Cap. 16

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Los ojos de Harry llamearon.

— ¿Disfrutar con qué? ¿Conociendo a personas cuyos rostros me perseguirán durante toda la eternidad? ¿Crees que me divierte mirar a mi alrededor sabiendo que en unos días me arrojarán de nuevo al agujero vacío y oscuro donde puedo oír, pero no puedo ver, saborear, sentir ni oler,

dónde mi estómago se retuerce constantemente de hambre y la garganta me arde por la sed que no puedo satisfacer? Tú eres lo único que me está permitido disfrutar. ¿Y me negarías ese placer?

Los ojos de ___ se llenaron de lágrimas. No quería hacerle daño. No era su intención.

Pero Ryan había utilizado un truco similar para ganarse su simpatía y llevársela a la cama; y eso le había destrozado el corazón.

Tras la muerte de sus padres, Ryan le había asegurado que la cuidaría. Había estado junto a ella, consolándola y sosteniéndola. Y, cuando finalmente confío en él por completo y le entregó su cuerpo, él le hizo tanto daño y, de forma tan cruel, que aún sentía el alma desgarrada.


— Lo siento mucho, Harry. De verdad. Pero no puedo hacerlo —bajó de la escalera mecánica y se encaminó de vuelta a la calle peatonal.

— ¿Por qué? —le preguntó, mientras Yare y él le daban alcance.

¿Cómo podía explicárselo? Paul le hizo mucho daño aquella noche. No había tenido compasión alguna por sus sentimientos. Ella le pidió que se detuviera pero no lo hizo.

«Mira, se supone que la primera vez duele —le dijo Ryan— ¡Joder!, deja de llorar; acabaré en un minuto y podrás marcharte.»

Para cuando Ryan acabó, se sentía tan humillada y herida que se pasó días enteros llorando.

— ¿___? —la voz de Harry se introdujo entre el torbellino de sus pensamientos— ¿Qué te sucede?

Le costó mucho trabajo contener las lágrimas. Pero no lloraría; no en público. No así. No

permitiría que nadie sintiera lástima por ella.

— No es nada —le contestó.

En busca de una bocanada de aire fresco, aunque fuese más ardiente y espeso que el vapor, se dirigió a la puerta lateral del Brewery que llevaba al Moonwalk. Harry y Yare la siguieron.

— ___, ¿qué es lo que te hace llorar? —le preguntó Harry.

— Ryan —susurró Yari.

___ la miró furiosa, mientras se esforzaba por recuperar la calma. Con un suspiro entrecortado,miró a Harry.

— Me encantaría echarte los brazos al cuello y meterme en la cama contigo, pero no puedo. ¡No quiero que me utilicen de ese modo, y no quiero utilizarte! ¿Es que no lo entiendes?

Harry apartó la mirada con la mandíbula tensa. __ miró hacia el lugar donde había fijado su atención y vio un grupo de seis rudos moteros que se acercaban hasta ellos. La vestimenta de cuero debía ser agobiante con aquella temperatura, pero ninguno de ellos parecía notarlo, puesto que no paraban de tomarse el pelo y reírse.

En ese momento, ___ se fijó en la mujer que les acompañaba. Su forma de andar, lenta y seductora, era el equivalente femenino al elegante y ágil deambular tan típico de Harry. La chica también poseía una extraña belleza, propia de cualquier actriz o modelo.

Alta y rubia, llevaba un escueto top de cuero y unos shorts cortísimos y ajustados que abrazaban una figura por la cual ___ sería capaz de asesinar.

Un Dios Griego (HOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora