Por París

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Por París by Cecil Pierce.

El retrato de Dorian Gray Oscar Wilde

No podía dormir. Tenía todas esas imagines de él en su cabeza. Era imposible casi no recordarlo y no sentirse molesto al hacerlo. ¿Por qué de todas las personas del mundo, él tenía que ser esa persona? A la que no puedes dejar de pensar y odias al mismo tiempo. Él ni siquiera era una persona. Probablemente había dejado de ser un hombre hacía muchas décadas, pero ella seguía siendo humana. No hubiera cambiado su humanidad por nada en el mundo y mucho menos por la sangre fresca de un cuello desgarrado. Y era por eso mismo que ellos vivían mundos diferentes y caminaban por senderos paralelos. Senderos que habían estado destinados a cruzarse a pesar de sus diferencias.

Caroline sabía que era un error estar pensando en él de esa forma y mucho menos siendo él, el culpable de la mayoría de los machos que habían pasado en Mystic Falls. Por él, ella había sido asesinada, la tía de Elena había sido sacrificada, Tyler se había convertido en un híbrido, y ella había sido mordida dos veces por él y por Tyler. ¿Por qué pensar en alguien como él? Tal vez había sido por el hecho de que otra vez le había sugerido salir de Virginia y llevarla a París. No, sugiero que habia sido poco. Ese hombre le había rogado hasta el cansancio. Le había suplicado que saliera del país junto con él, que le diera una oportunidad para sorprenderla. ¿Por qué? ¿Por qué la quería sorprender? ¿No tenía algo mejor que hacer? ¿Reírse del sufrimiento de la gente? ¿Matar gente y reírse como maniaco mientras lo hacía? ¿Por qué demonios la quería llevar a París? ¿Qué quería Klaus con ella? Nada bueno, pensado.

Ugh, ya no podías pensar más. Estaba exhausta. Tenía una junta con el comité de organización de eventos de la universidad y las cosas estaban para nunca querer salir de la habitación que compartía con Elena. Elena se encontró en Mystic Falls junto con Damon y ella estaba sola. Eso de ser vampiras, les funcionaba de maravilla ya que pudieron obligar a todos ahí a que creyeran lo que ellas quisieran. Tal vez para Elena la universidad no era tan importante, pero ella no pensaba saltarse ningún paso de su vida como humana y la universidad era esencial para poder seguir viviendo como los humanos.

Con su humanidad, Klaus y tareas en su cabeza, se quedó dormida y esperó a que el día de mañana fuera un mejor día que el que había sido aquel.

-No creo que despierte dentro de algún rato más.

Escuchaba voces. ¿Elena había llegado? Trató de abrir sus ojos pero estaban como pegados.

-¿Seguro? Parece estar despierto ya.

Se quedó paralizada. Esa no era la voz de Elena. Ni la de Damon. Ni la de nadie que conociese.

-Tal vez lo esté, pero no se podrá mover dentro de un rato. No te preocupes. Klaus no dirá nada si nos vamos un momento.

¿Klaus?... ¡Klaus! ¿Así que Klaus estaba tras de eso? ¿Dónde estaba? Escuchaba un sonido casi vacío. Era algo suave y a la vez ruidoso que se opacaba con el viento. Era viento. Dios, no sabia donde estaba y eso le ponía los pelos de punta.

-Supongo que tienes razón.

Escuchó pasos y después una puerta fue abierta y cerrada. Fue entonces cuando pudo abrir sus ojos. Vio borroso así que abrió y cerró una y otra vez hasta que pudo mover sus manos y se talló los ojos como loca. ¿Dónde estaba? Era un avión. Un avión relativamente pequeño pero muy lujoso. Tal vez un jet. Un jet privado. Claro, un jet privado que pertenecía a Klaus.

Una puerta tras de ella se abrió y ni siquiera la fuerza tuvo para mover su cabeza. Agudizó su oído y escuchó pasos. Por primera vez en su vida estaba nerviosa de tener a Klaus cerca de ella. Lo podía oler. La misma colonia. Y podía distinguir sus pasos. Eran elegantes, ni rápidos ni lentos. Solo lo suficientemente perfectos para asustarla y ponerla de nervios.

One-Shot KlarolineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora