Capitulo 11

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Mis ojos comienzan a arder debido al cansancio. Llevo tanto tiempo haciendo tarea que he perdido la noción. Reviso mi celular. Nada. Ni un mensaje, ni una llamada. Nos íbamos a ver hoy, pero nunca me buscó.

Continuó leyendo hasta que alguien toca a la puerta. Es tarde.

—¡¿Puedes abrir?! ¡Tengo el esmalte de uñas fresco!— Kenzie me grita desde su habitación y yo internamente agradezco de tener una distracción de hacer la tarea.

No el tipo de distracción que quería.

—No. No. No, no, no, no, Aiden, no.— La voz se me corta. Joder, no.

—...Nellie.— Su voz sale en un quejido.

—No, Aiden porfavor no.— No me hagas esto.

Esta apunto de caer, se sostiene del marco de la puerta y yo me llevo las manos a la boca para suprimir el sollozo que se me ha salido.

—No llores... porfavor. Estoy bien.

—Claro que no estas bien. ¿Que ha pasado?– Ya no puedo detener las lagrimas, y Aiden me mira con lástima.

—¿Puedo pasar? Necesito sentarme.— Parece que incluso las palabras le duelen.

Lo ayudo a entrar hasta mi habitación y sentarse sobre mi cama. Al hacerlo, entre quejidos, respira hondo y trata de abrir los ojos para mirarme. Lentamente extiende un brazo buscando mi mano y me acerca a él, recargando su frente en mi estómago dejo salir las lágrimas.

—¿Que te ha pasado?– Esto es algo que solo en mi peor pesadilla había visto. Ya he vivido esto y no me gusta para nada.

—No importa. Solo... ya esta bien.— Veo como intenta calmarse a si mismo.

Tomo su rostro entre mis manos y lo obligo a mirarme. Examino de cerca los golpes, la sangre saliendo de su cabello, su labio abierto.

Su mirada suplicándome que solo le diga que todo estará bien.

Lo envuelvo en mis brazos. —Ya estas bien. Aquí estoy, estas bien.— Siento su cuerpo relajarse lo cual me hace llorar de nuevo. ¿Quien le ha hecho tanto daño?

Después de unos segundos, me separo de él para ir al baño y buscar cualquier tipo de medicina que ayude, encuentro algunas gasas y agua para desinfectar heridas, al igual que unas banditas e ibuprofeno para el dolor.

Regreso con el y mojo la gasa en el agua. Limpio su rostro con mucho cuidado mientras el solo cierra sus ojos y respira.

—Lo lamento mucho.— Supongo que se refiere al hecho de asustarme de esta manera.

—Ya no pasa nada. Lo hablaremos después.— Se que ahora no quiere hablar, así que me dedico en limpiarlo lo mejor posible y poner una bandita en la herida de su cabello que no deja de sangrar. —Muestrame las manos.

Pone las manos sobre su regazo y limpio con cuidado sus nudillos, lo cual me indica que no solo recibió golpes, si no que también dio bastantes.

—Sólo quiero que me prometas que no volverá a pasar. Tengo demasiados recuerdos de mi padre... de Jack volviendo a casa así, no quiero vivirlo de nuevo.— La voz se me corta al recordar lo horrible que fue mi infancia.

—Lo prometo.— Por primera vez abre sus dos ojos y me mira seriamente. Ojalá no lo quisiera tanto, así no me dolería.

—Ya estas.— Digo mirando mi trabajo en su piel. —Vamos, acuestate.

Camino primero para destender mi cama, le ayudo a quitarse los zapatos y después la playera, pero me detiene.

—Aiden...

—Nellie... no.— Veo el arrepentimiento en su rostro.

—Déjame ver.— Lentamente quito sus manos y levanto la tela cubriendo su abdomen.

Un enorme morado se ha formado en el lado izquierdo de sus costillas. Con razón le dolía tanto hablar.

—Aiden, por dios...— Paso mi dedo sobre este lentamente y trato de guardarme las lagrimas. Ya no quiero llorar más.

Aiden se quita la playera por completo, y me mira. —Mira, eso es todo. Lo prometo. Eso es todo.

Me da tiempo para ver que en realidad no esta tan mal, pero no me puedo ni imaginar lo mucho que ha de dolerle.

—¿Me ayudas?— Con cuidado de desabrocha el botón de sus jeans y le ayudo a sacárselos. Lentamente se tapa con las cobijas y me busca entre ellas.

Recuesto mi cabeza en el lado derecho de su pecho y inhalo su olor. Ya esta bien, esta aquí conmigo.

Su mano acaricia mi cabello y me da un beso en la frente.

—Gracias.— Su voz es ronca.

—No me agradezcas. Sabes que lo hubiera hecho aunque...

—¿Aunque siguieramos sin hablarnos? Lo sé. Y por eso, gracias.

Lo hubiera hecho aunque lo odiara.

Escucho su respiración comenzar a calmarse y me calmo con el. Trato de olvidarlo todo y solo sostengo al chico entre mis brazos, se que me necesita.

Colder EmptinessWhere stories live. Discover now