5. Mentiras y Engaños.

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El rey no se encontraba solo, además de Julián, había otras tres personas más en la habitación.

—Por Favor, pasen y tomen asiento, las estábamos esperando —dijo el rey con una leve sonrisa en la comisura de sus labios.

—No tenemos tiempo, necesitamos su ayuda —confesé con rapidez mientras detenía del brazo a Eris, que se adentraba más a la habitación.

—Por supuesto que las ayudaré. —Sé levantó y se dirigió a paso firme hacia nosotras, ni siquiera nos inmutamos ante su acercamiento—. Pero primero tienen que hacerlo ustedes.

—Su majestad, ¿qué podemos hacer por usted? —dijo amablemente la rubia mientras hacía una leve reverencia.

Rodé los ojos, sabía que Eris no se detendría ante nada para quedar bien frente al rey.

—Para ser gemelas, son muy diferentes —se rio y regresó a su lugar—. Ahora siéntense y déjenme explicarles.

—Somos mellizas —dijo Eris antes de tomar asiento frente a él, como era de esperarse.

Me dirigí hacia Julián, el cual me miraba con una leve sonrisa, y tomé asiento junto a él, un poco más alejados del resto.

—Antes de comenzar, les presento a la dinastía Williams. El rey Gordon, el rey Ruelle y por último, pero no menos importante, Wells, el rey más joven... —se detuvo y me miró por unos segundos antes de continuar—. Por el momento.

—Encantado de conocerlas, señoritas —dijo amablemente el rey Gordon, el mayor de los tres, con una gran sonrisa.

—Mucho gusto —saludó el rey Ruelle, su tono de voz era de disgusto a pesar de que la expresión de su rostro no transmitía emociones.

El más joven sonrió amablemente, Eris no perdió el tiempo y le dio a este último una sonrisa coqueta.

—¿Podemos continuar? Mi hermana está perdida y necesito de su ayuda para encontrarla —dije con cierta desesperación.

Aunque no confíe en él, el rey era la única persona que podía ayudarme en este momento. No tengo muchas opciones.

—No sabía que tenían una hermana —dijo el rey Cassian con asombro.

—Pensé que sabía todo sobre nosotras —murmuré mientras levantaba una ceja.

La dinastía Williams se miraron entre sí ante mi comentario. Al parecer no conocían esta faceta de acosador del rey.

—¿Cuándo la viste por última vez? —preguntó el rey Cassian dirigiéndose a Eris e ignorando mi comentario.

—La dejamos en casa de una vecina antes de venir al baile, y cuando volvimos a buscarla, la señora Donovan dijo que mi padre había pasado por ella, pero él...

—¡No necesita demasiados detalles, Eris! —la interrumpí mientras me ponía de pie y caminaba hasta llegar a ella, donde la tomé por los hombros con algo de presión.

—Antes de que envíe a mis hombres a buscar a la pequeña —se detuvo y rascó su barba de días—. Tenemos algunos asuntos pendientes, ¿recuerdas?

Todos los presentes me miraron con curiosidad, esperando una respuesta.

Bueno, no tengo más que perder, así que aquí vamos.

—Primero encontraremos a mi hermana y luego haré lo que usted diga —murmuré entre dientes con firmeza—. Si no la tengo a mi lado se cancela el trato.

Saga Cristal 1: La Profecía De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora