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Wang Yibo estaba tan centrado en su juego que no se percató de que Xiao Zhan estaba acompañado del chico más odiado de la prisión, pero cuando lo vio y quiso detenerse, uno de los presos contrarios se abalanzó sobre él golpeándolo con fuerza. Al otro lado Xiao Zhan se levantó aterrado viendo como el grandote golpeaba al castaño una y otra vez. Wang Yibo se puso de pie con un leve dolor en las costillas, pero fue suficiente para que alcanzara la cara del tipo con su puño, el golpe fue tan fuerte que lo vio caer al suelo luego de que perdiese el equilibrio.

— ¡Wang! ¡Ya basta!

Varios oficiales fueron hasta él y lo agarraron con fuerza de los brazos, ya el castaño conocía que ese comportamiento lo llevaría a ese lugar de castigo por dos semanas al menos.

— Xiao Zhan. — Dijo Wang Yibo en el oído del pelinegro cuando este llegó a sus brazos, —Ven a verme dentro de dos días, alguien te ayudará.— Xiao Zhan asintió.

— Bae, te encargo a Xiao Zhan, cuida de él hasta que regrese.

Pidió Wang Yibo por última vez antes de ser sacado de la vista de todos. Xiao Zhan se quedó en silencio por unos segundos, estar sin Wang Yibo sería doloroso, pero debía cuidarse y poner en práctica todo lo que este le había enseñado.

Cuando la alarma sonó todos se marcharon a sus celdas. Xiao Zhan miró de reojo al chico llamado Su Bay, ahora mismo se había arrepentido de darle la mano, no podía confiar en nadie y eso estaba claro.

En el momento en que Xiao Zhan volteó para regresar a su celda, jadeó y dio un paso atrás. Aquel joven convicto que había conocido en el partido de fútbol había venido detrás de él mientras estaba distraído. Sus delgados labios se burlaron triunfalmente.

— Te dije que quería una amistad.

Xiao Zhan lo ignoró. El pelinegro parecía completamente tranquilo, aunque mentalmente estaba analizando la situación, evaluando su posición,

las debilidades de su oponente y cualquier arma disponible, al igual que como Wang Yibo le había enseñado. Miró directamente al chico.

Tan flaco como él , cuán gordo era el grande. Xiao Zhan lo

encontró absolutamente repulsivo y la idea de ser tocado por él más

aún. Y además, Xiao Zhan ya había decidido que su trasero pertenecía a un hombre solamente.

Sus ojos negros eran claros y confiados mientras hablaba.

— Pertenezco a Wang Yibo.

Su Bay se burló.

— Bueno, ahora no está aquí.

Xiao Zhan sacudió su cabeza y cruzó sus brazos sobre su pecho.

— Si piensas que eso importa, eres más tonto de lo que parece.

Sus ojos pequeños y brillantes chispearon negros de ira.

— Insolente pequeña perra ¿eh? Wang puede haber aguantado esa mierda, pero me ocuparé de esa boca inteligente tuya bastante rápido.

Sus finos dedos alcanzaron a Xiao Zhan para darle una lección pero Xiao se movió como un rayo.

Lo esquivó fácilmente, lanzándose contra el chico, golpeándolo con su completo peso corporal debajo de la barbilla y echando la cabeza hacia atrás, esencialmente alineándolo. Wang Yibo le había

enseñado el movimiento y lo había hecho practicar al menos cien veces. Usó el impulso delantero propio de su oponente contra él y lo tiró fuera de balance. Su Bay era solo un metro más alto que Xiao Zhan, por esa misma razón fue fácil hacerlo perder el equilibrio y que cayera de espaldas, su cabeza chocó contra el concreto. La sangre había corrido en el piso y el castaño yacía aturdido. Él no se levantaría pronto, pero Xiao Zhan no había terminado con él.

𝑫𝒂𝒓𝒌 𝑫𝒆𝒔𝒔𝒊𝒓𝒆𝒔 [𝒀𝒊𝒛𝒉𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora