Era de conocimiento público, que un día en Hogwarts no podía ser normal si los merodeadores cruzaban esas miradas cómplices, y que era mejor tanto para las 4 casas del colegio, y la propia estabilidad emocional de los estudiantes que se mantuvieran precavidos. Pero hablemos de algo más centrado, todo empezó aquella mañana de Lunes.
James Potter estaba raro, realmente raro. En realidad, desde hace unos meses estaba raro, como, por ejemplo, se enfocaba más en las clases. Siempre ha sido un buen estudiante, en lo que a notas refiere, pero su comportamiento y el de su mejor amigo realmente causan estragos, hasta el punto en que la propia jefa de su casa se siente envejecer un poco más con cada segundo que pasan ambos en Hogwarts.
Los Gryffindors por naturaleza son curiosos, extravagantes y valientes, o esa es la imagen que todos tienen por los cuatro chicos que caminan por los pasillos como si de una pasarela se tratara. Pero siempre hay miradas disgustadas, y la más reconocida era la de un chico pelinegro, que con su mata de cabello tapaba gran parte de su rostro y usualmente tenía una mueca.
Severus Snape.
Tal vez si esto fuera algo que no había estado pasando desde los últimos meses, todos los presentes estarían sorprendidos al ver como el grupo de amigos pasaba al lado del Slytherin sin darle una segunda mirada, pero, ¿En realidad no le dieron una segunda mirada? Tal vez lo mejor era que los demás pensaran eso.
Todo iba mejorando para el alivio del joven Slytherin, pero a pesar de todo eso, no debía nunca confiarse, confiar en un Gryffindor fácilmente podría ser su pase directo a la tumba, porque él es una serpiente, y los leones odian a las serpientes, aunque en realidad no sabe qué tan cierto sea ese dato, pero no tiene maestros muggles de biología que puedan responder su duda.
Barty y Regulus se acercaron casi corriendo cuando lo vieron caminar directo a la biblioteca, ambos interponiendose en su camino.
"¡Severus, es en serio lo que te digo!" Lo regañó Regulus, demasiado frustrado.
"Yo sé lo que tengo, no necesito ir a ver a ningún medimago, ni a Madam Pomfrey, estoy bien" rodó los ojos, aferrándose más a su maleta negra desgastada, justamente contra su vientre.
Y la acción no pasó desapercibida por Barty.
Barty puede ser un chico desastroso, puede ser incluso una decepción para su padre, y puede no querer destacar mucho en clases, a diferencia de Severus con pociones y Regulus con DCAO, pero es realmente inteligente.
Y todo sucedió en un segundo rápido, obtuvo la respuesta a la incógnita que llevaba rondándolo por meses junto a su amigo por el estado de Severus, lo entendió y sus ojos se abrieron como nunca antes, porque vamos, sorprender al hijo del director del Departamento de Seguridad mágica era realmente difícil, había visto demasiadas cosas.
"¡Oh por Salazar!" Barty exclamó sorprendido, llevó sus manos a su boca casi espantado. "Creo que... ¡Salazar bendito, Severus! ¿Felicidades, creo?"
Y el pelinegro casi se desmaya, Regulus solo miraba de un lado a otro, su mirada vagando entre Barty y Severus para que le explicarán qué tenían que celebrar, no le estaba gustando mucho no estar incluido en el chisme.
"¡No hay nada que celebrar, maldición!" Se quejó Severus.
"¡Pues, perdón! Es la primera vez que me pasa, o sea, no a mí, es la primera vez que tengo un amigo en estas condiciones, por las barbas de Merlín, Severus, ¿Por qué jamás nos contaste?"
"No es algo que les incumba a ninguno de los dos" Severus se dio la vuelta, empezando a caminar de vuelta a la biblioteca, pero un brazo lo detuvo.
La piel pálida de Regulus estaba ahí, agarrando su brazo por encima de la túnica negra con fuerza.
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Gryffindor's idiot
Fanfiction━De osos de peluche, un pequeño niño amante de las escobas y un James irresponsable. Severus ha cometido muchos errores en su vida, pero el principal y más grave, fue acostarse con el idiota de Gryffindor, James Potter. ¡Solo tiene 17 años! Y defi...