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— Estamos jodidos —dice, con una sonrisa de burla. Una expresión completamente ajena a la que me esperaba, una reacción que dista mares a la mía.

— No si aprenden a cuidarse —Meg mira a nuestras tazas vacías y suspira—. No vayan a liarla más, ¿bien? No quiero que les pase algo.

— Nos ama —dice él con tonito de diversión, logrando que Meg ponga los ojos en blanco. Su intercambio me hace reír por la nariz, y me siento algo menos tenso.

Seguimos hablando de trivialidades durante un rato, hasta que algo llama la atención de Meg detrás de nosotros. Nos volteamos, uno con más disimulo que el otro, y percibimos una silueta masculina acercándose con rostro confundido, a la par de enfadado. Ella se aclara la garganta.

— Deuz, ¿tan temprano en casa? —saluda Meg a medida que el susodicho sube el par de escalones del porche y se acerca a nosotros. Aún no la mira a ella, pues tiene los ojos clavados en nosotros dos.

— Tenía que venir a recoger algo que se me olvidó, vuelvo enseguida al castillo. Veo que estás ocupada —al fin voltea hacia su prometida, se acerca para darle un beso en los labios, acto que Meg instintivamente rechaza. Deuz frunce el entrecejo y le murmura algo que a pesar de la distancia no logramos comprender, pero que la hace reír ligeramente. Se irgue y vuelve a vernos—. Ethan, qué gusto —miente. Nunca le he agradado, y el sentimiento es mutuo, pero sabe que no puede hacer nada con ese desagrado más que tragárselo, pues Meg ya le ha dicho millonada de veces que no va a renunciar a mi amistad solo por su capricho. El simple recordarlo me hace adoptar nuevamente ese aire de superioridad que pocas veces muestro.

— Igualmente —sonrío con cinismo. Se está aguantando las ganas de rodar los ojos. Mira a Aiden, descolocado, y antes de decir algo recibe de su parte un asentimiento de cabeza. Deuz parece aún más desconcertado a su gesto, pero se lo devuelve.

— ¿Podemos hablar? —se vuelve a Meg. Ella nos mira a nosotros y antes de disculparse, hablo.

— Tranquilos, de todas formas ya nos íbamos —me levanto y Aiden imita mi acción con naturalidad, como si realmente lo hubiéramos acordado antes.

— Claro, cuídense. No olviden lo que hablamos —sonríe ella. El rostro de Deuz es un poema.

Nos despedimos de la pareja y avanzamos en dirección al río, por donde queda su casa. Cuando estamos lo suficientemente lejos, exhala una risa y habla al fin.

— Así que ese es Deuz —dice, divertido—. Tiene una pinta... que cuesta creer que es de media nobleza. A ver si se corta esa barba de chivo con alguna de sus espadas.

Inevitablemente me desternillo en risas.

— ¿Y lo mosqueado que estaba viéndonos? A ver que yo ya estoy acostumbrado, pero a ti te miraba con un odio único.

— ¿Te acuerdas cuando creías que Meg y yo éramos pareja? —menciono para explicar. Él se lleva la mano al corazón, fingiendo dolor.

— Ni lo menciones... los peores meses de mi vida. Imagínate cómo estaría yo, acompañándoos a vuestros desayunos de "pareja" sabiendo que estaba muriéndome de ganas de besarte —sonrío a su drama, sintiendo las mejillas ligeramente rojas.

— Ajá, pues así como tú creías eso, el resto del pueblo cree que Meg y yo somos amantes, él incluido. O sino, están esperando que a Deuz lo parta un rayo y ella se case conmigo.

— Dios.

— Y por lo mucho que nos ven a los tres juntos, he oído que algunos te están sumando a la especulación. Creen que se está acostando con los dos.

— ¿Por separado o juntos?

— Ni quiero saber.

— Ew —su rostro de burla de hace unas dos oraciones se ha vuelto rápidamente una mueca del más sincero asco. Hasta pareciera que se sacude en un escalofrío. Río de nuevo—. Por qué me has puesto esa imagen mental...

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2023 ⏰

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redhead || foxtrap fnafhs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora