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Definitivamente Severus no había estado pensando claramente cuando todo sucedió.

¿Pero qué puede decir? No podía pensar claramente cuando sus labios estaban siendo atacados de esa forma tan furiosa por James Potter, su enemigo jurado. La última persona en el mundo por la que Severus movería un dedo en auxilio.

Pero la forma en la que sus manos se mueven por todo su cuerpo de manera curiosa y exploradora le hacía sentir cosquillas y escalofríos, se sentía tan raro. Cada una de las sensaciones era nueva.

Y luego estaba el bastardo con su sonrisa perfecta, acomodándose los lentes que se habían deslizado por su nariz haciéndolo ver jodidamente sexy. Si el Dios muggle existía, estaba seguro que era un maldito injusto por hacer a ese ser despreciable tan jodidamente sexy.

"¿Disfrutando la vista, Snivellus?" Le preguntó bromeando James, y Snape solo soltó un bufido, pero claro, obviamente estaba disfrutando la vista.

Tal vez era la cantidad de cerveza de mantequilla en sus organismos, o tal vez simplemente el whiskey de fuego que James había atraído, aprovechándose de sus habilidades con un 'Accio', lo que había sido el detonante para que esa detención se saliera de control. 

Seguramente Minerva había pensado que si los dejaba a ambos solos en un salón de clases a altas horas de la noche, podrían hacer las paces de su odio mutuo, pero definitivamente Snape no quería ni siquiera mover un dedo para estrechar manos con ese idiota, o varitas, sigue sin interesarle mucho las costumbres estúpidas de los magos.

James sonreía y era el encargado de llevar la situación, había empezado hace un tiempo ya, sacándose la camisa con una excusa del calor que hacía, pronto estaba encima de Severus, acorralándolo y besándolo con fuerza.

Su lengua se movía de forma experta, cuantas veces ya ha pasado por eso, se preguntó Severus, pero no le incumbía eso a él, en cambio, solo trataba de seguir el ritmo con mucho esfuerzo. 

No era su primera vez besando, la primera vez fue en un juego con uno de sus amigos Slytherin, dos años mayor que él, Lucius Malfoy, pero no había pasado nada más allá. Y tampoco en las veces siguientes, porque aunque sea un poco retraído, no es indiferente a todo lo que suele suceder a las alturas de la torre de astronomía.

Enrolló sus brazos en el cuello de James, porque si no puedes hacerle frente a tu enemigo, de momentos es mejor unirse, podía escuchar las risas de Bellatrix en el fondo de su mente, de esa forma desquiciada y apretó con fuerza los ojos para olvidarse de eso.

Un chasquido, luego se dio cuenta que se habían separado del beso y ambos luchaban por respirar, que los ojos de James brillaban y lo recorrían como si fuera una presa de carne, y él un cazador astuto que lo había atrapado.

Y de alguna manera sí lo era.

Tampoco supo cómo, pero de un momento a otro todo el alcohol en sus venas había desaparecido y estaba más consciente de gemir con cada embestida del Potter, en la íntima posición que era ambos frente a frente, chocando sus pechos y Severus aferrandose con fuerza a la espalda del heredero Potter.

"Eres una puta por esto, Snivellus. ¿No te da vergüenza?" Le susurró James al oído, mordiendo con suavidad el lóbulo de su oreja.

Aún si sabía que el otro chico a duras penas podía responder, demasiado perdido como para solo lograr balbucear palabras sin ningún significado aparente. James era rudo  y brusco, lo jodió como a una muñeca y lo tocó como quería.

La piel pálida de Severus estaba adornada de rojo, marcas de las manos de James, sus dedos en la cadera, sus brazos que lo habían rodeado con fuerza de la cintura y los chupones por todo su cuerpo.

"Quiero que lo digas, di que eres mío, vamos, Snivellus" Severus solo asintió levemente, intentando darle entender a Potter, pero el otro chico no captó el mensaje, o no quería captarlo. "Vamos, dilo, quiero escucharte"

Las embestidas se ralentizaron, cambiaron a estocadas fuertes y contundentes que atacaban su próstata con abandono y lo hacían sentirse el cielo, tan vulnerable en los brazos de este idiota de sangre pura.

Sus ojos amenazaban por soltar lágrimas, pero eran completamente del placer que le estaba dando Potter, maldita sea, incluso para este tipo de cosas era increíble.

"Oh por merlín, ¡Sí! Lo soy, Potter yo-" Severus intentó responderle, pero James lo calló repentinamente con un beso.

Era como una batalla entre sus bocas, podía sentir el sabor a cigarrillo en la boca del Gryffindor, también el alcohol, pero también podía sentir como lo deseaba con tanta fuerza, como chupaba su lengua sin descanso y no lo dejaba hacer ni un movimiento porque ya se estaba apoderando de nuevo de su boca, como si quisiera decirle en silencio que también era suya.

Severus arqueó su espalda y lo sintió más profundo, jadeó perdido en las sensaciones, James lo levantó de la silla donde ambos estaban sentados y lo estampó contra la pared con fingida delicadeza.

"Tus piernas en mis hombros, Snivellus" Demandó, y el otro le hizó caso rápidamente.

¿Cómo podría negarse en esta situación?

"Malditamente perfecto..." James suspiró y empezó a embestir con fuerza, rápidamente volviendo a vaivén que los volvía locos a ambos. "Di mi nombre, vamos, el nombre del que te está follando, tomando tu virginidad"

Severus negó rápidamente, entendió cada palabra y no podía, ¿Dónde quedaría el poco orgullo que aún tenía? No podía darle el gusto a Potter. Pero entonces el chico mordió su hombro, y dio en ese ángulo perfecto, como si conociera perfectamente su cuerpo y no fuera la primera vez.

"Di mi nombre, sabes que quieres hacerlo"

Que Salazar lo perdone.

"¡Mierda! ¡James! No... No te detengas, oh por Salazar" Severus se dejo llevar, que poca fuerza voluntad tenía.

Y sintió cosquillas en su parte baja, sabía que ya estaba cerca de correrse, y apretó a James con fuerza contra su cuerpo, sin importarle el esfuerzo sobrehumano que hacía, solo quería tenerlo cerca.

Fue entonces cuando su orgasmo lo golpeó con fuerza, escuchó de lejos un "James" pero pensó que fue su propia voz, ya no podía ni reconocerse a sí mismo. Unas embestidas después James también se corrió dentro de Severus.

Ambos se quedaron ahí, analizando la situación, lo que acababan de hacer, y pareció que todas las luces de conocimiento habían sido devueltas a James, porque observó con miedo a Severus, se retiró rápidamente de su interior, acomodó su ropa hechizándola para que no hubiera ni una pizca de suciedad de lo sucedido y luego corrió hacia la puerta.

Dejándolo tirado y sintiéndose como lo que era: un tonto.

Un tonto que se había acostado con el idiota de Gryffindor.

 

Dedicado a la personita que me dio la idea de fic, muchas gracias. Me inspiré más rápido de lo que pensaba.<3

Gryffindor's idiotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora