Yoshiwara era un famoso distrito de la luz roja en Edo (Tokio de hoy en día) al principio del siglo XII había una amplia prostitución masculina y femenina en ciudades de Kyoto, Edo y Osaka
Las leyes contra la prostitución fueron suprimidas y el dist...
Los personajes de Rumiko Takahashi no me pertenecen, son solo usados para historias locas y retorcidas
La siguiente historia trata de temas extremadamente fuertes, se recomienda discreción.
Basada en narraciones japonesas reales de la era Edo.
Las comillas "" significa pensamientos.
Los fanart pertenecen a sus respectivas autoras, ninguna es de mi propiedad.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 4 días del mizuage.
Habían pasado ya 3 años en el prostíbulo, Bankotsu estaba por cumplir 18 años en cuanto a Kagome contaba con 17 años, solo unos meses más y alcanzaría a su compañero y amigo. Después de que el 50ta festiva de muñecas terminara en HANAFARION el tiempo para el mizuage del azabache finalmente llegaba.
Ese día en particular era elogiado por la mayoría de las y los ayudantes del burdel, las chicas se amontonaban para felicitarlo, y es que en esos años aquel moreno se había desarrollado de la mejor manera, un cuerpo alto y atlético, su mandíbula era aun mas perfilada, su rostro a pesar de ser atractivo no perdía esa esencia de infancia.
Kagome por su parte había crecido un poco, mas no llegaba a la altura de su amigo, a diferencia de su cuerpo el cual si se había desarrollado aun mas que el de las otras chicas que estaban con ella, sus caderas eran redondas al igual que su trasero, sus pechos eran voluptuosos sin exagerar en las proporciones, esa cara de niña no había desaparecido del todo, aun contaba con unas mejillas sonrosadas y esos enormes ojos azules.
Para ese tiempo sabia que el que Bankotsu estuviera tan relajado con respecto a cambiar de categoría de ayudante a cortesana le molestaba, y mas al verlo parlotear y reír con todos los que se encontraban a su alrededor.
En ese momento la de cabellos negros recogía las muñecas y las colocaba en un cajas especiales para ser colocadas el siguiente año, volteo a mirar al moreno, este le correspondió la mirada, aderezándola con una sonrisa arrogante, fue la gota que derramo el vaso de la paciencia de la de cabellos negros, volteo a lo que estaba haciendo para ignorarlo olímpicamente.
— Tomo un nuevo pañuelo, envolviendo a la muñeca con cuidado — probablemente un hombre o una mujer rica ofrecerán dinero para el mizuage de Bankotsu. — se mordía el labio sintiendo un dolor extraño en el pecho.
— Bankotsu la miraba ala distancia, poniéndose de pie, se despidió de manera cortes de los anfitriones y de sus mismos compañeros y compañeras de casa — ¿celosa? — sonrío colocando la mano en el hombro de la de cabellos negros.
— Kagome se sorprendía por el contacto, relajándose poco a poco ante lo que escuchaba de la boca del moreno — no realmente... parecía que lo estuvieras disfrutando — continuo con la muñeca sin atreverse a ver al chico a los ojos.