Cap. 14

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Mientras sus dedos se esforzaban en deshacer la primera de ellas, miró los pantalones que había dejado caer al suelo.

¿Por qué estaba haciendo __ eso por él? ¿Por qué se empeñaba en tratarlo como a un ser humano?

Estaba tan acostumbrado a ser tratado como a un objeto, que la amabilidad de esta mujer le resultaba

insoportable. El trato impersonal y frío que había mantenido con el resto de sus invocadoras le

había ayudado a tolerar la maldición, a no recordar quién y qué fue tiempo atrás.

A no recordar lo que había perdido.

Le permitía concentrarse tan solo en el aquí y el ahora, en los placeres efímeros que tenía por

delante.

Pero los seres humanos no vivían de ese modo. Tenían familias, amigos, un futuro y muchos sueños.

Esperanzas.

Cosas que hacía siglos que él había dejado atrás. Cosas que jamás volvería a conocer.

— ¡Maldito seas, Príapo! —resopló mientras tironeaba de la última trenza—. ¡Y maldito sea

yo también!

________ lo miró asombrada, de la cabeza a los pies y de nuevo hacia arriba, cuando por fin Harry salió del probador vestido con unos vaqueros que parecían haber sido diseñados específicamente para él.

La ceñida camiseta de tirantes que Yare le había prestado, le llegaba justo a la estrecha y

musculosa cintura. Los pantalones le caían sobre las caderas, dejando a la vista una porción de su duro estómago, dividido en dos por la línea de vello oscuro que comenzaba bajo el ombligo y

desaparecía bajo el vaquero.

_______ tuvo el fuerte impulso de acercarse a él y deslizar la mano por aquel sugerente sendero

para investigar hasta dónde llevaba. Recordaba demasiado bien la imagen de Harry desnudo delante de ella.

Con los dientes apretados y tratando de normalizar la respiración, tuvo que admitir que los

vaqueros le sentaban de maravilla. Estaba mucho mejor que con los pantalones cortos —si es que eso

era posible.

Sunshine estaba en lo cierto: tenía el mejor beep que un vaquero hubiese tapado jamás, y en lo

único que podía pensar era en pasar la mano por ese trasero y darle un buen apretón.

La vendedora, y la clienta a la que ésta atendía, dejaron de hablar y miraron a Harry

boquiabiertas.

— ¿Me quedan bien? —le preguntó a ___________.

— ¡Uf!, sí corazón —le contestó _________ sin aliento, antes de pensar en lo que iba a

decir.

Harry le sonrió, pero la sonrisa no le iluminó los ojos.

___________ dio una vuelta completa a su alrededor y se fijó en la talla.

*¡Ay, sí!, ¡un beep precioso!*

Distraída por su bien formada espalda, pasó inadvertidamente los dedos sobre su piel mientras

cogía la etiqueta. Sintió como Harry se tensaba.

— Ya sabes —dijo él, mirándola por encima del hombro—, que disfrutaríamos muchísimo más

Un Dios Griego (HOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora