4._Suerte

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Goku agonizaba. La perdida de sangre que le ocasionó el traumático desmembramiento de su brazo lo dejo al borde de la muerte y en esa oscura rivera, luchaba por seguir en este mundo en el que permanecía inconsciente. En la cama de al lado, Vegeta a ratos lo miraba esforzarse por respirar. Él estaba mejor, pero antes de perder su ojo estaba muy mal herido. En ese momento permanecía tumbado en la cama con la vista perdida en el techo. Algunas de sus heridas habían vuelto a abrirse y el malestar era muy fuerte, mas no se quejaba de ello. Su mano izquierda apretaba las sábanas con indignación y un dolor ajeno al físico. La otra mano la usaba para amparar  su único ojo de la luz amarillenta en esa callada habitación. A ratos un quejido de su compañero lo hacía girar la cabeza para mirarlo con desdén, luego volvía la mirada al techo visualizando el rostro de Bills, mientras les daba la segunda paliza más humillante de su vida. La primera fue cuando lo enfrentaron por primera vez. Ese sujeto era capaz de atormentar su territorio el solo. Sus hombres no eran más que un adorno. Solo y a mano limpia lo derrotó dos veces. Lo humilló dos veces y recordar aquello le hacia hervir la sangre al borde de un frenesí de ira.

-¡No te lo perdonaré, Bills! ¡No te lo perdonaré!-gritó cuando reunió la suficiente energía que le dió a su voz unas notas gruesas, como cubiertas de sangre, que estremecieron a todo el que las oyó...y fueron muchos.

En una casa, un poco más allá de en la que permanecían Vegeta y Goku, un grupo de personas velaban a Lazuli y su esposo. El cuerpo de la mujer tuvo que ser amortajado para poder meterlo en una caja de madera que sellaron rápidamente. La hija de ambos, Maron, estaba al cuidado de Milk que logró hacerla dormir para que viviera aquel terrible momento, lo menos posible. Otro grupo de personas comenzó a reunir lo demandado por Bills. Piezas de plata y oro, el mejor grano, pero había un pequeño problema: las mujeres. Bills exigía mujeres también y estás debian ser jóvenes,
saludables y no tener familia. No quedaban más que dos solteras en toda la villa: Bulma y Milk. Ninguna iba a aceptar irse con Bills. De hecho fueron las principales gestoras de la idea de pagar a cazarrecompensas para que acabarán con él. En ese momento todos las apoyaron, pero después de ver lo que ese sujeto era capaz de hacer los habitantes de la villa de San Whiss estaban tramando otra cosa a escondidas de las mujeres que, después de presentar sus respetos a los muertos, se reunieron para hablar respecto a que harían.

-Creo que lo mejor sería irnos mientras podamos- le dijo Bulma a su compañera que cargaba en los brazos a Maron- Solo quedan tres días para noche buena y estoy segura de que están planeando entregarnos a Bills.

-¿Y a dónde iremos?-le preguntó Milk meciendo a la niña que se agitó entre sueños- Somos dos mujeres solas...

-¿Acaso quieres quedarte y convertirte en un tributo para Bills?- le cuestionó Bulma.

-Por supuesto que no, pero escapar no me parece lo...

-¡Reacciona! ¿A caso crees que alguien se pondrá de nuestro lado? ¡Nos entregarán en charola de plata!

-¡Y lo mismo harán en cualquier aldea o pueblo que vayamos! Ya casi no quedan mujeres jóvenes, solteras y hermosas para los tributos...

-Tienes razón, pero...-decía Bulma cuando oyó a alguien en la escalera.

Vegeta iba bajando pesadamente. Alarmada por su estado la mujer fue en su ayuda, pero él la apartó con violencia para ir hacia la puerta acabando de bruces en el piso mordiendose la rabia que le causaba su impotente estado. Intento levantarse, pero perdió el sentido producto del esfuerzo. Bulma lo miró con resignación.

-Es un hombre muy necio. En el estado en que Bills lo dejo ni siquiera puede caminar- comentó y se inclinó para hacerlo reaccionar.

-¿Qué crees que pase con ellos?-le preguntó Milk.

Tirano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora