La Paz del Rey

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Este capítulo tiene escena bastante explicita, como siempre en esta historia jajaja. 



Que Rhaenys Targaryen estuviese visitando la Fortaleza Roja el día de la muerte de su primo fue una pura y desafortunada casualidad. Ella había ido a abogar por la línea de sucesión de Marcaderiva para que siguiera en manos de su esposo, a pesar de que Laenor hubiese desaparecido al otro lado del mar, tan afligido por la muerte de su hermana que afirmó que ya no podía soportar permanecer en Westeros. Todavía estaba vivo, por lo que sabían, siendo el reclamo de Vaemond un acto de traición a sus ojos, cuando aún estaba ella y sus nietos. Ellos podrían ser Strong, pero la sangre de los niños corría sangre Valyria y de los Primeros Hombres. Y, a pesar de que todos se habían mostrado interesados por los dragones, tanto Baela como Lucerys se veían a gusto con la flota de los Velaryon.

Había defendido su caso ante la Corte, y todavía se encontraba esperando una respuesta. Temía que Vaemond pudiera haber estado conspirando junto a Otto Hightower a sus espaldas para obtener el control de Marcaderiva por debajo y que los 'Verdes' sumasen otro aliado, (así la coalición en Rocadragón habían comenzado a llamar a sus enemigos, por el Verde de los Hightower, sumado al color del vestido que Alicent había utilizado durante la fallida boda de Rhaenyra).

Eso, ella simplemente no podía permitirlo. Por el bien de su familia, pero también por el derecho de nacimiento de Rhaenyra, así es como ella lo veía. Le querían arrebatar el trono debido a su género, y no consentiría que tal injusticia volviera a ocurrirle a su familia.

Fue esa triste mañana cuando la despertó un clic en la cerradura de la puerta de su habitación.

— ¿Qué significa esto? — Se había quejado para sí misma sacudiendo el pomo adornado de la puerta, encontrándolo trabado.

Se vistió a pesar de no tener adónde ir, y luego pasó el resto de la mañana paseando apáticamente de una pared a otra, reflexionando sobre qué podría haber llevado a los 'Verdes' a dejarla atrapada en esos aposentos. Si estuvieran planeando un golpe, podrían simplemente matarla allí mismo, así Vaemond quedaría listo y dispuesto para suceder en el Trono de Marcaderiva. Pero no lo hicieron, y no escuchó ninguna palabra de lo que sea que se estuviese desarrollando más allá de esa entrada infernal hasta pasado el mediodía, cuando la propia Reina entró.

— Princesa Rhaenys, — Dijo ella, con voz baja y asustada, había desesperación en sus ojos e inmediatamente todas las piezas encajaron en su lugar.

— Viserys ha muerto. — Dijo Rhaenys, con la voz quebrada por la tristeza. Había querido mucho a su primo y le había dolido verlo empeorar así por su enfermedad.

Apretando la cara, Alicent asintió sombríamente. — Me temo que así es. El Extraño visitó el castillo anoche... pero no antes de que mi difunto esposo me concediera un último deseo.

Ahora fue el turno de Rhaenys de apretar los labios. — ¿Ah?

— Debes entender, Princesa, te juro por la estrella de las siete puntas que realmente lo dijo.

— ¿Qué dijo, mi Reina?

Alicent tragó saliva con dificultad, su voz seguía pausada y asustada como si supiera que la Princesa no le creería. Pero ella pronunció las palabras de todos modos: — Él deseaba que nuestro hijo Aegon lo sucediera como Rey de los Siete Reinos.

Rhaenys resopló audiblemente, sin creer una sola palabra que dijo la mujer verde. — No esperaba menos de ti, mi Reina.

— Por favor, — suplicó Alicent, dando un paso hacia adelante, tomando las manos de Rhaenys entre las suyas, — Por favor, debes creerme. Ambas somos madres, no mentiría sobre tal cosa.

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2022 ⏰

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