Capítulo 9 Anhelos y Verdades

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Los personajes de Rumiko Takahashi no me pertenecen, son solo usados para historias locas y retorcidas

La siguiente historia trata de temas extremadamente fuertes, se recomienda discreción.

Basada en narraciones japonesas reales de la era Edo.

Las comillas "" significa pensamientos.

Los fanart pertenecen a sus respectivas autoras, ninguna es de mi propiedad.

Los fanart pertenecen a sus respectivas autoras, ninguna es de mi propiedad

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Capítulo 9

Anhelos y Verdades 

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Ya había entrado la mañana, y con ello un nuevo día comenzaba, el clima era agradable fuera de la casona, todo estaba en calma en el lugar, Kagome deambulaba por los pasillos, llegando a la cocina. Observo rápidamente a su alrededor, identificando los alimentos que ya estaban preparados, coloco la bandeja de madera en la mesa que estaba enfrente, coloco sobre ella unos bollos de carne, sopa de miso, arroz y pescado, aún estaba demasiado ansiosa y avergonzada por lo que había pasado aquella noche.

El recuerdo de aquellos besos, las caricias, la tibieza en su cuerpo, todo aquello estaba tatuado en su piel, una sensación que no se pudo quitar, ni cuando tomo un baño largo de burbujas, al contrario, todo aquel recuerdo le provoca mil sensaciones, de las cuales ninguna era sana.

Suspiro, tratando de tranquilizarse, de olvidar lo que había pasado en aquella habitación en compañía de la oscuridad, una vela y el deseo a flor de piel que ambos no pudieron negar en ese momento.

Respiro profundamente, caminando por los pasillos en dirección a la habitación del moreno, a lo lejos identifico una voz femenina, ese timbre lo conocía bastante bien, antes de poder mostrarse, escuchó cada frase, dicha por aquella mujer que, de solo verla, le enervaban la sangre.

— ¡Mi amado Bankotsu!, lo que tienes que hacer ahora es descansar.

— Perdóname Kikyo, te hice recorrer este tramo para nada.

— No te preocupes por eso, además, lo que quería era ver que estuvieras comiendo... bien. — la cara de preocupación de la pálida era notoria.

Lentamente se fue acercando, tomando la mejilla del moreno, acerco su rostro, dándole un sutil beso en la mejilla, el cortesano solo cerro los ojos disfrutando el momento, dedicándole una ligera sonrisa a la visitante.

Sin más que hacer en aquel lugar, se daba la vuelta, yéndose de aquel burdel, Kagome no podía creer lo que miraba, la paciencia se le había ido y la vergüenza acompañó al primer sentimiento, apretó los dientes, dando tres pasos al frente abrió la habitación de su amigo.

— ¿Qué fue eso? — sus gritos y enojo eran latentes.

— ¿Qué? — Bankotsu la miraba confundido.

Oshoku / Cortesana (BANKAG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora