Capítulo 8

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Algunos días después, Izuku se despertó cuando el sol aún no salía.

El bosque estaba oscuro y silencioso, al igual que la cabaña. El invierno estaba a punto de finalizar y la nieve ya había desaparecido por completo; el aire era más cálido cada día y por ello, ya no era necesario mantener la chimenea encendida.

Se removió entre sus mantas, que estaban sintiéndose demasiado cálidas para su gusto. Intentó volver a dormir, pero no lo logró, se sentía demasiado incómodo y por ello, optó por ponerse de pie.

Pasó una mano por su cabello rizado, sintiendo como los mechones suaves se deslizaban entre sus dedos hasta toparse con un nudo. Avanzó con pasos cautelosos hasta la puerta, no queriendo despertar a Kacchan a pesar de que sabía que el hombre podía escuchar hasta el más mínimo ruido en la cabaña o el jardín.

Observó la estancia desorganizada. La noche anterior había estado trabajando en sus encargos hasta que se quedó dormido sobre la mesa; Kacchan lo había despertado gentilmente para después ayudarlo a ponerse de pie y acompañarlo con pasos cortos y cuidadosos hasta su cama. Izuku había caído sobre los cojines y mantas suaves y había observado con parpados pesados al hombre que parecía no querer apartarse de su lado.

Le costó mucho no pedirle al alto que se quedara con él.

Luego de su conversación en el jardín, una extraña tensión se había generado entre ellos. No era que estuvieran molestos, todavía podían hablar normalmente, sin embargo, cada que lo hacían, la conversación se tornaba intranquila, como si ninguno estuviera diciendo lo que en verdad deseaba decir.

Izuku detestaba esta nueva dinámica. Le había costado mucho establecer una relación estable con el cenizo como para que ahora una tonta pregunta sobre el futuro viniera a arruinarlo todo.

Y, aun así, no sabía qué hacer para arreglar las cosas.

¿Disculparse? No había razón, había sido una simple y necesaria pregunta. ¿Actuar como si nada hubiera pasado? No, eso era imposible, considerando que Kacchan estaba disgustado. Entonces... ¿decir la verdad? ¿decirle a Kacchan que no quería que se fuera?

Que egoísta.

No podía. No quería hacer que el hombre se sintiera forzado a quedarse y a vivir el resto de su vida escondiéndose solo porque Izuku tenía un estúpido enamoramiento con él; esa tampoco era la salida.

Se acercó a la mesa y comenzó a recoger los frascos terminados para colocarlos dentro de la canasta y después, regresó a limpiar. Pasó el trapo con insistencia sobre la madera, tratando de quitar el aceite que se había adherido a ella cuando movimiento en el rabillo del ojo captó su atención.

Levantó la mirada y no pudo evitar saltar por la sorpresa al ver al cenizo de pie en el umbral de la puerta de la habitación clínica.

Abrió la boca para decir algo, pero el ceño fruncido del alto lo detuvo, por lo que finalmente se giró y regresó a lo que había estado haciendo antes.

Terminó de limpiar en silencio y después fue a la cocina, en donde comenzó a sacar los ingredientes necesarios para hacer el desayuno.

Kacchan se acercó a ayudarle y pronto, tuvieron lista su comida. Como de costumbre, se sentaron frente a frente y establecieron una conversación ligera que se volvió agotadora más pronto que tarde.

Al terminar, el cenizo se puso de pie primero y recogió la vajilla. Izuku, por su parte, preparó su canasta y se dispuso a salir luego de una corta despedida y un hm como respuesta.

Oasis; [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora