Tirano.

12._Ruina

El puñal debería haber dejado una herida profunda, pero en lugar de eso en el cuello de Bills solo había un rasguño. Un poco confundido Dai se quedó observando a ese sujeto limpiar su sangre con sus dedos para después saborearlos.

-Tiene muy buenos reflejos. Logró esquivar mi ataque. No muchos lo han conseguido- le dijo Dai.

Bills no respondió. Fue un golpe de suerte que apenas una hora atrás arrebatará la suerte de Whiss a Bier para que Mary no se hiciera con ella. Tenía la valiosa piedra en su bolsillo. Callado observó como Dai levantaba su mano para enseñarle una sencilla sortija con una piedra negra.

-¿Quiere saber qué facultad me otorga está joya? Está próximo a averiguarlo, Lord Bills- le dijo Dai mientras avanzaba hacia él a paso lento, amenazante.

-Cierra la boca- exclamó Bills sacando una saga que llevaba al cinto, más no pudo dar ni un paso con ella dejándola caer al suelo.

A Bills un fuerte mareo lo hizo caer sobre sus rodillas. La vista se le nubló y un agudo dolor en el pecho lo hizo soltar un quejido. No pudo evitar que ese sujeto le hundiera el puñal en el abdomen, casi sobre el hígado. La hoja salió limpia de su cuerpo y Bills la vio ir de nuevo hacia su él para volver a salir libre de cualquier marca. Una vez la segunda estocada fue realizada el atacante lo dejó caer de bruces contra el piso.

-Fue un placer conocerlo, Lord Bills. Ahora y si no le molesta iré por Mary y su hijo. Alguien debe cuidar de su familia...en su ausencia.

Fuera lo que fuera que ese sujeto fastidioso le había hecho, al principio, debía ser lo suficientemente poderoso para irse sin matarlo, dejandolo ahí tirado como un moribundo sin esperanzas. Bills apenas se podía mover. Un dolor tremendo lo sometía, más allá de aquellas apuñaladas, pero teniendo en cuenta todo lo que Dai hizo, Bills concluyo había sido envenenado. No estaba seguro si serviría o no; pero una vez logró arrodillarse, usando sus garras, se desgarro el brazo haciendo la herida más grande y aumentando la hemorragia. Ignorando el sufrimiento de su cuerpo se puso de pie para ir a arrojar un producto que estaba sobre la chimenea, en una aparente ánfora, al fuego. Pronto un humo azul escapó del conducto anunciando a los guardias del exterior que algo estaba sucediendo. Los cuernos sonaron, todos entraron en alerta y los hombres de Dai fueron rodeados en el patio.

Bills tenía decenas de pasillos secretos en ese palacio y por medios de ellos consiguió llegar al cuarto donde tenía a Bier y Mary más rápido. Su esperanza estaba en la mujer que al verlo salir de detrás de una pintura abrazo al niño y fue por el atizador de la chimenea. Aunque el aspecto que él tenía la desconcertó más que su sorpresiva aparición.

-Padre- exclamó Bier al notar la abundante sangre que escapaba del cuerpo de su progenitor que a duras penas avanzaba hacia ellos.

Bier escapó de los brazos de su madre para ir hacia él, aunque a medio camino se detuvo quedando bajo esos ojos penetrantes que siempre lo miraron con indiferencia, pero que en ese instante lo veían con una leve sorpresa. Bills paso rápido de él para avanzar hacia la mujer sacando algo de su bolsillo. Pronto Mary tuvo ante su vista la suerte de Whiss y comprendió lo que Bills quería.

-¿Por qué debería salvarte?- le cuestionó con todo el desprecio que sentía por él- La muerte nos haría a todos un favor si te llevará con ella...- agregó antes de recordar Biter estaba ahí.

La mirada del niño provocó una controversia en la mujer. Y es que pese a que Bills no era el mejor padre ni mucho menos uno cariñoso, fue inevitable que Bier desarrallora afecto por él...

Cuando Vados conoció a Mary se comportó bastante altanera con ella, expulsandola de sus tierras. Incluso soltó una jauría de perros que Mary tuvo que matar con su espada para salvar su vida. Sin embargo, cuando le tocó enfrentar a Vados no tuvo oportunidad de derrotarla por lo que la hermana de Whiss se rió de ella de forma bastante cruel. Aún así la mujer no desistió. No iba a renunciar objetivo por nada y no se marcharía sin que ella la escuchase al menos una vez. Después de casi dos semanas de permanecer a la intemperie, luchando con bestias y el clima, Mary fue recibida por Vados al interior de aquella casa. No fue necesario que le contará nada. Vados lo sabía todo. Tenía el don de la clarividencia.