9._Caballos

65 28 3
                                    

Dai despertó temprano a raíz de un alboroto en el patio. Salió a ver qué sucedía envuelto en una bata de terciopelo azul y con un semblante muy poco amigable. Era mediados de diciembre y el clima era muy frío. Su aliento formaba una nube delante de su rostro. A poco andar descubrió a Mary vestida con ropa de hombre y montada en un caballo, dispuesta a irse pese a que sus empleados intentaban detenerla. A una señal suya los guardias bajaron las armas y él le preguntó a la mujer que pretendía.

-Debo reunirme con mi gente. Si usted quiere unirse a nosotros sabe donde encontrarnos, mi lord- le respondió Mary que aprovechando los guardias no le estaban apuntando con las ballestas, hundió la espuela en el caballo y cruzo la puerta a toda velocidad.

Dai evitó que le dispararán. La dejó partir un tanto resignado, pues le hubiera gustado poder hablar con ella un poco más. Su interés en la mujer era bastante grande y porsupuesto no iba a renunciar a ella tan fácilmente.
Se decía que Mary no solo era una gran guerrera, sino también una adivina muy buena. Algunos de sus sueños proféticos  evitaron grandes catástrofes. Dai lo sabía porque estaba muy bien informado respecto a todo lo que estaba sucediendo en esa tierra. Bills no solo era peligroso por su barbarie y recuersos, sino también porque tenía sangre real. Era el séptimo en una línea de sucesión castigada por la tragedia. En la actualidad solo habían dos herederos legítimos  al trono de aquel país y uno de ellos era precisamente ese tiránicos sujeto. No podían permitir se convirtiera en rey bajo ninguna circunstancia.

Mary cabalgó al galope a campo traviesa. A ratos azotaba a su corcel sin piedad. Tenía prisa por volver a armas sus tropas, por dar esa orden por tanto tiempo soñada y poder reunirse con su cachorro. Lo sabía vivo porque todo el mundo sabía de la existencia de ese niño y siempre había alguien que lo veía acompañando a su padre en alguna comitiva o evento importante.

Después de su fallido primer intento por recuperar a Bier, Mary dejó la villa de San Whiss para ir a reunirse con su maestro de combate en el páramo helado. En esa tierra desierta cubierta de nieve todo el año fue que Piccolo hizo su morada. Antaño fue un terrateniente celebre por su crueldad, pero los años y la tragedia lo llevaron al lado opuesto de la senda terminando sus días como un cazador de recompensas. Así lo conoció Mary casi veinte años atrás cuando por cosas del destino se separó de su familia. Era una niña que estaba a punto de morir congelada cuando Piccolo pasaba por ahí. Todo lo que él hizo fue darme un trozo de pan duro que le habían dado a él unos kilómetros atrás. Mary lo siguió. Lo siguió por horas sin que él se detuviera o volteara a verla. Para cuando lo alcanzó, Piccolo tenía encendida una fogata junto a la cual le permitió acurrucarse. A la mañana siguiente Mary lo siguió de nuevo. De forma directa él nunca le enseño nada. Dejaba que fuera tras él y le imitara. De vez en cuando le daba una instrucción que era todo a cuanto diálogo podía producirse entre los dos. Con el paso de los años, Mary consiguió de su insólito maestro un poco más de comunicación, pero cuando ella cumplió dieciséis años, Piccolo la echo de su lado con la inclemencia de una madre lobo que expulsa a su cria de su madriguera.  

Ubicar a Piccolo le llevó meses a Mary. Cuando lo encontró le pidió ayuda, pero él se negó diciendo que no tenía motivos para involucrarse. La estrategia de Mary cambió entonces.

-Contrato tus servicios por tiempo indefinido- le dijo la muchacha arrojando una bolsa de oro a sus pies- ¿O es que estás demasiado viejo para una última lucha?

Piccolo la miró y chasquio la lengua.

-Viejos están esos trapos que traes encima ¿Desde cuándo te vistes como esas mujeres de los palacios?- le cuestionó, pues Mary iba vestida casi como una princesa, pero porque camino ahí asalto una casa de nobles.

-¿Eso es un sí?- le consulto la muchacha con aire inocente y él arrojo otro madero a la fogata frente suyo. Desde luego no iba a huir de una empresa como esa.

Tirano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora