Observo a Miroku, quien la miraba fijamente, ante la decisión se dejó caer al suelo, solo pensando en lo que acababa de suceder, había aceptado la oferta de Inuyasha, ahora su vida cambiaría radicalmente.
El viento choco contra su rostro, la tristeza se reflejaba en sus ojos, la angustia en cada centímetro de su cuerpo.
Una vez que aquello fue más angustioso, la cámara enfocaba fijamente a la de cabellos negros.
— ¡Corte!
Se escuchó para dar final a la escena que en esos momentos se acabó, un suspiro por parte de Kagome salió, quien caía hacia atrás, pegando su espalda a la reja. Dejando salir el resto del aire que aun tenia retenido en sus pulmones.
— Esto es muy difícil. — menciono.
— Buen trabajo — Bankotsu se acercaba, llevando consigo un vaso de agua que muy amablemente le acerco a la joven.
— El sonrojo se presentó en cada una de sus mejillas, acercándose a este, coloco su cabeza en el pecho — solo actuar como si no nos lleváramos bien me hace sentir agotada.
— Bueno, en eso tienes razón — la miro fijamente, sonriéndole después.
— Si van a estar así, es mejor que se vallan a los camerinos — la voz crepitante de Miroku los sacaba de su momento.
— Bankotsu — los enormes ojos azules lo observaban fijamente. Su mano rosaba ligeramente la nuca del moreno — podrías... cargarme.
— Estas muy consentida princesa — le sonrió de manera seductora, tomándola cuidadosamente por debajo de la cintura, para después sujetarla por debajo de las rodillas. Llevándola al estilo nupcial por todo el cuarto.
Pasaron por aquellos pasillos abarrotados de gente que comenzaba a acomodar todo para los siguientes escenarios, personal de maquillaje, así como los actores que se acomodaban para dar sus siguientes escenas.
Al llegar a los camerinos, Bankotsu no pudo más, arrojando a Kagome al suelo, se posiciono sobre ella, recorriendo con su mano aquel cuerpo que estaba cubierto por aquel kimono de mariposas moradas. Su rostro ahora estaba fijamente mirando a la chica, lentamente, se acercó, capturando aquellos labios en un beso ardiente y demandante, sin que esta pudiera hacer nada, se dejó hacer por las acciones del moreno, sintiendo aquel calor que emanaba lentamente de estos.
Apretó con sus manos los ropajes del chico, sintiendo su cuerpo cada vez más caliente. La lengua de Bankotsu se movía con destreza dentro de aquella cavidad bucal, entrelazando las lenguas en un baile rítmico, donde el palpitar de los corazones de ambos participaba en dicha acción.
Lentamente se fueron separando, Kagome, no pudo evitar emitir un gemido una vez que su cuello fue presa de los labios del contrario, sonrojándose aún más ante esto.
Los besos comenzaron a invadir cada vez más, desde la clavícula derecha, pasando por aquellos pechos que no dudo en dejar al descubierto, solo para admirarlos por un momento, llevando su mano a uno de ellos lo comenzó a apretar, sintiendo aquella suavidad, y complexión. Su boca nuevamente tomaba acción, degustando el pequeño pezón que en esos momentos era víctima de la lengua del moreno.
Su ágil mano se deslizo entre sus ropas, desanudando lentamente el moño del kimono que en ese momento estorbaba, solo para detectar con sus dedos aquella húmeda entrada que palpitaba en esos momentos. Solo basto un dedo para empaparse con aquellos jugos que destilaban de manera provocativa.
El rubor en aquellas mejillas se iba haciendo cada vez más notorio, contrastando con los sonidos lascivos que salían de aquellos labios rosados. Bankotsu introdujo dos dedos en aquel interior, escuchando los chapoteos que la esencia detonaba al mover los dígitos de adelante hacia atrás.
— ¡ahh! — Kagome trataba de cubrirse la boca.
— Mira — sonrió — todo esto sale de ti, estas muy mojada.
— ¡Hmmm!
— ¿debo intentar poner otro dedo?
— Ngh... — movió la cabeza en negativa.
— ¿entonces qué quieres? — continuo con el movimiento de aquellos dígitos.
— El semblante de la joven estaba abochornado, elevando el brazo, llevo este hasta dar con la parte baja del contrario — es... esto — el sonrojo se esparcía cada vez más por sus pómulos.
— Trata de decírmelo como se debe... usando palabras pervertidas — aquellos ojos azul eléctrico la miraban tan fijamente, que por unos segundos la hicieron temblar. — ¿crees poder hacerlo?
— Apretó ligeramente los labios, incorporándose solo un poco, se acercó al oído del moreno — quiero que me hagas tuya.... Quiero que... me partas en dos con tu miembro.
— ¿de quién? — la miro fijamente, bombeando aún más aquellas paredes que cada vez se hacían más estrechas conforme seguía metiendo aquellos dedos.
— El de... Bankotsu ¡ahh!
— Muy bien, no puedes dejar que otro hombre te haga esto.
Lentamente fue abriendo aquellas piernas, colocándose en medio de estas, comenzó a empujar su miembro, lenta y tortuosamente. Ocasionando un gemido por parte de la de cabellos negros, que, en ese momento no podía con toda la adrenalina que estaba experimentando. Al tomar un poco de aire, experimento como el pene del moreno se enterraba dentro de ella de una manera tan agresiva que le provoco marearse solo por unos momentos. Dejándose llevar por aquellas sensaciones que cada vez le iban gustando más.
— ¡ahh! Ba... Bankotsu...
— ¿te duele? — apretó uno de los pechos, solo para seguir envistiendo de manera acompasada.
— N... ngh.
— ¿en serio? Parece que necesitas más placer, princesa.
En un rápido movimiento, las piernas de la joven ahora se encontraban sobre los hombros del chico, algo que resulto ser más intenso para Kagome, quien, no pudo acallar aquellos sonidos, arqueo la espalda una vez que la punta de aquel pene tocaba su punto G, provocando en ella una oleada de placer que iba desde el bajo vientre y se extendía por toda la espalda.
Observar aquel rostro, esos ojos llenos de lujuria, el cuerpo de Bankotsu, estremeciéndose junto con el ella, las sensaciones provocando un embate de sensaciones que cada vez los acercaba más al clímax.
La sola idea de estar así con él para siempre, y el deseo de que aquello no acabara jamás, era el único pensamiento que cruzaba por la cabeza de ambos.
Sin poder evitarlo sus ojos se abrieron, observando la oscuridad envolver todo el panorama. Se sentó rápidamente, la agitación en su pecho, el sudor en su cuerpo, la sorpresa que tenía su rostro. Todo había sido un sueño.
Se tomó la cabeza, tratando de tranquilizarse, analizar y sobre todo de mantenerse tranquila, aun así, y sin poder evitarlo apretó los puños, sintiéndose demasiado estresada.
— Cuantas veces he soñado con esto.
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Oshoku / Cortesana (BANKAG)
RandomYoshiwara era un famoso distrito de la luz roja en Edo (Tokio de hoy en día) al principio del siglo XII había una amplia prostitución masculina y femenina en ciudades de Kyoto, Edo y Osaka Las leyes contra la prostitución fueron suprimidas y el dist...