Ups, casi olvido publicar esto.
¿Listas para llorar?
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Jaku resultó ser un lugar completamente distinto a Hosu.
Katsuki había esperado encontrarse con una fortaleza militar coronada con un palacio ante el cual nacía una próspera ciudad, sin embargo, se encontró con un pueblo común y corriente.
No había altas murallas de piedra, ni puertas de hierro que mantenían a raya a los extranjeros, en su lugar, pequeñas y pintorescas granjas y graneros se alzaban luego de largos caminos de cultivos de uvas.
Deku tomó un profundo respiro del aroma dulce del aire, su ánimo realzándose de inmediato ante la bella vista de las vides de un vivaz color verde que bordeaban el camino que los guío hasta las primeras casas de la ajetreada Jaku, pintadas de colores brillantes.
Ningún guardia se acercó a ellos para hacerles preguntas, y nadie se detuvo a mirarlos más allá de admirarse por la belleza del caballo negro que los acompañaba.
Katsuki, que había estado tenso desde que habían visto la ciudad a la lejanía, por fin pudo respirar tranquilo. Se dejó llevar por los pasos confiados de Deku, quien se movía con experiencia por cada calle.
Le tomó solo un par de minutos al elfo orientarse lo suficiente como para decidir una ruta definitiva hacia su objetivo.
Asió las riendas del caballo con delicadeza y palmeó su hocico con cariño antes de instarlo a avanzar de nuevo. Se movieron juntos por las calles abarrotadas de personas; Katsuki comenzó a sentirse un poco nervioso por la cacofonía que los rodeaba; no estaba acostumbrado a tanto ruido y sus oídos sensibles no podían decidir en cuál de todos los sonidos concentrarse.
Avanzaron sin hablar por largos minutos, aun moviéndose por la parte central de la ciudadela, pero alejándose un poco de la multitud.
Luego de lo que parecieron horas, el de cabello jade finalmente se detuvo frente a una estrecha casa de dos pisos pintada de un brillante color amarillo y decorada con flores azules en el exterior.
Suspiró, permitiendo que una leve sonrisa se esbozara en sus labios resecos y Katsuki tuvo que limitarse a apretar los puños, consciente de que no era el momento para dejarse distraer por los encantos del pecoso.
El elfo llamó a la puerta con dos firmes golpes y retrocedió un paso, esperando pacientemente y lanzándole a Katsuki una mirada que se debatía entre el nerviosismo y la felicidad.
El cenizo escuchó pasos pesados venir del interior de la casa y de pronto también se sintió nervioso. La puerta se abrió luego de unos instantes y detrás de ella encontró una visión que no esperaba.
Las personas cambian, muchas veces mayormente en el exterior, y Yagi lo había hecho en gran medida. Del fuerte, alto hombre que había conocido ahora quedaba un cascarón delgado y de apariencia frágil pero que se movía con tanta vitalidad que parecía ser mucho más fuerte de lo que en realidad debía ser.
—¡Joven Midoriya! —exclamó con sorpresa, posando sus ojos en primer lugar en el muchacho de ojos verdes, después miró a Katsuki y su asombro pareció aumentar. —Y... ¿joven Bakugo?
—Yagi, —sonrió Deku, soltando un suspiro de alivio. —¿podemos entrar?
El alto hombre retrocedió un paso, dándoles acceso a la casa sin hacer más preguntas y el elfo entró con prisas, seguido de Katsuki, quien cerró la puerta a sus espaldas.
Escuchó como Deku comenzaba a narrarle a Yagi los acontecimientos que los habían llevado hasta ahí una vez alcanzaron la pequeña estancia y se abstuvo de escuchar la historia, en su lugar concentrándose en mirar a su alrededor con interés.
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Oasis; [Katsudeku]
FanfictionPersiguiendo el sol #1 Katsuki está huyendo, de las personas, de su pasado y de sí mismo. "Los monstruos no tienen un lugar en el mundo, por eso tienes que ocultarte", le han dicho tantas veces que incluso ha comenzado a creerlo. Fue pura coincidenc...