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— ¡¿A dónde piensas que vas?! —escucho su voz detrás mío, pero no volteo— ¡Ethan, vuelve en este instante!

Odio pelear con mi papá.

Siempre hemos tenido una buena relación, pero desde mi último cumpleaños las cosas se han puesto densas, y peor estos últimos cuatro meses.

Me abrazo a mí mismo a medida que camino a zancadas por la calle de suelo irregular, alejándome lo más rápido que puedo de casa, sabiendo que no está atras de mí siguiéndome. Hace frío, y no sé a dónde pretendo dirigirme.

Es tarde en la noche. Pocas casas tienen las antorchas y chimeneas encendidas aún, lo que incrementa la intensidad de las bajas temperaturas. Ni siquiera la capa gruesa que me he echado encima y sujeto con fuerza me ayuda.

Sorbo por la nariz y trago duro, evitando a toda costa que las ganas de llorar se terminen de desarrollar.

Pasa un rato en el que camino sin ver a ningún lado, pensando en todo. Y cuando decido finalmente tomar consciencia de dónde estoy, no puedo decir que estoy sorprendido. En el fondo sabía que había un solo lugar al que quería ir.

Me paso la mano por el rostro, intentando que cualquier mínimo rastro de previa aflicción desaparezca por completo, y respiro antes de alzar el puño para tocar la puerta.

Pero no lo hago.

Me quedo congelado en el sitio, inseguro de ejecutar la acción. Tras unos segundos suspiro, bajo el brazo, rendido, y decido dar la vuelta.

Antes de que me aleje, escucho unos rasguños en la puerta, desde el interior de la casa. Estoy estático, curioso por el sonido, al que pronto se añade un gruñido de disconformidad. Reconozco la voz.

— Se te antoja salir a las peores horas —escucho un murmullo desde adentro, y tras unos segundos, la puerta se abre.

El gato pasa corriendo por entre mis piernas y se aleja en dirección al bosque con rapidez. Volteo hacia la puerta, avergonzado, y Aiden me mira sorprendido. Parece haberse despertado recién. Parpadea con fuerza, queriendo aclarar su vista.

— ¿Spring? ¿Qué haces aquí? Es tardísimo —pregunta, frunciendo el entrecejo en preocupación. No me deja contestar, y añade—. Entra, hace frío.

Se hace a un costado con intención de dejarme espacio para pasar por la entrada. Aún titubeando, acato a la orden aunque no inmediatamente.

— Perdón, de hecho ya me estaba yendo antes de que abrieras —menciono una vez dentro. Aiden cierra la puerta.

— ¿Pero cómo terminaste acá? —cuando giro hacia él, está sonriendo de lado y enarcando una ceja con divertida curiosidad.

Frunzo los labios, llevando la mirada al suelo.

— Tuve una discusión con mi papá y en un impulso salí de casa y me alejé. No tenía a dónde más ir.

— ¿Y por qué planeabas irte? Si necesitabas un lugar en el que quedarte, nunca me iba a negar —da unos pasos más cerca de mí. Vuelvo a verlo a los ojos.

— No quería molestarte.

— No me molestas —pone una mano sobre mi brazo, reconfortándome. Siento un escalofrío recorrer todo el cuerpo a medida que marca un vaivén con su pulgar, en forma de leves caricias—. ¿Quieres algo, un té? Te ves algo alterado.

Trago saliva. Realmente no tengo ganas de té, pero asiento de todas formas, porque sí me estoy sintiendo mal.

— Gracias —murmuro y lo veo sonreír. Sé entonces que tomé la decisión correcta al venir aquí.

redhead || foxtrap fnafhs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora