Cuando Mary abrió los ojos lo primero que vio fueron las vigas del techo y se les quedó mirando sin ninguna idea en mente. Por varios segundos permaneció totalmente en blanco, tranquila y callada; pero cuando sus recuerdos volvieron se sentó en la cama como si la hubieran empujado desde el colchón. Desconcertada miró a su alrededor viéndose en una alcoba muy fina. Las mantas eran de piel de oso y lobo, la chimenea era grande, las pinturas representaban gente noble ¿dónde estaba? Fue la pregunta que formuló en voz baja y con un ligero temblor en su cuerpo. Lo último que recordaba era estar caminando en el campo, bajo la nieve.Se levantó con cuidado descubriendo tenía puesto un hermoso camisón de seda color blanco. Cuando iba a ir hacia la puerta descubrió había un sujeto sentado en una silla junto al ropero. El tipo dormía sosteniendo un libro entre las manos. Era un individuo de baja estatura, con cabello blanco y una piel azul que la hizo pensar en un glacial. Llevaba unas botas brillantes y un elegante atuendo de montar. Eso la hizo recordar que entre la nevada había visto unos jinetes en la distancia. Con desconfianza intentó apoderarse de un arma que había al costado del sujeto, pero cuando estuvo por alcanzarla él despertó haciéndola dar un paso atrás.
-Buenas noches- le dijo con una voz educada y los ojos vidriosos- ¿Cómo se siente?- le preguntó poniéndose de pie con lentitud.
Mary dio otro paso atrás sin quitarle los ojos de encima a ese sujeto que sonreía gentil mientras ponía sus manos tras su espalda.
-Soy Lord Daishinkan o Lord Dai para los amigos- le dijo al ver que ella no tenía intenciones de hablar.
-¿Un Lord?
-Sí...Fui enviado a estas tierras por su majestad. Se me encomendó la tarea de aniquilar a Lord Bills quien se apoderado de varias comarcas estos últimos años- le explico todavía medio dormido- También se me recomendó unir fuerzas con el líder de la resistencia. Una mujer de nombre Mary. Dicen que es pálida como un espectro de las nieves, con una cabellera larga y roja como la sangre. Sus ojos parecen los de una fiera y puede matar a cinco hombres con un movimiento de su espada ¿Le hace justicia esa discreción?
-Es un tanto exagerada- contestó la mujer con evidente recelo.
-Entonces estoy ante la persona indicada- exclamó Lord Dai inclinando un poco la cabeza- La estuve buscando, pero se me dijo que no había retornado de su último batalla. Sus hombres la daban por muerta.
Mary guardo silencio. Se miró la mano derecha descubriendo estaba vendada, lo mismo su frente y su hombro izquierdo.
-Me tome el atrevimiento de quitarle la ropa para limpiar su cuerpo y curar sus heridas- le explicó Dai al ver la expresión de la mujer.
Mary le miró con frialdad, pero no pareció ofenderse por lo que él le dijo. Asumiendo esto él continúo con su discurso en el que le hizo ver su fama había llegado a oídos del rey que estaba muy interesado en ella. La consideraban un paladín, pues su férrea resistencia era lo que mantenía a raya las huetes de Bills.
-Yo no soy ningún héroe- exclamó Mary- Si me enfrente a ese tirano es porque se llevó lo único que me importa en este mundo...mi hijo.
-Según tengo entendido su hijo tiene como padre a Lord Bills, aunque esto sucedió en trágicas circunstancias- manifestó Dai.
Mary bajo su mirada a la de él.
-¿Hace cuánto sucedió aquel incidente?
-Cinco años- contestó Mary- Hace cinco años que ese infeliz me quito a mi hijo. Las comarcas no me importan, ni los títulos o fama que pueda conseguir por enfrentarme a él. Mi único objetivo es rescatar a mi cachorro de las garras de su padre así tenga que hacer arder todo este reino...
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Tirano.
ФанфикEn todas partes Navidad es motivo de alegría y amor, pero en esta tierra esa noche es sinónimo de angustia y dolor gracias a su gobernante.