ni siquiera sé qué es "eso" —confiesa, liberando aire otra vez—. No he llorado desde... desde que era un niño. Y de pronto hoy, no sé, me puse a pensar y simplemente salió.
— ¿En qué pensabas?
— En todo —vuelve a pasarse la mano por el rostro, como si aún tuviera lágrimas que necesitaran ser limpiadas—. En la rabia que tengo contra el mundo, en lo mucho que extraño a mis padres... Mierda, en lo mucho que me hubiera gustado... poder tener una vida normal.
Se inclina hacia adelante, apoyando los codos en sus rodillas. Hunde el rostro en las manos, y luego se las pasa por el cabello. Se ve desesperado, queriendo entender qué está sintiendo y por qué lo está sintiendo. Me duele verlo así.
Me desplazo para estar un poco más cerca de él y pongo una mano sobre su espalda. No parece darse cuenta hasta unos segundos después, que alza la mirada hacia mí.
— Déjalo salir —digo, mostrando una sonrisa serena.
— Pero... ha pasado tanto tiempo...
— Es por eso que debes hacerlo. Te estás permitiendo sentir, y eso es bueno.
Vuelve a quedarse en silencio, congelado, procesando lo que acaba de escuchar. Sonríe de lado, sarcástico, mientras se irgue.
— Hubo un tiempo en el que pensé que simplemente me había quedado sin lágrimas —comenta—. Lloraba mucho de pequeño. Demasiado —toma aire para seguir hablando. Los ojos se le vuelven a humedecer—. Creo que pensaba que si seguía siendo tan llorón nadie me tomaría en serio, y pues... decidí dejar de hacerlo. Y nunca más sentí ganas, hasta hoy.
Me mira de nuevo, pasándose el dorso de la mano por el ojo derecho. Nuevamente sonríe con ironía y niega con la cabeza.
— Es curioso... —pausa de nuevo. Mira sus manos, y luego vuelve a conectar con mis ojos— Me da mucha vergüenza que me veas así, pero... Creo que eres el culpable de todo esto.
— ¿Qué? —pregunto confundido, apartando la mano de su espalda. Muestra por un segundo inconformidad ante este gesto.
— Desde que llegaste he sentido demasiado. Cosas que no recordaba que podía sentir, y cosas que... no sabía que podía sentir.
Siento las mejillas rojas.
— Parece que me recordaste lo que es ser humano. Lo que es... estar vivo.
Por primera vez desde que empezó en la conversación, su sonrisa se ve genuina. Exhala, desviando la mirada hacia sus manos.
— ¿Puedes hacer eso de nuevo? —inquiere, con el color creciendo nuevamente en su rostro y timidez en la voz.
— ¿Qué cosa?
— Lo de ponerme la mano en la espalda.
— Claro —sonrío, aún algo aturdido por la información recien receptada. Hago lo propio, acompañado de unas ligeras caricias. Termina apoyándose en mí, haciendo que mi brazo acabe rodeando sus hombros por completo.
— Gracias —susurra tras unos segundos.
— No es nada.
— No, me refiero a... Gracias por todo —su voz tiembla, y sin necesidad de verlo al rostro sé que finalmente dejó de contenerse y está llorando—. Me haces bien.
Siento que algo dentro de mí se remueve, algo bonito. Estrecho el abrazo, sonriendo, sintiendo que en cualquier momento yo también me echo a llorar.
— ¿Sabes, Aiden? —susurro, lo suficientemente alto como para que únicamente él me escuche— Tú también me has hecho experimentar muchas emociones. Creo que jamás he sido tan feliz como lo soy ahora mismo.
— Hagamos que dure —puedo sentir su sonrisa en sus palabras.
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redhead || foxtrap fnafhs.
Fanfic"¡no lo mires a los ojos! ¿no has oído lo que dicen de él? ¡seguro puede petrificarte con la mirada!" "lo sé, pero no puedo evitarlo. tiene unos ojos hermosos" donde a spring no le importan los prejuicios que tienen sobre el chico pelirrojo del pueb...