Yoshiwara era un famoso distrito de la luz roja en Edo (Tokio de hoy en día) al principio del siglo XII había una amplia prostitución masculina y femenina en ciudades de Kyoto, Edo y Osaka
Las leyes contra la prostitución fueron suprimidas y el dist...
Kamaru: el aprendiz de un cortesano. Lo chicos y las chicas de Hanafarion son aprendices hasta que cumplen 18 años. Entonces tienen su Mizuage y empiezan a trabajar como cortesanas.
Kashimise: el distrito más bajo de Yoshiwara. La paga y el trato son bajos. Oomise es lo contrario, el distrito de más alta categoría.
Condiciones de servicio: el tiempo que toma a la gente que es vendida en Hanafarion, depende de por cuanto es vendida. Hasta que este periodo de tiempo termine, los y las cortesanas son tratados como propiedad de Yoshiwara y no pueden atravesar la puerta que separa este sector del mundo.
Trucos: el método por medio del cual los y las cortesanas convencen a los clientes de pagar sus costosos kimonos y adornos.
Migari: es cuando los cortesanos y cortesanas pagan sus propias cuotas, por ejempló cuando se toman un día libre.
Habían pasado un par de meses desde que Kagome había tenido su iniciación como cortesana en Hanafarion, ahora no solo era una simple aprendiz, su belleza y talento serian otorgados al mejor postor.
Se encontraba sentada en aquel estante del burdel, con un hermoso kimono rojo, con flores en negros, sus cabellos estaban recogidos en una coleta alta, sus rizos caían graciosamente por detrás de su espalda, sus ojos azules miraban fijamente afuera, todas y cada una de las chicas que la acompañaban parecían unas hermosas muñequitas de aparador.
Los hombres ricos y de poder paseaban por la acera de aquel distrito, deteniéndose de vez en cuando a ver a aquellas hermosas mujeres, un hombre en partículas de cabellera negra y traje se detenía, observo con interés a la de ojos azules, una sonrisa aparecía en los labios de aquel hombre.
Kagome por su parte, apretó los labios, tratando de no actuar de manera agresiva con un cliente, ya habían pasado varios sucesos donde sus altas expectativas terminaban con alejar a los clientes. Sabiendo de antemano que perdería contra la apuesta de Bankotsu.
— ¿Qué le parece?, hermosa ¿verdad?, una cortesana de alta calidad — el encargado de esa noche señalaba a Kagome, está por su parte solo pudo tragar saliva, tratando de sentirse lo más calmada posible.
