Chapter One

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La oscuridad reinaba por todas partes, podía sentir el olor a humedad mezclado con carne muerta inundar sus fosas nasales, su cuerpo se sentía frío, por más que intentaba moverse sus manos y piernas estaban atadas. De pronto escuchó el rechinar de una puerta y una luz entró por ella junto con la silueta de una persona, su captor.

¡Suéltame! ¿Qué es lo que quieres? grito con desespero mientras le miraba acercarse.

No hubo respuesta alguna, no podía ver su rostro, no tenía idea de quién era o que había hecho para terminar así, pero algo le decía que no saldría con vida.

Te lo advertí, muchas veces te lo advertí, pero no quisiste escuchar, ahora atente a las consecuencias.

Sus ojos se abrieron en sorpresa y asombro cuando le vio alzar un gran y afilado cuchillo. No quería morir así que con todas sus fuerzas gritó.

— ¡Noooo! — un agitado Jisung se incorporó en el asiento, sentía su cuerpo agitado y empapado en sudor.

— Hey ¿estás bien?, estabas durmiendo.

¿Todo había sido una pesadilla? ¿Por qué se había sentido tan real?, los vellos en sus brazos estaban erizados, aún sentía el terror de aquel momento recorrerle el cuerpo, vio a su compañero mirarle preocupado desde el asiento del piloto y regresó a la realidad.

— Estoy bien Seungmin, solo fue una pesadilla.

— Tienes que descansar más, el trabajo ya te está comiendo el cerebro.

Vio como su compañero se comía una dona con tranquilidad, le causó gracia verlo convertido en el cliché del policía devorador de rosquillas, pero es que ese era sin duda el alimento favorito del chico. Ambos se conocían desde la academia y se volvieron grandes amigos, luego de graduarse y ser enviados a distritos distintos vivieron sin saber mucho del otro. Hace solo dos meses que se volvieron a encontrar, como si lo hubieran planeado ambos solicitaron su cambio al departamento de crimen organizado, se corrió el rumor que había vacantes, ¿la razón?, se decía que habían muchos policías jubilados, aunque la verdad era que en el último operativo fracasaron, perdiendo a más de la mitad del departamento en este.

De todos modos Jisung estaba harto de arrestar ebrios y pasar multas, quería algo más, algo que le hiciera sentir que en verdad estaba contribuyendo con la sociedad, fue entonces que la idea de atrapar y arrestar narcotraficantes asesinos le pareció grandiosa.

Aunque no imaginaba que llevaría más de un mes en aquel auto, siguiendo al mismo sujeto a todos lados, sin tener acción, sin correr, ni disparar, solo seguir y observar sus movimientos a la espera de obtener algo que les ayude a avanzar con la investigación.

— Esto ya no tiene lógica, llevamos semanas siguiendo a ese simio y lo único que hemos descubierto es que es un arrogante, que se la pasa en el gimnasio y que o ama los pasteles o esta enamorado de la dueña de la cafetería por que viene tres malditas veces al dia de lunes a viernes — El chico soltó un suspiro frustrado en su asiento, llevaba mucho tiempo sin dormir bien por culpa de la investigación, no entendía si era una novatada o que rayos, por que el capitán había insistido en que los nuevos se encargaran de la vigilancia, pero esto ya había ido muy lejos.

— Bang insiste en que él tiene que ver directamente con el líder de los Blacklist, así que asumo que nos quedaremos aquí hasta que se delate o nos jubilemos.

Jisung no sabia por que su compañero siempre se veía tan relajado, como si no se cansara o no se hartara de pasarse el día en aquel auto, en verdad tampoco sabia por que Seungmin había pedido su cambio, por lo que sabía el muchacho tenía un buen puesto en el departamento de crímenes bancarios, además los rumores decían que pronto lo iban a subir a capitán, entonces ¿por que dejaria todo eso y se cambiaría a un lugar más peligroso en donde era solo un novato?, había intentado preguntar, varias veces incluso, pero el chico parecía solo ignorar la pregunta y hablar de otras cosas, de todas formas decidió olvidarlo, no era algo que interrumpiera su sueño.

Como cada día vio a aquel hombre entrar en aquella cafetería, aquella pequeña a la que venía por sus tres comidas diarias, en verdad no entendía como siempre podía venir por lo mismo, sin aburrirse, ¿tan delicioso era ese lugar?

Changbin una vez más entró a aquel lugar al que venía religiosamente cada día, sonrío a la camarera que ya le conocía bastante bien y asintió cuando le pregunto "¿Lo mismo de siempre?", tomó asiento en una de las mesas cerca de la barra y espero. Tomó su móvil y esperó a la llamada, la misma llamada tres veces al día, ya estaba harto.

La dueña del local fue la que le entregó su pedido, la chica era guapa y siempre le sonreía de forma coqueta o así le parecía a él, de todas formas no le molestaba. El teléfono sonó y esperó cinco segundos antes de contestar.

— Aquí Changbin, ningún cambio, las donas siguen siendo glaseadas. — habló en una especie de clave que solo significaba que aún le estaban siguiendo, tenia muy claro que había dos cuervos tras su culo desde hace semanas, por eso mismo su jefe le ordenó que se alejara de los asuntos que tenía e intentara de hacerles creer que vivía una vida monótona y aburrida, quizás así esos policias dejaran de seguirle.

—Buen trabajo — respondió una voz masculina del otro lado de la línea, por lo general ahí terminaba la llamada, pero Changbin ya estaba cansado de eso.

— ¡Hasta cuándo... — se había alterado, por lo que rasco su rostro y bajó la voz para seguir hablando — ¿Hasta cuándo voy a tener que seguir con esto?, ya estoy cansado, sabes que soy más útil allá que acá.

—Son órdenes del jefe, así que cállate y sigue con ellas.

—A la mierda, ¿estaré así hasta que esos idiotas se aburran?, si quiere que paren yo mismo me desago de ellos y dejarán de ser una molestia.

—Si claro y así tienes a toda la policía tras tu culo, acata las órdenes Changbin, a no ser que quieras que el jefe se deshaga de ti.

La llamada terminó ahí, el chico estaba frustrado, llevaba mucho tiempo sin poder tener su vida de vuelta por culpa de esos cuervos, en verdad se encargaría de ellos apenas tuviera la oportunidad.


Jisung pudo volver a casa una vez que los del siguiente turno llegarán a cubrir su puesto, una semana más de puta vigilancia y pediría su cambio, es que hasta los borrachos ya le parecían más emocionantes que todo esto.

Iba subiendo las escaleras cuando una extraña sensación de que alguien le estaba siguiendo le inundó el cuerpo, Jisung vivía en el cuarto piso de ese edificio, era el último y solo había tres apartamento, el de su octogenaria vecina que vivía junto a sus 4 gatos, el de él y aquel que llevaba vacío hacía meses. Apuró sus pasos pensando que así quitaría la idea de su cabeza pero fue todo lo contrario, escucho como las pisadas tras de él se volvían más rápidas.

En un momento de preocupación metió la mano bajo su chaqueta para sujetar el mango de su arma, pero antes de cualquier movimiento aquella persona pasó por su lado murmurando un "con permiso". El chico siguió de largo junto a una caja hasta arriba, pero aun viéndose inofensivo Jisung no soltó el mango hasta llegar arriba, solo se calmó al notar que este se dirigía a aquel apartamento vacío, ¿por fin el casero había encontrado un inquilino nuevo? Jisung sacó sus llaves y las metió en la cerradura cuando sintió los ojos de aquel chico sobre su nuca por lo que se giró para poder verlo.

— Hola vecino, soy el nuevo inquilino del 43.

Aquel muchacho le extendió la mano y algo en su rostro le hizo dudar, pero aun así la estrechó, algo en su gafas o en esa amplia sonrisa que ponía le decía que debía dejar de desconfiar de todo mundo, pues si lo pensaba bien, el vecino nuevo se veía algo tierno como para ser malvado.

— Bienvenido, soy Jisung, del 41, que bueno ver una cara nueva — respondió con sinceridad, pues ver a alguien más que la anciana y sus felinos era agradable.

— Mi nombre es Minho, espero podamos ser grandes vecinos.

La verdad Jisung se la pasaba en el trabajo y si no estaba ahí estaba durmiendo, por lo que dudaba entablar una relación vecino-amistosa con el recién llegado, pero si le emocionaba la idea de verlo en los pasillos de vez en cuando. 

Case 143 [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora